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Mi carrera investigativa...
martes, 19 de marzo de 2024
PROYECTO DE TESIS DOCTORAL APROBADO (JUNIO DE 2021)
REPÚBLICA
BOLIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR
INSTITUTO DE
MEJORAMIENTO PROFESIONAL DEL MAGISTERIO
DOCTORADO EN
CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
VINCULACIONES
ENTRE LA PEDAGOGÍA DE LA INTERIORIDAD, EL TRABAJO DE LA RECONCILIACIÓN Y LA
ESPIRITUALIDAD IGNACIANA
Proyecto de Tesis para optar al Grado
de Doctor en Educación Mención Ciencias de la Educación
Autor:
Mtr. Pbro. José Francisco Aranguren Díaz, S.I
Tutor:
Dr. Pbro. Eduardo Enrique Soto Parra, S.I
San
Cristóbal, junio de 2021
ÍNDICE DE CONTENIDO
ÍNDICE GENERAL............................................................................. ii
RESUMEN ………………………………………………………………………………iv
CAPÍTULO
I........................................................................................ 1
CONTEXTO……............................................................................ ….1
Problematización del Objeto de
Conocimiento.................................... 1
Objetivo Integrador............................................................................ 23
Objetivos Concretos........................................................................... 23
Justificación de la
investigación…………………………………………………24
CAPÍTULO II………………………………………………………………………28
SUSTENTO TEÓRICO…...………………………………………………………..28
Antecedentes……………………………………………………………………..28
Lo teórico:
su desarrollo…………………………………………………………..36
Interioridad……………………………………………………………………….36
Pedagogía de la
interioridad…………………………………………….........40
Reconciliación…………………………………………………………………….42
Compañía de
Jesús y espiritualidad ignaciana……………………………………45
CAPÍTULO III………………………………………………………………….........52
COORDENADAS METODOLÓGICAS
Y SELECCIÓN HERMENÉUTICA…....52
Paradigma………………………………………………………………………...52
Enfoque…………………………………………………………………………...54
Diseño para abordar el objeto de
conocimiento…………………………………..55
Método……………………………………………………………………………56
Escenarios………………………………………………………………………...58
Fuentes de
información……………………………………………………….…..59
Actores……………………………………………………………………………60
Criterios de
selección……………………………………………………………..60
Técnicas e instrumentos de recolección de
información…………………………61
Estrategias de procesamiento de la
información……………………………........62
Criterios de cientificidad de la
investigación bajo orientación cualitativa………63
REFERENCIAS.................................................. ………….………..65
REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR
INSTITUTO DE MEJORAMIENTO PROFESIONAL DEL
MAGISTERIO
DOCTORADO EN CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
VINCULACIONES ENTRE LA PEDAGOGÍA DE LA
INTERIORIDAD, EL TRABAJO DE LA RECONCILIACIÓN Y LA ESPIRITUALIDAD IGNACIANA
Proyecto
de Tesis Doctoral
Autor: |
Mtr.
Pbro. José Francisco Aranguren Díaz, S.I |
Tutor: |
Dr.
Pbro. Eduardo Enrique Soto Parra, S.I |
Fecha: |
junio
2021 |
RESUMEN
La pedagogía
de la interioridad es un camino para educar el mundo interior, igualmente el
trabajo de la reconciliación se percibe como algo que toca lo profundo del ser
humano de modo que podría ser enriquecido desde la espiritualidad ignaciana. La
espiritualidad ignaciana aborda la realidad espiritual del ser humano. Genera
un modo de ver al mundo, de relacionarse con Dios y con los demás. La pedagogía
de la interioridad, también forma al ser humano. Lo hace desde tres contenidos,
a saber: la apertura a la trascendencia, la integración emocional y el trabajo
corporal. Esta investigación mostrará las posibilidades de vinculación que
pueden dar lugar a prácticas que enriquezcan el trabajo de la reconciliación
que desarrolla actualmente la Compañía de Jesús. Se utilizará el paradigma
interpretativo desde una un tipo de investigación descriptiva. Por su fuente,
será documental y de campo. El método fenomenológico se usará para recolectar
la información y el procedimiento de disquisición y hermenéutica será con el
método analítico que servirá para analizar el discurso de los actores y la
vertiente del análisis del contenido para extraer la información documental. El
contexto será la práctica social y educativa de la Compañía de Jesús. Se
entrevistarán siete (7) actores como informantes clave. Ellos han trabajado con
diversidad de personas especialmente adultos y en ambientes informales. Se
usará el análisis de contenidos de los documentos a través de cuadros
comparativos y matrices de análisis. Además, se usará la entrevista a
profundidad. La información se analizará con los elementos propios de la teoría
fundamentada tales como el microanálisis, la codificación, el muestreo teórico,
la creación de categorías convergentes que generen posibilidades de vinculación
de los elementos de la investigación. Las conclusiones buscan generar teoría
acerca de las vinculaciones entre la pedagogía de la interioridad, el trabajo
de la reconciliación y la espiritualidad ignaciana.
Descriptores: Pedagogía de la interioridad-
Reconciliación- Compañía de Jesús- Espiritualidad Ignaciana-
Apostolado-Ejercicios Espirituales-
CAPÍTULO I
CONTEXTO
Problematización del Objeto de Conocimiento
La historia
de las ideas educativas va de la mano con la historia de las concepciones sobre
el hombre. Siempre que se ha educado a alguien con una intencionalidad
concreta, lo primero que salta a la vista de quien analiza el fenómeno
educativo, específicamente del filósofo ya que este se enfoca en el a quién y
en sus fines, es la manera de entender al hombre. Esto es importante porque
apunta hacia la necesidad de precisar la concepción antropológica que sustenta
el proceso de transmisión y recepción de determinados contenidos.
El coro de
la tragedia Antígona, dice respecto al ser humano: “Numerosas son las
maravillas del mundo; pero, de todas, la más sorprendente es el hombre” (p.
21). En griego la palabra maravilloso también significa terrible. Por tanto,
esto hace pensar que para Sófocles, y su tiempo, el ser humano era considerado
a la vez lo más maravilloso y lo más terrible que pueda verse en el mundo. Esta
dualidad de significados determina la dimensión antropológico-filosófica sobre
el hombre y la intencionalidad de las formas de asumir su proceso educativo.
La obra Qué
es el hombre. Evolución y sentido de la vida que será fundamental en este
estudio fue escrita por Pedro Laín Entralgo (1908- 2001). Se considera la obra
que aglutina su pensamiento amplio de la visión humanista del ser humano desde
su pensamiento inspirado en sus maestros Ortega y Gasset, Xavier Zubiri y Karl
Rahner. El autor, como médico, incorpora el elemento biológico en su
pensamiento lo cual es necesario para ver al ser humano como un ser en el mundo
y desde allí desplegar su integralidad. El mismo autor lo expresa del siguiente
modo:
…si un hombre
quiere decir algo acerca de lo que él últimamente es, si pretende moverse en el
dominio de las afirmaciones últimas y absolutas, lo más que podría hacer es
renunciar al orgullo de afirmar la evidencia de lo enteramente racional y
atenerse con humildad a la creyente aceptación de lo meramente razonable (Laín,
1999, p. 8).
Por lo expresado supra parece un
filósofo apropiado para fundamentar una idea integral del ser humano. Para él,
la evolución biológica de la especie humana revela diversas etapas. El Homo habilis es aquel que puede inventar
un hacha de sílex con un fin determinado. Además, como ejecutor de acciones
técnicas el hombre ha sido llamado animal rational
y animal instrumentificum. Se infiere
que entre los presupuestos biológicos-evolutivos la acción del hombre es
proyectiva; es decir, se asume como animal proiectivum, en otras
palabras: un ser que se proyecta. (Laín, 1999). Esta particularidad del ser que
se proyecta se ha de combinar con la del Homo
convivalis que plantea Márquez (2009) “ese ser que se hace y transforma a
través de su historial pasado, presente y futuro, sin perder el rasgo de su
autenticidad popular y genérica” (p. 1). Es el ser que vive con otros, o, dicho
en el lenguaje de Delors (1996) el “aprender a convivir”, como aprendizaje
necesario en la educación del siglo XXI.
La creación
del hacha de sílex u otros conocimientos, las comunica y trasmite a sus
coetáneos y semejantes de manera que el conocimiento no tenga que estar siempre
partiendo de cero y reconstruyéndose continuamente. Como animal social el ser
humano es también animal donans; es
decir, un ser capaz de entregar a sus semejantes lo que tenía o sabía. El
sentido y el fundamento de esta donación, de este acto de amor es la voluntad
de procurar lo mejor a los demás.
El ser
humano se ha mostrado donante de muchas cosas bellas. Entre ellas podrían
citarse las grandes obras de arte, las catedrales, la producción literaria, las
piezas musicales, los adelantos científicos y las grandes concepciones
filosóficas. Eso lo hace ser un animal
progrediens, es decir, constructor. Este presupuesto sobre la dimensión
constructiva del hombre determina su condición de animal historicum, la cual subraya lo que construye, crea, dona, o
proyecta. También se percibe al hombre como un animal morale ya que a lo
largo de su historia se ha movido a utilizar sus posibilidades hacia la
conservación o destrucción de sí mismo y de su especie o hacia la destrucción
de uno y otra. El hombre al actuar libremente ante una situación cualquiera se
ha dejado llevar por lo recto o por lo vituperable. De modo que es un animal
moral que puede actuar con propósito de beneficencia o con intención de
maleficencia (Laín, 1999).
El ser
humano es susceptible de aprender variadas cosas, lo cual indica su capacidad
para aprender, para formarse, para ser educado. Esto constituye el presupuesto
de animal educabilis; dicho en otras
palabras, que puede ser educado. Alude a la educabilidad del ser humano como
categoría y presupuesto fundamental humano. De igual modo, el ser humano a lo
largo de su existencia se ha planteado diversas interrogantes, por eso se le ha
denominado animal cogitans, o ser pensante; lo que le ha llevado a dar respuestas
a sus interrogantes. En general, se ha concentrado en dar respuesta a la
realidad y al modo que tiene de conocerla.
Ahora bien,
los problemas que la realidad le plantea al ser humano son los mismos, no así
las respuestas que se han dado, estas, son distintas y muchas veces
contradictorias. El origen remoto de la filosofía está en esa actitud humana de
estar abierto a la realidad (Zubiri, 1962). Esta idea se entiende por el hecho
de dejarse afectar por lo que le rodea. Además, se encuentra en el sincero
deseo humano de llegar a conocer y comprender la realidad. Se podría decir
entonces, que en tanto que el hombre filosofa, la filosofía es una actitud
humana.
El ser
humano ha de entenderse como una totalidad que busca hacerse dueño de su propio
destino, que busca aprehender y transformar la realidad circundante; busca en
su vida el desarrollo armónico de cada una de las dimensiones de su
personalidad en un contexto social. La educación es posible porque el ser
humano es un animal educabilis, historicum, social, labefaciens, progrediens, proiectivum y convivens. El conocimiento de estos presupuestos
característicos de la condición y la evolución humana permiten enmarcar la
evolución de su intención educativa.
Lo
expresado supra se resume en un modelo teleológico humano inspirado en
el personalismo y el existencialismo. El primero asume al ser humano como un
sujeto que tiene como finalidad realizarse y, de este modo, llega a hacerse
persona. Para ello, el sujeto se trasciende sin desmayo. La trascendencia de sí
mismo, de los demás, del mundo y con el trascendente es parte de su modo de
estar en el mundo. Siempre apunta a un más allá que le proporciona sentido.
Parte del principio de que las personas se desviven para ser.
No es fácil
definir a la persona ya que no es una cosa, sino un principio de
imprevisibilidad. El personalismo propuesto por Mounier (1962) se apoya en la
consideración de un ser humano escudriñador y activo que explora y cambia el
mundo que le rodea. Para Mounier (citado por Pedemonte, 2017), decir que el
hombre es una persona …“quiere decir que consideramos al hombre como una
substancia espiritual, capaz de actuar a partir de una escala de valores que él
mismo ha asumido” (p. 212). Como se percibe es un concepto que llega de lejos y
recibe matices en nuestro tiempo sin perder lo esencial manifestado ya por
Mounier. La pedagogía personalista lo es en la medida en que se realiza un
sujeto que tiene rasgos propios, que se siente obligado, comprometido, por sus
posibilidades personales y que, al mismo tiempo, se ennoblece por el hecho
mismo de vivir y obrar como persona.
Para
Mounier (1962) “La formación de la persona en el hombre, y la del hombre según
las exigencias individuales y colectivas del universo personal, comienza desde
el nacimiento” (p 64). Se va formando desde su centro, desde ese espacio
interior desde el cual toma sus decisiones. El espacio sagrado de la
indescifrabilidad del ser humano. Melloni (2007) la definía del siguiente modo:
Ese espacio que se
abre entre nosotros y las cosas, entre nosotros y las personas, entre nosotros
y nuestras imágenes de Dios, que permite redimensionar la calidad de nuestra
existencia y que tiene que ver con la atención, la capacidad de contención y de
vivir en el presente, con serenidad, sin avidez, en actitud de receptividad,
agradecimiento y ofrenda. (p. 5)
De su concepción clara, amplia y
vinculante hay que resaltar principalmente la palabra “espacio”. Por supuesto
que se trata de una analogía que va a la esencia de la persona y de allí que es
el espacio “entre” la persona y lo demás, pero que difícilmente se vive como
espacio entre, sino como identidad personal. López (2015) ha desarrollado más
esa idea de espacio que ya menciona Melloni en el texto citado. Lo entiende
como “el espacio cóncavo (desde dentro) de nuestra corporalidad, que emerge
desde lo más profundo de nuestro ser” (p. 45). Como señala Esteve, Galve e Ylla
(2016), “la interioridad no es solo el ámbito de las emociones subjetivas, sino
también el espacio de desarrollar vivencias que son imprescindibles para
reconocer experiencias de profundidad” (p.10).
Por el lado
del existencialismo se asume que el hombre va ampliando sus potencialidades a
medida que se va sintiendo y en la medida en que la misma vida se las va
exigiendo, el ser humano es constante búsqueda. Explora un sentido para su vida
que debe irlo encontrando en cada uno de los diversos momentos y circunstancias
de su vida. La formación que brota de la educación es lo que va marcando ese
proceso. El ser humano ha enmarcado su pensar y su hacer en ciencias y disciplinas,
entre las cuales destaca la Filosofía. La filosofía de la educación se plantea
la reflexión y alternativas de solución de problemas que parten de la educabilidad
propia del ser humano; es decir, de su capacidad de aprender y ser educado en
diversos aspectos personales y sociales.
La
educatividad y la educabilidad son definidas por Luengo (2004). La primera, la
educabilidad, entendida como la capacidad del ser humano de configurarse; la
segunda, como la referida a las características del que educa (educador) para
que la educación se lleve a cabo. Ambas se convertirían en discutibles si se
pregunta para qué se lo educa. Esa es la pregunta que se plantea la filosofía
de la educación en específico y, en general, el tema sobre el que orbitan todas
las ciencias de la educación. Este énfasis diferencia a la filosofía de la
pedagogía, la cual se dedica más a los fines del fenómeno educativo, a la
formación, al hecho de que el ser humano a lo largo de la humanidad ha tenido
preferencia por una serie de valores, conocimientos, técnicas de
desenvolvimiento personal y social que se han convertido en finalidades para
las que han sido educadas todas las generaciones precedentes.
Debido a su
educabilidad hacia los fines que se persigan, el ser humano logra saber cosas
porque de esta manera despliega lo que constituye para él un impulso y una
necesidad. No puede vivir sin aprender y ello se basa en su ser educable. Como
dice Fullat (2000) la fuente, pues, del saber no radica en saber alguno, sino
en un empuje originario, tan principiador que sin él nos moriríamos (p. 46).
Pero el conocimiento no es neutral. Lo que se conoce lleva a establecer
creencias entre la veracidad de lo que se cree y la falsedad de lo que no se
parece a lo que se cree o lo que es diverso. Esto se hace extremo cuando se
convierten en dogmatismos que permiten emitir juicios de valor que desprecian
la diversidad.
La
psicología y la sociología son ciencias empíricas, cuyo campo de aplicación no
es la naturaleza sino el hombre y sus obras. Pero, existen otros saberes que se
refieren a realidades no experimentables, estos son los saberes metafísicos y
axiológicos como la dignidad del hombre. Los valores de la educación pertenecen
a este apartado de saberes (Fullat, 2000). Por eso, un sistema educativo
pensado al margen de la axiología (teoría de los valores) es casi imposible, y
en todo caso será perfectamente adecuado a dictaduras que se valdrán de la
neutralidad, como de una ideología para encubrir su estructura totalitaria.
Como se
dijo supra, la filosofía de la educación tiene, entonces, como misión
encargarse de los fines de la educación; ámbito en el cual se hace referencia a
los valores que la inspiran, como también se dijo supra. Esto lleva a
que se preferirán algunas cosas que otras. Ello constituye las diversas
finalidades que se le da a la educación. La educación apunta hacia un fin,
hacia un τέλος, por tanto, la teleología educativa será entendida como
saber filosófico que reflexiona sobre la naturaleza, origen y fundamento de los
valores que legitiman el proceso educativo actuando como finalidades. Sin
embargo, da la impresión de que la teleología educativa llega siempre a un
imposible (Fullat, 2000).
Se educa
para algo. El ser humano existe en la medida en que hay cosas y en que hace
algo con ellas. El hombre está atravesado por la nihilidad porque no puede
hacerse solo. No hay hombre sin educación, sin un proyecto, sin una finalidad.
Si el hombre es deber ser se debe a que antes es poder-ser, es perfectibilidad,
es libertad. Ser hombre es un indesmayable querer serlo. No nacemos hombres;
queremos ser hombres (Fullat, 2000).
La educación
busca darle forma al ser humano, in-formarlo. En resumidas cuentas, la
educación como contenido es vertebralmente axiológica – de ἁxἰos, valor, es teleológica de τέλος que en griego significa fin-
Educamos para encarnar en las sociedades históricas un concreto modelo de
persona (Fullat, 2000). En tal sentido, Savater (1997) coincide al considerar
que:
La educación
trasmite porque quiere conservar y quiere conservar porque valora positivamente
ciertos conocimientos, ciertos comportamientos, ciertas habilidades y ciertos
ideales. Nunca es neutral: elige, verifica presupone, convence, elogia y
descarta. Intenta favorecer un tipo de hombre frente a otros, un modelo de
ciudadanía, de disposición laboral, de maduración psicológica y hasta de salud,
que no es el único posible pero que se considera preferible a los demás. (pp.
151-152)
Como se ha
dicho más arriba, ya Delors (1996) plantea los cuatro aprendizajes vitales:
aprender a ser, aprender a conocer, aprender a hacer y aprender a convivir. Son
aprendizajes para el siglo XXI que la Organización de las Naciones Unidas para
la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, 2015) ha proyectado ya desde la
última década del siglo XX. Ese mismo camino lo ha reiterado en el año 2015 en
su Declaración de Incheon, señala que la educación que sueña para el 2030: “forma parte
integral de su visión holística y humanista, que contribuye a un nuevo modelo
de desarrollo. Esta visión va más allá de un enfoque utilitarista de la
educación e integra las múltiples dimensiones de la existencia humana” (p.6).
Se trata de
desarrollar una visión amplia, llamada holística, por el documento. En ella se
reconocen las múltiples dimensiones del ser humano, de su existencia que han de
ser atendidas por la educación. Además, más adelante, el mismo documento
integra dos grandes elementos, a saber: “la educación para la ciudadanía
mundial (ECM), que abarca la educación para la paz y los derechos humanos, así
como la educación intercultural y la educación para el entendimiento
internacional” (p.23).
Cada uno de
estos elementos mencionados se entienden como principios axiológicos de la
educación que hay y la que se sueña para el 2030. La educación busca el
desarrollo del potencial creativo de cada ser humano y favorecer el desarrollo
integral del individuo para que ejerza plenamente sus capacidades humanas.
Estos son las grandes finalidades de la educación en el sistema educativo. Pero
¿de qué concepción de educación parte para formar ese modelo de ser humano?
Para
responder a ello se debe tomar en cuenta los grandes modelos humanísticos que
se encuentran siempre incrustados en una dinámica siempre más amplia y los que
se han asumido los modelos personalista-humanista y existencialista. Estos
macro modelos pretenden hacerse cargo de la totalidad. Ya que como “debemos
acudir a la reflexión filosófica -dice López (1999)- que se esfuerza por
clarificar el sentido profundo del lenguaje y de hecho de ser el hombre
locuente” (p. 12).
Dentro del
enfoque asumido la educación será, entonces, un proceso continuo e integrado de
formación que toma al ser humano, como totalidad; como parte de un contexto
social, para hacerlo dueño de su propio destino. Este proceso educativo, además
debe garantizar formación práctica para ejercer la función social, debe
brindarle principios críticos, creativos y valorativos para contribuir a la
organización de la sociedad en la cual se vive. Con esto se reconoce que la
educación es un proceso que guía y que busca la formación integral desde la
dimensión profunda e integrados de su propio ser.
Con lo
expresado supra se busca favorecer las condiciones para que los
educandos dinamicen procesos de desarrollo de integración emocional, de la
facilitación de aprendizajes y de preparación para desempeños. Se pretende que
el estudiante interprete sus experiencias y profundice el conocimiento que
tiene de sí para que lo pueda proyectar. De la institución educativa concreta
dependerá el cómo ofrecer una formación integral a sus estudiantes que la
recibirán desde su perspectiva integradora. Una educación integral que afronte
la enseñanza sistemática y la orientación axiológica de ese proceso. Los
elementos aportados por Delors (1996) en su obra la educación del ser y del
convivir, juegan un papel importante en lo que se va expresando.
Se tiene al
frente en esta investigación el hecho educativo como educación integral del ser
humano. La noción de pedagogía que permitirá abordar el hecho espiritual se
basa en esta noción de educación integral del ser humano. Se cuenta para su
análisis con las diversas ciencias de la educación que lo estudian, ahora hurga
hablar sobre la pedagogía. Ella se entiende no ya como la disciplina central de
la educación sino como la disciplina que se encarga de la “formación del ser
humano”, así, en términos generales (Contreras-Colmenares, 2017, p. 1). Así lo
desarrolla Hegel (citado por Ospina, 2012): “aquel proceso en el que el sujeto
pasa de la 'conciencia en sí' a una 'consciencia para sí' y en el que reconoce
el lugar que ocupa en el mundo como constructor y transformante” (p. 4). Es el
proceso en el ser humano va asumiendo el control de su vida y hacia dónde se
quiere dirigir. Formarse pues, es ese constante y personal movimiento de pasar
de solo habitar el mundo a sentirse responsable de su construcción y, al tiempo
que se hace eso, se construyen los grandes valores y se va madurando como ser
humano.
Ahora bien,
hay que decir que se observa una “inexistencia de autonomía de los estudios
educativos” (Follari, 2019, p.19). La pedagogía pues, como ninguna otra de las
ciencias de la educación es autónoma, se entiende en relación con otras
disciplinas. Es precisamente por ello que se puede afirmar con Contreras-Colmenares
(2017) que, “…a partir del objeto de estudio de la pedagogía, se pueden
interrelacionar otras áreas temáticas, que serán sucedáneas, para alcanzar el
cometido de desarrollar una investigación” (p.2). Es esta puerta que queda
abierta y esa posible interrelación la que hace que hará sea posible la
investigación en curso.
El objeto
de la pedagogía no es solo la formación restringida al ámbito académico del
estudiante y del profesor, sino que lo es en el sentido amplio humano. Ella
puede tener cualquier adjetivo que le acompañe cuando se ha superado el hecho
restringido. La pedagogía no se reduce a una determinada metodología o a una
determinada manera de desarrollar contenidos programáticos como
tradicionalmente piensan quienes, consciente o inconscientemente, confunden
pedagogía con didáctica.
La
pedagogía está inevitablemente dirigida al ámbito concreto de todo el amplio
repertorio de la formación humana. Por tanto, le interesarán las
características particulares que orientan la acción pedagógica que se desea
desarrollar desde los supuestos de la posibilidad de ser educado del ser humano
y de él mismo ser actor y protagonista de su proceso de formación allende el
sistema educativo formal. Esta educación de la que se ha hablado supra viene
a ser “el resultado de otro proceso integrador que es la formación en el ser
humano de su espíritu, sentimientos, convicciones y valores” (Contreras-Colmenares,
2017, p. 2). Es un proceso que busca integrar los cuatro ámbitos referidos: su
espíritu, para darle un determinado talante que va construyendo; sus
sentimientos, para crear una sensibilidad capaz de dejarse afectar por lo que
le ocurre y lo que acaece a su alrededor; sus convicciones que van
solidificándose en ese proceso y sus valores concretos. Estas cuatro
dimensiones son dimensiones profundas, y se podría decir, que tienen su base en
el interior del ser humano.
Es un hecho
el que la escuela siempre ha educado el interior humano. Se ha educado ese
espacio, del que habla Melloni (2007). Así lo señala Burguet (2017) “la
educación se ha esforzado desde tiempos quiméricos por descubrir este ser y
tratar de poner instrumentos pedagógicos para desplegarlo en su amplia
dimensión, en tanto que proceso de crecimiento interior” (p. 100). La misma
Burguet (2016) recrear ese camino en sus obras. La pedagoga abre el camino
recordando que ya la educación se ha encargado de ello en su sistema formal
pero que ahora ha de desarrollarse pedagogías explícitas que formen ese mundo
interior del estudiante. Por tanto, una primera constatación es que ese trabajo
no le es del todo ajeno. Esto es algo coherente con lo que se va diciendo.
Andrés
(2017a) entiende a la educación de la interioridad como el desafío y
posibilidad que tiene la educación -y la escuela como ente concreto- de educar
esa dimensión antropológica de la interioridad y de desarrollarla. Sobre esto
ya hay cierto consenso y hablar de Educación de la interioridad ya va cobrando
sentido en el discurso educativo, se trata de todo un paradigma educativo
emergente. El trabajo de la interioridad considerado en proceso, en
ejercitación, en hacer crecer ese espacio y dar herramientas para habitarlo,
por tanto, la pedagogía de ese espacio interior iría más cercano a los cómo que
a los qué. El qué sería el espacio interior, y el cómo serán las herramientas o
técnicas pedagógicas para llegar a ese espacio interior, aun sabiendo que
también las habrá de otras índoles. En todo caso, psicológicas para acceder a
ello, pedagógicas para educarlas, transformarlas y cambiarlas. La educación de
la interioridad necesita, pues, del desarrollo de una pedagogía de la
interioridad que articule procesos, metodologías y técnicas que ayuden a
conocer y habitar ese espacio interior.
Alonso
(2011) también se refiere a la interioridad y que la pedagogía es el “modo de
desarrollarla y mejorarla” (p. 48). La pedagogía de la interioridad (PI) asume el
cómo la intervención pedagógica modela y va acompañando su desarrollo en las
distintas etapas de la vida escolar desde las diversas modalidades, áreas de
estudio y clima escolar. Esto es una necesidad actual incluso ad intra del mismo sistema educativo
porque, como dice Otón (2018) “sin una interioridad bien trabajada, el
individuo no será capaz de gestionar convenientemente los recursos que le
aporta el propio sistema escolar” (p. 63). Dígase como ejemplo el momento
cumbre en el que se le pide al estudiante que tome la decisión de qué carrera
estudiar o el proceso de salir del colegio a la Universidad y cómo manejar su
autonomía, por citar sólo dos situaciones familiares. Esteve, Galve e Ylla
(2016) expresan que:
Ejercitar, hacer
crecer la dimensión interior es ejercitar, hacer crecer aquello de la condición
humana que da profundidad a lo que hacemos y a cómo estamos en la vida. Pero
también podríamos hablar de pedagogía de la profundidad, pedagogía de la
sabiduría, pedagogía de la (auto) conciencia, etc. Sin embargo, creemos que el
sustantivo <interioridad> o sus perifrásticos, dimensión interior, mundo
interior, nos proporcionan un alcance mayor. (p. 17)
La educación
para la paz que señala Unesco (2016) y la educación de la interioridad se
asemejan en que se busca ir y desarrollar todas las dimensiones desde lo
profundo humano, y no deja a un lado la trascendencia que es el ser humano para
sí mismo y para el Otro.
La PI
incluye al ser humano entero, todo, desde su dimensión profunda, por tanto,
ella implica las diversas áreas de las características del ser humano que
plantea Laín (1999) y que han sido descritas anteriormente como fundamentales
para este estudio. La dimensión interior es parte del rasgo antropológico de
Laín (1999) del Homo proiectivum,
porque es desde ese espacio desde donde se proyecta. Ahora bien, el llevarlo
adelante en el contexto en el que le corresponde tiene que ver con la
característica del Homo historicum.
Lo hace desde una historia concreta y desde su capacidad de progrediens (constructor). Este proceso
se da, por ser un animal social en un contexto en el que hay otros y con
quienes busca convivir, por ser Homo
convivens.
En su
característica de Homo proiectivum es
necesario releer su vida, darle sentido y reflexionar sobre sí mismo desde su
dimensión profunda, y en su contexto concreto. Allí brotarán momentos en los
que considera que ha de retroceder, dar un paso, admitir su equivocación y por
ende comenzar un proceso interior y exterior de realineación y reparación que
lo vive con necesidad en su “proceso de hallar su vocación de ser un modo de
ser hombre” (Laín, 1999, p. 161). Por ello surge el proceso de volver a unir
lo que se ha desunido. Estos procesos de fractura y quiebres interiores o de
relaciones se viven muy profundo en el ámbito personal y, dependiendo de las
sociedades y países, del social.
Un dato que
hace más complejo el proceso de educarse desde la interioridad, desde el ser es
que el ser humano se maneja en categorías de comprensión con sus dos vertientes
claves, autocomprensión y heterocomprensión, es decir, de su propio sentido y
del que le dan los demás a sus acciones y a su vida (Laín, 1999). En la
heterocomprensión se abren una serie de temas y dimensiones que se han de
reconocer para visibilizarlas e incluirlas en el proceso pedagógico. Entre esos
temas surgen la convivencia, la tolerancia al distinto, la violencia y, uno
especial para este estudio como lo es la reconciliación.
El ser
humano se va encontrando en su proceso educativo progresivamente con la
necesidad de RE-CONCILIACIÓN como dimensión propia y necesaria para seguir
viviendo. Tanto la familia, como la educación formal o informal van forjando
actitudes y habilidades.
La reconciliación se entiende como un
proceso personal profundo mediante el cual se vuelva a unir lo que ha sido
roto. La reconciliación se trabaja desde una filosofía humanista que considera
al hombre como creatura y que ve la injusticia como no deseada por el ser
humano y lo visualiza actuando contra ella a diversos niveles y con todos sus
recursos humanos y personales disponibles. No se puede sanar la herida mirando
desde fuera, sino que el proceso arranca desde que miramos cara a cara a la
violencia que hemos ejercido o que hemos padecido (López, 2019). Eso es lo
dado. Solo un reconciliado puede trabajar la reconciliación; quien esté
reconciliado consigo y con su historia tendrá más herramientas para seguir
apostando por la vida, por una reconciliación en su comunidad y en su contexto
social. Por lo que se ha visto, la reconciliación se entiende no como una
reconciliación religiosa, sino que va mucho más allá.
El trabajo
de la reconciliación es un proceso que surge de las características
antropológicas del ser humano y un rasgo importante por lo que la educación le
toma en cuenta y le da herramientas en esa dirección. De este modo, la
educación logra ser integral. No es algo automático, necesita desarrollar un
trabajo en esa dirección. A lo largo del continuum educativo se va
logrando. Ahora bien, las distintas organizaciones de la sociedad civil en las
que los seres humanos se van involucrando a lo largo de su proceso educativo
también coadyuvan y colaboran a profundizar, nunca a substituir, los procesos y
estas actitudes ya cultivadas en la escuela y en la familia.
En este
momento se resalta una categoría antropológica que quedó evidenciada
anteriormente y vinculada con la interioridad: el ser humano es un homo
religare. Se religa con la Otredad, llámela como la llame. Ya se ha visto que
es un aspecto de los contenidos de la pedagogía de la interioridad en el
aspecto de lo trascendente a sí mismo. El ser humano es religioso en ese
sentido. Como ser religioso se generan actitudes y conductas hacia la vida, el
papel en el mundo y la relación con los demás. Por lo que esta característica
antropológica hace que su interioridad, como expresa Torralba (2019) esté
habitada como “fuerza interior” (p. 212). A este camino que se desarrolla desde
la categoría antropológica de la interioridad el mismo autor la llama espiritualidad.
Es importante destacar que se trata de algo:
Universal,
inherente a la condición humana (…) No pertenece a ninguna tradición religiosa,
sino que es un rasgo antropológico que se articula de diferentes maneras según
los contextos históricos, sociales, políticos y religiosos en los que está
ubicada la persona. (pp. 212-213)
El autor no cierra la puerta a que se
pueda desarrollar dentro de alguna religión, solo que no la circunscribe a una
en particular. La expresión universal alude a que es propio del mismo ser
humano por el mismo hecho de serlo. Este rasgo se moldeará o articulará de un
modo distinto de acuerdo a ciertos fenómenos.
De modo
que, puede pensarse que este trabajo se atreve a postular a una espiritualidad
religiosa concreta, la católica, como un catalizador para canalizar las
energías profundas del ser humano y, por ende, vincularse con el trabajo de la
reconciliación. Entiéndase la imagen del catalizador.
Con ello se refiere a un elemento clave de un proceso que se puede plantear
para lograr un movimiento y llevar a cabo una reacción, en este caso positiva.
Una
educación que ofrezca claridad en sus objetivos y que esté alineada con sus
finalidades y metodologías. Eso es lo que necesitan todos los ciudadanos del
mundo. Una pedagogía que ponga en el centro al estudiante desde su dimensión
profunda y desde allí le forme, le eduque y que le provea paulatinamente de las
herramientas para desarrollarse en sociedad, para poder aprender a convivir y
ser sin dejar de aprender a hacer y a saber en un clima que lo forme como
ciudadanos del mundo y que fomenten una cultura de paz en los ambientes en los
que se desenvuelva, de eso se trata la educación en un país.
Ahora bien,
en la realidad humana concreta se sabe que no siempre la educación funciona de
esa manera y menos que la relación de la espiritualidad con la pedagogía se dé
de manera natural. Hay que desarrollar estrategias metodológicas para que ello
tienda en esa dirección. Por un lado, más estructural, los sistemas educativos
no inyectan los suficientes recursos para que de modo eficiente estos ámbitos
permanezcan conectados. Por tanto, se encuentra que esa
pedagogía de la interioridad se está llevando adelante a trozos y sin una
eficiente preparación para el contexto social y político que viven los pueblos.
La pedagogía de la interioridad y sus diversas
estrategias sumadas a los elementos de la antropología que se han mencionado
quedan al margen del proceso educativo explícitamente. No por mala fe o por
no estar convencidos de la necesidad, sino por limitaciones propias de los
mismos subsistemas educativos existentes en cada país.
Además,
encontramos aún la idea de la educación y la pedagogía entendida sólo como
transmisora de conocimientos intelectuales y una pedagogía que se queda en el
conocer dejando a un lado los aprendizajes propios de las dimensiones del
convivir, y del ser. Y, lo que es peor, las situaciones desafiantes de la
sociedad no encuentran alternativa educativa dentro de la escuela y, a veces,
ni dentro de las organizaciones por las que se termina reproduciendo el sistema
sin resultar novedades que puedan ir en dirección de un cambio en la cultura
pública y democrática aspirada.
A la
escasez de actitudes se le suma un sistema educativo destruido. Las dimensiones
del ser humano se plantean y los proyectos se llegan a formular, pero no hay
manera de trabajarlas desde un paradigma integral y holístico porque los
docentes son mal pagados o las instituciones están mal dotadas. En resumen, se
ha desvinculado la escuela de la realidad social por lo que el tema de la
reconciliación como gran tema y los subtemas que se relaciona con ella quedan
en segundo y tercer nivel. El resultado es que la
pedagogía de la interioridad no halla cauces por los cuales entrar y
permanecer. La institución educativa está distraída. Son honrosas
excepciones en las que eso no ocurre y esa es la esperanza y esas son las que
sirven de modelo y ejemplo.
Ylla (2017)
presenta el reto que se tiene de la siguiente manera. Para él la tarea
educativa del siglo XXI queda arraigada en que:
Nuestro reto e
invitación es pasar del cuidado implícito de la
interioridad al trabajo explícito, a la voluntad pedagógica y a la
programación de actividades que se dirijan, de forma consciente, a tener en
cuenta la interioridad de los alumnos. (p. 22)
Continúa Ylla señalando que el profesor es
el primero que ha de haber experimentado lo que haga y que, por tanto, se trata
de “más que proponer una actividad para los alumnos, mejor hacer dicha
actividad con los alumnos” (p. 25). Enfoques desde la Educación para la paz,
propuestos por Unesco (2015) no son aún realidad en muchos pueblos que bastante
lo necesitan. Era la meta del año 2000 y ahora la proyectaron para el año 2030.
Lo expresan del siguiente modo:
Es crucial crear sistemas educativos más resilientes y con mayor
capacidad de reacción ante los conflictos, las tensiones sociales y los
peligros naturales, así como garantizar que se mantenga la educación durante
las emergencias y las situaciones de conflicto y postconflicto. Una mejor
educación es también fundamental para prevenir y atenuar los conflictos y las
crisis y promover la paz. (p. 26)
Ciertamente,
también han ido proliferando necesidades sociales que difícilmente se deban
encargar a la escuela. Hay que decir también que a la
mayoría de las personas y comunidades les trasciende el vasto trabajo de la
reconciliación que debe hacerse, por lo cual la colaboración en esa dirección
habrá de venir de diversas fuentes y trabajarse personalmente y de allí ir
generando dinámicas colectivas con personas que hayan hecho proceso o
simultáneamente. Se precisa de estrategias concretas, de metodologías, de
paradigmas abarcantes y amplios que le permitan centrarlo todo desde el mismo
paradigma y desde la dimensión profunda humana: la interioridad.
Es menester decir algo sobre una
espiritualidad que se muestra susceptible de vincularse con el trabajo de la
reconciliación: la espiritualidad ignaciana. Esta, brota de la Compañía de
Jesús como la orden religiosa católica fundada en 1540 por San Ignacio de
Loyola y sus compañeros esparcida por el mundo que cuenta actualmente con
16.500 miembros. Nace en una época convulsa para la iglesia por el tema del
protestantismo. Dicha orden tiene tres fuentes principales a saber: Cerpe
(S/F), hablando de esas fuentes expresa que “la obra culmen de Ignacio en lo
espiritual y carismático es el texto de los Ejercicios Espirituales, en lo
institucional y jurídico son las Constituciones de la Compañía de Jesús” (p.
104) y, una tercera fuente, “vino a ser la carta de navegación de nuestro
sistema educativo a nivel universal: la Ratio Studiorum” (p.107).
La primera,
son las Constituciones de la Compañía de Jesús. Normas complementarias 1996,
(en adelante Constituciones). Este documento es muy particular ya que su
proceso de redacción duró bastantes meses. Ignacio de Loyola no tuvo ningún
apuro por lo que logró que agrupara de un modo singular los rasgos esenciales
del ser de la orden naciente. En ese sentido, se percibe lo esencial de las
características de la orden a pesar de ser un documento legislativo. En ella es
fundamental los criterios que se formulan más que las reglas concretas, ya que
estas son adaptaciones de aquellos. Podemos llamar a la primera la fuente
jurídica.
La segunda
fuente es la fuente espiritual. Se trata de los Ejercicios Espirituales de San
Ignacio de Loyola (en adelante Ejercicios) es el centro que aglutina la
experiencia y desde donde se visualiza la concepción de ser humano, y el
proceso para hacerse humano desde el ejemplo de Jesús. La tercera fuente es la
pedagógica. Se llama Ratio Studiorum, o expresada en lenguaje moderno se
han aglutinado en un libro llamado las Características de la Educación de la
Compañía de Jesús, en adelante Características, ver Mesa, 2019.
Dicho
documento aglutina la pedagogía ignaciana entendida como los principios y
criterios pedagógicos y educativos que se desprenden de las dos fuentes
anteriores mencionadas. Desde su mismo inicio la Compañía de Jesús ha llevado
adelante una obra educativa significativa en colegios, universidades y un gran
campo en la educación no formal. Ahora., la combinación de estas tres fuentes
ha hecho que se convierta en una espiritualidad muy dinámica y ecléctica que ha
llevado a la configuración de un modo de proceder ignaciano.
Al iniciar esta investigación se conoce de
una experiencia de los Ejercicios Espirituales “en clave de reconciliación”, se
usa esa nomenclatura para un acercamiento muy intuitivo al tema. Es una
experiencia que está dirigiendo Elías López. Está apareciendo lo que se va
llamando tentativamente y ad experimentum, por no tener otro nombre más
elaborado. Surge como parte de las diversas acciones de trabajo de la
reconciliación que lleva a cabo la Compañía de Jesús. Están inspirados en la
pedagogía de la interioridad que brota del famoso libro de Ejercicios
Espirituales de San Ignacio de Loyola. La experiencia de los Ejercicios
Espirituales en clave de reconciliación que se investiga es una de esas
adaptaciones colocándole el énfasis en la reconciliación y agregándole
elementos pedagógicos y metodológicos de la pedagogía ignaciana o de otras
fuentes espirituales.
Otra
experiencia en lengua castellana de la que se tiene noticia al iniciar esta
investigación es la que se ha propuesto para trabajar el conflicto colombiano
con sus particularidades. Se ha condensado la propuesta en un manual llamado
Herramientas para la Reconciliación. Sanando las heridas del conflicto y
reconstruyendo los vínculos y el tejido social a nivel personal, comunitario y
político (Servicio Jesuita a Refugiados-Colombia, 2017). Allí hay cimientos
interesantes que pueden adaptarse a otras realidades y sacar elementos para el
trabajo en educación no formal.
El objeto del conocimiento es también
personal porque solo entre personas que se atrevan a vincular o hayan vinculado
estos ámbitos será posible que los efectos de la investigación se desarrollen.
Tanto el desarrollo de la PI como el forjar la reconciliación y la
espiritualidad ignaciana requieren de procesos con pasos y objetivos concretos
antes de pasar a otros que se vayan dando por tanto el objeto se convierte en
procesual. Además, al estar
desvinculados estos ámbitos de la acción humana se están desaprovechando
potencialidades humanas de acción que se desplegarían si se llegaran a vincular
y articular de alguna forma.
Como se ha visto hasta ahora, hay pequeñas
experiencias intuitivas que intentan vincular estos tres ámbitos, pero, es
necesario que se den los aportes teóricos profundos que abran caminos e
iluminen el sendero a posibles prácticas desde las diversas vinculaciones que
se puedan descubrir entre estos ámbitos considerados en su densidad e
independencia. La pedagogía de la
interioridad y desde ese catalizador formar para la reconciliación es un
fenómeno que no es simple sino complejo. Tanto más si se les vincula con la
espiritualidad ignaciana como concreción de aquella pedagogía. La principal
razón estriba en que son ámbitos que no se han vinculado tan estrechamente cómo
es posible.
Menos se ha
reflexionado sobre su articulación y cómo el catalizador del trabajo de la
interioridad de cada ser humano puede potenciar el empeño por la formación en
reconciliación. Es posible que hace unos siglos atrás estuvieran más cercanas
que ahora por lo que es necesario redescubrir, abrir el abanico y vislumbrar
las posibilidades que esas relaciones pueden inspirar. Comprender
y experimentar este proceso de educación de la interioridad con la realidad de
la reconciliación personal y en ambientes sociales y comunitarios desde un
catalizador profundo no se halla en la realidad, así formulado. Ni en la
educación formal, ni en educación informal ni en educación no formal. Hay
que sumarle lo complejo que es el mismo tema de la reconciliación y sus
diversas aristas.
Además, se
ha desarrollado la concepción de ser humano y ciertamente que es un ser progrediens.
Sin embargo, el humano también se ha mostrado como un animal labefaciens,
es decir, destructor. Una muestra la constituyen las prácticas irracionales
como la guerra, la muerte intencional y todo lo que constituya la destrucción
de las cosas que le serían beneficiosas y buenas. También se ha hablado de lo
terrible que puede ser el ser humano marcado por su ser social y ser un Homo
convivialis. En este sentido, la destrucción y lo terrible del ser humano
generan situaciones con las que ha de aprender a lidiar. Desde lo anteriormente
se puede decir que no ha funcionado bien el hecho de que se eduque al ser
humano desde su dimensión profunda, desde su interioridad y desde allí, abordar
la formación para la reconciliación que le capacite a vivir con otros como ser
social que es. Esto no se ha articulado bien.
Es necesario emprender, abrir cauces,
como lo ha expresado el Papa Francisco, al decir que “se trata de privilegiar
las acciones que generan dinamismos nuevos en la sociedad e involucran a otras
personas y grupos que las desarrollarán, hasta que fructifiquen en importantes
acontecimientos históricos” (Francisco, 2013, Nº 223). Preocupa pues, visualizar
escenarios de las que se puedan generar propuestas concretas capaces de
impulsar dinamismos nuevos en la sociedad a largo plazo. La
Compañía de Jesús tiene un Prepósito General que es la cabeza visible de la
orden en el mundo. El anterior Prepósito General, Adolfo Nicolás, presenta este
reto desde otra perspectiva cuando escribe que:
Las
espiritualidades religiosas o seculares deben cultivarse como cauces de
reconciliación para sanar las experiencias de violencia y muerte.(…) Los
centros académicos y de investigación debieran procurar articularse para
desarrollar en colaboración proyectos de investigación-acción en transformación
de conflictos, reconciliación, perdón y paz (de modo que) desarrollen una
espiritualidad de la reconciliación que integre estas sugerencias a nivel
personal y comunitario, corporativo e institucional (Nicolás, 2014, pp. 1044-1045).
Las espiritualidades tienen que aportar, y
en este trabajo la cristiana, cultivar cauces y desde la academia se puede
articular proyectos de reconciliación que integre lo persona y comunitario.
Es un hecho que en el sistema educativo no
han sido atendidas esas herramientas de reconciliación desde el catalizador de
la dimensión profunda, desde la interioridad. Tal vez sería mucho pedirle al
sistema educativo actual, pero, esta investigación, al intentar llenar ese
vacío, puede empoderar a personas y comunidades de tal modo que busquen más
decididamente la reconciliación y estén dispuestas a desearla de un modo
distinto a como lo han hecho hasta ahora. Esas vinculaciones podrán generar
herramientas que les permitan a personas y distintos actores sociales abordar
desde otras referencias las situaciones que se den entre ellos, en sus círculos
personas, familiares y comunitarios. Esa experiencia pasa por activar el
catalizador de la interioridad y la pedagogía que le es propia.
Es por lo expresado supra que esta
investigación se abordará desde la PI que brota de una espiritualidad
confesional católica como lo es la espiritualidad ignaciana. Llegados a este
punto, es adecuado señalar que la realidad hacia la que va dirigida atañe a la
sociedad en su conjunto porque emerge de la sensación experimentada por
personas y comunidades de no sentirse plenas y reconciliadas en algunas
dimensiones de su vida interpersonal y comunitaria. Las dimensiones concretas y
específicas que se aborden dependerá de la consciencia y necesidad de las
personas y comunidades específicas con las que se trabaje. Dicha decisión
trasciende lo que busca esta investigación.
El
reactivar la espiritualidad y la dimensión antropológica profunda de la
interioridad del ser humano como catalizador para el trabajo, en este caso, de
la reconciliación, es algo que se ha articulado poco, por lo que se necesita
abrir cauces y mostrar posibilidades de relación para la formación de personas
en este siglo XXI. En algunos casos será potenciar lo que hay y en otro generar
nuevas interacciones posibles Esta investigación busca abrir cauces y tomar el
reto propuesto por Francisco (2013) y por Nicolás (2014).
Considerado lo anterior expuesto, se asume
tal y como se ha ido describiendo al ser humano al mirarlo ontológicamente como
un ser integral, espiritual, social, progrediens y también como labefaciens
y como Homo convivialis. Que busca la comprensión en sus dos vertientes:
como autocomprensión y como heterocomprensión, como Homo proiectivum ya que es capaz de proyectar su vida personal y la
de su sociedad por lo que ha de vivir en su historia lo que lo hace un Homo historicum. Por
tanto, al llegar a este punto, es menester cuestionarse con la siguiente
pregunta integradora: ¿Cómo generar teoría acerca de las vinculaciones entre la
pedagogía de la interioridad, el trabajo de la reconciliación y la
espiritualidad ignaciana?
De ella
surgen las siguientes interrogantes concretas: ¿qué vinculaciones hay entre la
Pedagogía de la Interioridad y la Espiritualidad Ignaciana?, ¿qué posibilidades de acción surgen
entre el trabajo de la reconciliación y la Pedagogía de la Interioridad?,
¿cómo se podrían establecer vinculaciones entre la
Pedagogía de la Interioridad, la Espiritualidad Ignaciana y el trabajo de la
reconciliación que potencien la acción fecunda en el apostolado de la Compañía
de Jesús?
Objetivos de la Investigación
Objetivo Integrador
Generar
teoría acerca de las vinculaciones entre la pedagogía de la interioridad, el
trabajo de la reconciliación y la espiritualidad ignaciana.
Objetivos Concretos
1.
Explicar las
vinculaciones que hay entre la Pedagogía de la Interioridad y la Espiritualidad
Ignaciana.
2.
Analizar las
posibilidades de acción que surgen entre el trabajo de la reconciliación y la
Pedagogía de la Interioridad.
3.
Establecer las
vinculaciones entre la Pedagogía de la Interioridad, la Espiritualidad
Ignaciana y el trabajo de la reconciliación que potencien la acción fecunda en
el apostolado de la Compañía de Jesús.
Justificación de la investigación
Para las Ciencias de la Educación
Para este conjunto de disciplinas siempre
será enriquecimiento el vincular aspectos desde alguna de ellas con otras
ciencias en contextos formales, informales y no formales; tanto más si se
pretende relacionar la pedagogía con otros ámbitos complejos en si mismos. Por
tanto, esta investigación es conveniente en un programa de doctoreado como
este. De esta investigación podrán fortalecerse vinculaciones que ya otros han
intentado y crear nuevo conocimiento en aras de seguir atacando la formación
del ser humano desde lo profundo, desde lo que se mueve en su interioridad y se
refleja en su ámbito social para fortalecer lo que ocurre en el mundo. Además,
el aporte será ver el fenómeno de la reconciliación desde la pedagogía y no
solo desde el ámbito social o desde el análisis de los conflictos y la búsqueda
de la paz.
Social
La contribución
de esta investigación lleva a visualizar procesos humanos tan necesarios como
la reconciliación personal y comunitaria en medio de un mundo fragmentado. Las
tendencias de los conflictos mundiales apuntan en la dirección de que la
necesidad de reconciliación va a ser más necesaria para las futuras
generaciones, por tanto, orientarse en esta dirección será formar personas para
poder vérselas con el mundo que les va a tocar vivir. El apostolado de la
Compañía de Jesús como orden religiosa con presencia e influencia en muchos
contextos humanos hace posible que la profundización en la dirección de la
investigación llegue como luz a muchas personas y grupos humanos a lo largo y
ancho del mundo.
Para la iglesia católica
Esta
investigación es un modo concreto de operativizar lo solicitado por el Papa Francisco en su
encíclica del 2013 Evangelli Gaudium en su número 223, enmarcado dentro
del subtítulo: el tiempo es superior al espacio (n. 222-225). Especialmente, al decir que ocuparse
de iniciar procesos más que de poseer espacios, de
privilegiar las acciones que generan dinamismos nuevos en la sociedad e
involucran a otras personas y grupos que las desarrollarán, hasta que
fructifiquen en importantes acontecimientos históricos.
Para la Compañía de Jesús como cuerpo global
Los
jesuitas andan buscando procesos de concreción de su llamada a trabajar por la
reconciliación desde diversos niveles, por tanto, los resultados de esta
investigación serán insumos para la comisión de reconciliación de la Asociación
Internacional de Universidades Jesuitas (IAJU) como encargada de desarrollar y
sistematizar propuestas
Es un modo concreto de incentivar el trabajo de la
reconciliación propuesto desde experiencias educativas por el Padre Nicolás en
su carta de septiembre de 2014. Este texto, citado arriba, fue el primer motor
que animó al autor a encaminarse en esta dirección.
Aportes teóricos
Entre
los aportes teóricos para la misma Compañía de Jesús significará crear una
serie de teorías que orienten y acompañen la creatividad. Esto, sumado a un
buen glosario de experiencias que ya se vayan dando al margen de esta
investigación serán materia para teorizar desde lo que se va haciendo y
contribuir desde lo que se hará, por tanto, será un proceso de doble entrada.
Aportes prácticos
En
cuanto a los aportes prácticos, se darán elementos y aspectos claves para
quienes quieran emprender un camino creativo de vincular aspectos que no lo
están naturalmente, sino que hay que atreverse a hacerlo y buscar en ello
algunos referentes teóricos y prácticos.
Aportes profesionales
El
aporte profesional desde el doctorado que hará el autor estará vinculado a
ofrecer insumos a la investigación, a la docencia y luego a la transferencia al
área temática de la reconciliación de la comisión jesuita de la International
Association of Jesuit Universities (IAJU).
Fundada en 2018. Al ser una asociación mundial que aglutina a más de 200
universidades el conocimiento producido podrá ser llevado a otras latitudes.
Ese es el fuerte de esta investigación. Está al servicio de la misión de la Compañía
de Jesús en el mundo. Además, por supuesto el aporte al trabajo de
reconciliación que se ha de hacer en Venezuela desde distintos frentes. El año
2021 habrá el primer congreso de investigadores y experiencias de
reconciliación a nivel mundial de los jesuitas y personal de la IAJU. La
investigación es completamente viable ya que se cuenta con el aval y la
aprobación del coordinador del área temática de IAJU, P. Elías López, s.j. Si
se da el congreso el autor estará invitado para presentar los avances de su
investigación y recibir críticas y aportes. El tiempo está a favor del
investigador. Aparte es un interés personal que es secundado por su superior
religioso en Venezuela, Padre Rafael Garrido.
Abrirá
campo a exploraciones de personas y grupos de compañeros jesuitas a lo largo
del mundo en los ámbitos espiritual, social y comunitario. Podrá ser presentada
en los congresos internacionales de la IAJU que tiene el fin de dar a conocer
lo que se va haciendo en materia de reconciliación en diversas regiones del
mundo desde la espiritualidad ignaciana. Les dará voz a caminos que ya se van
abriendo paso.
Personal
Contribución
personal al cuerpo de la iglesia del cual formo desde mi bautismo y de los 25
años como miembro de la Compañía de Jesús y en la que espero seguir el resto de
mi vida. Sentir
la necesidad de desarrollar experiencias de este estilo en Venezuela, por lo
que se exige un acercamiento inicial desde algunas categorías de análisis que
pueden ofrecer un grupo de protagonistas. De hecho, desde que inició esta
investigación el autor ha estado vinculado a la red que manifestó arriba.
CAPÍTULO
II
SUSTENTO
TEÓRICO
A continuación, se presentarán algunos
aportes académicos de tesis doctorales que pueden servir para iluminar el
trabajo que se tiene previsto. Se describirán brevemente elementos esenciales
de las respectivas investigaciones. Se presentarán uno a uno por cada elemento
de los que se quieren vincular y se irá en orden cronológico, de las anteriores
a las más actuales. El primer aspecto al que se aludirá será el de la PI. De
ella se tienen tres investigaciones.
Fernández (2010) “El valor educativo de la
interioridad. Enfoque desde Charles Taylor”. Se propone analizar cuáles son las
huellas de la identidad moderna, con el fin de recuperar las fuentes olvidadas
de la moral. El método que usa es el inductivo acompañado de un análisis de las
obras del autor. Hace un análisis sociológico de la obra de Taylor para
reconstruir las bases de la moral. Usa el análisis de contenido y la entrevista
a profundidad al mismo autor. Entre los resultados está el valor educativo de
la interioridad. Propone una clave de lectura en el hecho de que el individuo
moderno necesite de la experiencia de la interioridad como morada de su propio
ser e identidad. Propone un modelo de «benevolencia universal», afirmando que
«somos yos» en la medida que buscamos y encontramos la orientación al bien.
Para este estudio la conclusión más
importante es el presentar la interioridad como paradigma emergente. La
experiencia de la interioridad favorece el encuentro con el «hombre interior»
que es la sede básica de la verdad y de la autenticidad, frente al «hombre
exterior». No hay que tener miedo a entrar en el interior. Lo problemático será
no entrar, pues nos podemos convertir en huéspedes de nuestra propia casa. En
esa casa no habrá posibilidad de perdón y de reconciliación. Entrar en el
interior es intentar reintegrarse desde dentro, porque es ahí donde se vive y
se tienen los grandes ideales. Llega a postular como un gran desafío educativo
porque el educador ha de acompañar al educando en ese proceso de hacerse
consciente de que es desde dentro desde donde se educa. De ahí la necesidad de
formar el «hombre interior» porque es ahí donde se desarrollarán los
potenciales humanos.
Se intenta pues, construir ese espacio
interior de cada persona, eso lo es que se constituye un gran valor a la vez
que un desafío. Esto para la investigación que se llevará es clave porque es
esa pedagogía de la interioridad la que se intentará vincular de modo fecundo
con el trabajo por la reconciliación, que pasa por un proceso personal de
perdón y de transformación de cada persona y, además, con una espiritualidad
como la ignaciana que se convierte en un catalizador de opciones profundas.
Entrar pues, en cada uno y encontrarse con esa benevolencia universal es lo que
hará posible, sin lugar a dudas, que se desarrollen procesos de reconciliación.
Álvarez (2015) en su tesis titulada “La
Educación para la Interioridad como Desafío Educativo” presentada en la
Universidad de Murcia se propone como objetivo general el analizar el
desarrollo y estado actual de la denominada educación para la interioridad en
el contexto educativo nacional y autonómico. Para ello emplea el método de la
sistematización de experiencias desde un enfoque metodológico mixto, al
considerar las técnicas de recogidas de datos que responden tanto al modelo
cualitativo como cuantitativo. Revisión de los Programas de educación de la
interioridad o programas de desarrollo de la inteligencia espiritual y el
impacto que los profesores y las familias visualizan que tienen en sus
estudiantes para desarrollar inteligencias y habilidades en los estudiantes.
Para ello elabora un cuestionario y además
análisis de contenido de los diversos programas unido a la presencia y
existencia de dichos programas en diversas instituciones educativas públicas,
concertadas y privadas de España y de la comunidad autónoma de Murcia. Los
resultados expresan que la educación de la interioridad tiene muchas
posibilidades educativas. Demuestra su educabilidad y el hecho de que requiera
tiempo y sistematicidad. Establece que aporta claros beneficios en el
desarrollo integral de la persona a la vez que es una propuesta novedosa y
emergente.
Hay tres conclusiones atinentes a esta
investigación. Por un lado, propone que la espiritualidad es uno de los ejes
transversales del sentido profundo de los ciudadanos del siglo XXI. Plantea que
el tema tiene nuevas vías de investigación de futuro, en otros contextos, en
nuevos espacios. Abre la puerta a la profundización en otros contextos
educativos, sociales, laborales y geográficos y la importancia de la incidencia
de la dimensión espiritual en la formación.
Esta propuesta de una pedagogía de ese
mundo interior y de que es un paradigma holístico es una pieza clave desde la
dimensión espiritual en la formación de los ciudadanos del siglo XXI es clave.
Esto podrá ser un hilo conductor en la investigación que se realiza. Además,
porque ese desafío que constituye la pedagogía de la interioridad habrá que
irlo asumiendo por partes a lo largo de las investigaciones que se puedan
desarrollar en sucesivo. En este caso es llevarlos a contextos y espacios de
educación informal sabiendo que ha de darse tiempo y de ser sistemático. La
investigación que se realiza va justo a el foco y en la dirección que plantea
la autora.
Destacan las siguientes conclusiones. Por
un lado, la auto observación implica la competencia de observar con apertura y
receptividad los procesos interiores de la persona. La educación de la
interioridad quiere promover una cultura de la calma y la introspección que son
necesarias para cualquier trabajo de situaciones conflictivas y, por ende, de
procesos de reconciliación. En el marco de la inteligencia espiritual se
presenta la interioridad como una dimensión fundamental de ésta. La
interioridad se define como el proceso que acontece en el interior de la
persona, fruto de su interacción con el ambiente y que crea instancias de
significado de la experiencia.
La interioridad hace posible un itinerario
que parte del silencio y la auto observación interior. Presenta abordajes desde
la inteligencia espiritual y le dedica un capítulo a ver cómo, es el abordaje
del cuerpo en la espiritualidad ignaciana, en específico en la experiencia de
los Ejercicios Espirituales. Esto será muy valioso con la investigación que se
ejecuta porque abre la posibilidad de hacer actividades físicas en el abordaje
de los procesos de reconciliación tal cual como se hacen en otros procesos
humanos. El autor, además, plantea como sugerencia el desarrollar una línea de
investigación que valide empíricamente el trabajo de pedagogía de la
interioridad. Esto es parte del desarrollo de esta investigación: ver cómo este
ámbito se puede desarrollar empíricamente con los otros dos que se abordarán en
esta tesis.
Ahora se presentarán algunos antecedentes
del trabajo de la reconciliación. En este segundo bloque se pretende presentar
algunas investigaciones referidas al tema que es objeto de estudio. De este se
tienen tres investigaciones.
Jiménez (2015) en su trabajo titulado:
“Los procesos de perdón y reconciliación como una propuesta para una paz más
sostenible” se propone instaurar procesos de perdón y reconciliación en países
o regiones que acaban de superar un conflicto violento interno, o que acaban de
salir de un régimen opresivo violento, fomentará una paz más sostenible. Utiliza un método documental partiendo de que
es posible recuperar o reconstruir las competencias o habilidades humanas para
hacer las paces desde la paz. El estudio está centrado en países como Colombia,
Centroamérica y Sudáfrica. Hay cuatro conclusiones que resaltan por su relación
con uno de los elementos de esta tesis. Plantea que los procesos de perdón y
reconciliación, serán parte integrante de las competencias o habilidades
necesarias que han de reconstruirse para alcanzar la paz y sostenerla. En esto
hay consenso inicial.
Comprende a la reconciliación como un
proceso y por lo que hay que lo más propio es el desarrollo de una aproximación
multidisciplinar. Esto también es propicio para la concepción de reconciliación
que se ha manejado. Además, que el autor hace su planteamiento desde su honda
condición de hombre religioso desde la responsabilidad que siente con el mundo
en el que le ha tocado vivir. La reconciliación (como la espiritualidad y la
pedagogía) supone relaciones, encuentros, y creatividad. Ella sería el lugar de
reunión de cuatro elementos, como son la verdad, la misericordia, la justicia,
y la paz. Por tanto, la clave para transformar los conflictos será transformar
las relaciones entre las personas; incluso cuando se trate de personas que son
enemigos entre sí.
Plantea una línea de investigación acorde
con lo que se investiga en esta tesis. Expresa que combinando los hallazgos y
descubrimientos que se están haciendo en torno al perdón desde distintas
disciplinas, y aunarlos para seguir avanzando en el desarrollo de esta
competencia humana que es el perdón, la cual puede abrir las puertas a la
reconciliación, y con ellas las de una paz sostenible. Abre la posibilidad de
que el perdón es un proceso único estrechamente a la reconciliación.
Papaluca (2015), en su trabajo “Hacer
Pazes…” El sentido de la reconciliación en la espiritualidad ignaciana” busca
acercarse al sentido que la reconciliación tiene para la espiritualidad que
brotó de San Ignacio de Loyola y que se reconoce también en la Orden que fundó,
la Compañía de Jesús. Lo aborda desde el método histórico para ver en la vida
de San Ignacio de Loyola, en sus escritos y en la vida de la primera Compañía
de Jesús como se entendió y como se vivió el ministerio de reconciliar. Entre los
resultados encontramos que la espiritualidad que funda la Compañía de Jesús
puede aportar a la cuestión de la reconciliación. La misión misma de la
Compañía es una misión reconciliadora. En la óptica ignaciana, no se trata de
una técnica o de una táctica, sino de una experiencia vivida primero en primera
persona. La reconciliación en clave ignaciana puede ser definida como el don
gratuito recibido por Dios.
Las líneas de investigación que se
continúan en esta investigación va en la línea de lo que propone el autor
cuando plantea el seguir reflexionando de manera tematizada el tema de la
reconciliación sobre todo a partir de las fuentes ignacianas. En gran medida es
lo que se hará en esta investigación. Además, señala que una útil aportación
pudiera ser el releer en clave de reconciliación los Ejercicios Espirituales y
su propia dinámica, en un contexto de siempre más descubrimiento de este
precioso medio y de difusión también entre los laicos como instrumento de
formación de hombres y mujeres reconciliados. Esto ha sido manifestado
expresamente en los objetivos de esta investigación.
Murillo (2016) por su cuenta en su tesis
titulada “Hacia una política pública de reconciliación social” busca construir
un modelo ideal que ofrezca herramientas para el diseño de una Política Pública
de Reconciliación Social en la que esté comprometido todo el entramado político
de cada país, en experiencia de post-conflicto, es un soporte fundamental para
la reconstrucción social. Va en la dirección de que este empeño sea liderizado
desde las estructuras del estado. Su preocupación se orienta hacia el cómo
hacer más justos y efectivos los procesos de reconciliación.
La metodología que desarrolla en su marco
metodológico es la de estudio de caso, apoyado en los instrumentos de obtención
de información de los grupos de discusión y las entrevistas cualitativas
semiestructuradas, y un enfoque de seguimiento de procesos. Además, establece
el autor que a través de estos cuatro casos busca ilustrar un conjunto de
proposiciones que nos conduzcan a las bases de una política pública de
reconciliación social. Entre las conclusiones busca brindar la oportunidad de
seguir constituyendo lo social, lo público, en medio de lo complejo. Conociendo
los fundamentos del actuar humano, se podrían diseñar e implementar estrategias
que, desde la eficaz gestión de lo público, incentivaran un uso razonable de la
cooperación. La reconciliación social no se reglamenta, se crean contextos para
acceder paulatinamente a ella. Esto es fundamental para esta investigación que,
al influir en personas y comunidades hacia la reconciliación se pueden ir
construyendo contextos en los que eso es posible.
Dicho eso, desde allí llega a proponer un
instrumento que llama reconciliation network como un modelo en el que el
cruce de variables y su dinámica inter-relacional posibilite el diseño de una
política pública. Interesa el ver el proceso de reconciliación y su necesidad
de una ética pública que sirva como sostén social. Además, interesa el uso de
la metodología de entrevistas como instrumento de obtención de información para
establecer relaciones y vinculaciones que son las que se buscan en el desarrollo
de esta tesis.
Por último, se pasará a presentar los
antecedentes de la investigación en los aspectos de la espiritualidad ignaciana
y los Ejercicios Espirituales como uno de los elementos esenciales de
ella. De este se tienen dos
investigaciones.
Domínguez (2018) en su trabajo titulado
“Aproximación a la antropología ignaciana como preparación para la praxis de
los Ejercicios Espirituales” el autor busca tener un acercamiento o
aproximación al concepto que san Ignacio de Loyola tiene sobre el ser humano. Usa
un método documental, busca en las fuentes ignacianas y de allí va
reconstruyendo. En su análisis llega a las siguientes conclusiones atinentes a
la investigación que se lleva adelante.
El análisis de la experiencia espiritual
y, sobre todo, en su práctica, es necesario partir de una base antropológica
sólida, de lo contrario, corre el riesgo de caer en ciertos reduccionismos en
lo concerniente a la experiencia humana. Esto es básico y así se inició esta
tesis. Por otro lado, las cosas espirituales tienen que ver con determinados
elementos anímicos del ser humano y que estos se encuentran en las
interioridades profundas de su ser. El hombre ignaciano es un hombre de deseos que
descubre que estos son ambiguos y que le conducen a distintos sitios. Detecta
que hay fuerzas que vienen de los mismos deseos, pero que hay otras que le
vienen de fuera, del exterior. La misma pedagogía de la interioridad puede
ayudar a comprender este mundo interior y sus laberintos, por eso es
interesante esta concepción antropológica para la investigación que se
desarrolla.
La síntesis ignaciana integra diversos
esquemas antropológicos y teológicos. Esto es una especial riqueza para el
estudio que se está haciendo ya que es ecléctica y, por ende, difícilmente
identificada con la ingenuidad sino considerando lo complejo que es el ser
humano. Y, además, expresa que el hombre espiritual, necesita de sus deseos,
para que así contacte con el deseo vital y profundo que le habita. Los deseos
de reconciliación habitan en la dimensión profunda, y desde allí espiritual, de
la experiencia humana como habilidades a actualizar. Esta sólida antropología
es necesaria para poder adentrarse en esta experiencia de reconciliación, de
pedagogía de la interioridad y de espiritualidad que se quiere acometer.
Se propone abordar la falta de atención
espiritual a un grupo particular de personas, a saber, los sobrevivientes del
desplazamiento forzado que se han reasentado en Australia, y ofrecerles una
forma de crecimiento y maduración en su fe a través de la experiencia de un
programa espiritual basado en sobre los Ejercicios Espirituales de San Ignacio.
Se plantea extraer de la fuente espiritual de los Ejercicios Espirituales de
Ignacio de Loyola la experiencia humana profunda que le haga aportar elementos
desde el apostolado espiritual para personas desplazadas en Australia por la
fuerza. Diseña un programa o conjunto de ejercicios espirituales ignacianos
(unos 200) para las personas que han sido desplazadas por la fuerza.
Mezcla dos metodologías, la teología
espiritual y los estudios de desplazamientos forzados. La aplica con un enfoque
inductivo y deductivo a personas que han sido desplazadas por la fuerza de
Australia. Elabora unos grupos de discusión desde los cuales obtiene la
información para la adaptación y practicidad de lo que llega a proponer. El
contexto en el que se da la experiencia es en Australia, en un campo de
refugiados
Una de las líneas de investigación que
recomienda el autor es que los Ejercicios deben seguir adaptándose y
aplicándose a las necesidades de audiencias específicas. Este trabajo busca
acercarse al proceso que se vive al experimentar los Ejercicios Espirituales y
al aporte que los elementos pedagógicos de esta propuesta puedan ofrecer. Así,
la estructura validada de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio y su
proceso también pueden ofrecer elementos para el abordaje de la reconciliación
y la pedagogía de la interioridad a diversos niveles y desde la pedagogía
interna de los Ejercicios.
Otra de las líneas de investigación que
sugiere el autor es que se necesitará más investigación, análisis y reflexión
para desarrollar recursos espirituales adicionales a diversos públicos. Esta
línea está completamente en la dirección de esta tesis porque al ser materia de
estudio de ella al abocarse a obtener esa información redundará en bien de
muchas personas y grupos. Se intentará rastrear esta intuición para la
investigación que se desarrollará. Deja abierta la puerta para aplicar esas
estrategias en otros aspectos, espacios y realidades humanas.
Lo teórico: su desarrollo
En los siguientes apartados corresponde
precisar las teorías sustantivas emanadas como adelanto de nociones y la
muestra de su complejidad para precisarlas, por lo cual precisamente la tesis que
se desarrollará aportará mayor claridad de los elementos que se intentarán
vincular en ella. Se comenzará por la interioridad.
La interioridad
En el año 2005 se reunieron un grupo de
intelectuales y de hombres y mujeres inquietos por compartir sobre la
interioridad como un paradigma emergente. Aun cuando el tema de la interioridad
lleva una larga trayectoria de debate intelectual, se hace referencia a este
evento a partir del cual la interioridad toma mayor relieve. Fruto de sus
disquisiciones surgió el libro con ese nombre: “La interioridad, un paradigma
emergente”. Desde entonces no ha cesado el desarrollo de lo que se va
entendiendo como interioridad y su educación.
Al efectuar un primer sondeo bibliográfico
en cuanto a praxis educativas que aborden el tema se ha percibido que Elena
Andrés (2009, 2017a, 2017b), Lluís Ylla (2017), Luis López González (2013,
2015) y Carmen Jalón (2013, 2017), como expertos del tema, plantean la
pedagogía de la interioridad como paradigma educativo, como un nuevo modo de
ser en la escuela y como una cultura que se ha de crear en la sociedad.
Melloni (2007) la definía del siguiente
modo:
Entiendo por interioridad ese espacio que se abre entre nosotros y
las cosas, entre nosotros y las personas, entre nosotros y nuestras imágenes de
Dios, que permite redimensionar la calidad de nuestra existencia y que tiene
que ver con la atención, la capacidad de contención y de vivir en el presente,
con serenidad, sin avidez, en actitud de receptividad, agradecimiento y ofrenda.
(p. 5)
De su concepción clara, amplia y
vinculante hay que resaltar principalmente la palabra “espacio”. Por supuesto
que se trata de una analogía que va a la esencia de la persona y de allí que es
el espacio “entre” la persona y lo demás, pero que difícilmente se vive como
espacio entre, sino como identidad personal.
López (2015) ha desarrollado más esa idea
de espacio que ya menciona Melloni en el texto citado. Lo entiende como “el
espacio cóncavo (desde dentro) de nuestra corporalidad, que emerge desde lo más
profundo de nuestro ser” (p. 45). Como señala Esteve, Galve e Ylla (2016) “la
interioridad no es solo el ámbito de las emociones subjetivas, sino también el
espacio de desarrollar vivencias que son imprescindibles para reconocer
experiencias de profundidad”. (p.10).
A su vez la interioridad, señala López
(2015), es ese “espacio convexo para relacionarnos con lo de afuera, en el que
la piel sería una de las fronteras” (p. 45) y, como dice Pérez (2016), “el
lugar de las preguntas y los encuentros, de los miedos y las certezas” (p. 8).
Para López (2015) también es el ámbito cóncavo. Y, Santamaría (2018), señala
que “la interioridad, desde esta perspectiva, remite a conciencia, a la
capacidad del ser humano de vivir con hondura y densidad cada momento de su
vida” (p. 22). Por tanto, “educar la interioridad será una manera de abrir la
concavidad. Descubre, a alumnos y educadores, humildemente cóncavos más que
soberbiamente convexos” (Guindulain, 2017, p. 61).
Para Hart (2008), "la interioridad en
la educación se trata de desarrollar amplitud dentro de nosotros para que
podamos encontrarnos y asimilar el mundo que tenemos ante nosotros" (p.
235). Es la amplitud de un espacio que se ha de cultivar y acrecentar. Hart
introduce la palabra “amplitud” y el autor la refiere al “espacio” del que
López (2015) va hablando. Además, agrega la palabra “encontrarnos”. Ciertamente
que es de lo que se trata muy en el fondo, el encuentro, la conexión. Que la
persona se atreva a conocerse y todo lo que se dice de la corporalidad tienen
que ver con el aprender a hacer silencio.
Hablar de interioridad no se concibe como
opuesto a la exterioridad, sino que este sería, como dice Melloni (2003), su
complemento, “su necesario e indispensable reverso, no como su obstáculo o
tropiezo sino como su verificación” (p.33). Sería contrario a la
superficialidad, que es precisamente vivir desconectado, sin encuentro ni
conexión. Jalón (2017), en su web, lo
expresa como “ese ámbito íntimo, delicado y esencial de la persona donde nos
encontramos con lo que somos (…) el espacio donde acogemos las resonancias que
nos llegan del mundo exterior, es donde reflexionamos, sentimos, imaginamos,
queremos, asumimos, recordamos, trascendemos, saboreamos” (p. 1). Es en ese
espacio en el cual el ser humano se convierte en caja de resonancia y no en eco
de los estímulos que le llegan.
Este espacio personal, expresa Casalá
(2017) “es el lugar de afirmación de sí mismo, es un lugar de identidad
personal”. (p. 25). Por tanto, es esencial en la configuración del ser humano y
lo que quiere hacer con su vida -especialmente en la etapa de su adolescencia y
primera juventud-. Esta dimensión humana, que, como expresa también López
(2015), “es la capacidad del ser humano que permite desarrollar la consciencia
de uno mismo y del entorno, otorgar sentido y significado a la propia
existencia” (p. 47), es una dimensión humana básica y que abre al ser humano a
los demás y a la trascendencia. Es el área encargada de aprender a ser. Esa
dimensión humana se ha de educar, tal como lo describe el informe Delors
(1996), donde se afirma que al educar el aprender a ser se busca “que florezca
mejor la propia personalidad y se esté en condiciones de obrar con creciente
capacidad de autonomía, de juicio y de responsabilidad personal” (p. 34).
Los autores citados, entre otros, abordan
la importancia en la educación de esta dimensión de la persona. Por tanto,
dedicarse a indagar en ella y cómo poder contribuir a vivir en profundidad en
la clave que se va diciendo, es un interés genuino y necesario en esta época.
Se diferencia de otras formas muy capitalistas y consumidoras que también
podrían hablar en los mismos términos. Es así debido a que los vínculos con
otros pueden invadir -o ser invasores de- ese espacio y transformarse en un
tipo de relación que ocupe todo el espacio interno e impida, como dice Casalá
(2017) “la diferencia entre uno mismo y los demás” (p. 24). Es decir, que ha de
crecer ese espacio de autonomía, de distanciamiento con lo inmediato, de poder
preguntarse y relativizar los sentimientos y emociones que buscan absolutizarse
y que nos identifiquemos con ellos.
Emerge también la palabra “profundidad”.
Tanto así que para algunos decir interioridad es hablar de la “profundidad del
ser humano”. Es bueno señalar aquí la complejidad de este aspecto ya que la
relación de esta profundidad para vincularla con otros aspectos se irá clarificando
en el desarrollo de la tesis. De esa profundidad que es “un trabajo que no
siempre es de cara al exterior, sino de cara a la propia persona”. También se
ofrece la idea de la interioridad como una “capacidad para llegar a la dimensión
más profunda de la persona, la cual le hace vivir una vida con sentido desde
una disposición humana, y abierta a percibir el misterio de lo trascendente” (Educsi
2016, p.5).
Por si quedaran dudas, no se está hablando
de psicoanálisis, ni del inconsciente porque se habla de la profundidad a la
que el ser humano puede llegar por sí mismo. Es, según Santamaría (2018), “esa
dimensión propia del ser humano que remite a su voluntad de sentido, a su
capacidad para descubrir la profundidad de la realidad, trascendiendo la
realidad fenoménica” (p. 22).
El ser humano es un misterio para sí
mismo. Esto se manifiesta entre otras cosas por la presencia de otro que lo
tras-ciende, que es distinto de sí pero vinculado de algún modo a sí. Este no
ser yo, pero sentirme vinculado es parte de ese misterio. Por lo que se
desprende de esta concepción la interioridad se trata de una dimensión humana
que, como cualquier otra capacidad, es posible desarrollar. Esta idea es muy
importante para la tesis y requerirá de un sustento filosófico que será objeto
de la tesis. La interioridad es una dimensión antropológica porque, como
expresa López (2015), “trata de algo implícito en la condición humana” (p.46).
Se entenderá el antropológico como incluyendo lo psicológico.
De poco valdría el descubrimiento de la
educación de esa interioridad si no pudiéramos acceder a esta dimensión y
desarrollar esa capacidad a eso se dedicará la pedagogía de la interioridad.
Pedagogía de la
interioridad
Se entenderá que es el trabajo de la
interioridad considerado como en proceso, en ejercitación, en hacer crecer ese
espacio y dar herramientas para habitarlo, por tanto, más cercano a los cómo
que a los qué. El qué sería el espacio interior, y el cómo serán las
herramientas o técnicas pedagógicas para llegar a ese espacio interior, aun
sabiendo que también las habrá psicológicas. En todo caso, psicológicas para
acceder a ello, pedagógicas para educarlas, transformarlas y cambiarlas. La
educación de la interioridad necesita del desarrollo de una pedagogía que
articule procesos, metodologías y técnicas que ayuden a conocer y habitar ese
espacio interior.
Podría decirse que la interioridad es ese
espacio cóncavo y convexo en tanto referido a nuestra corporalidad y mundo
interior respectivamente. Es pues, una dimensión humana donde se encuentran las
materias primas y que es susceptible de acceder y cultivar. Esta capacidad es
el útero desde el que se busca otorgar sentido a la existencia. Se desarrolla a
través de prácticas de interiorización que buscan el conocimiento profundo, el
intra-tenerse (inventar recursos para tenerse por dentro) que se da a través
del silencio-silenciamiento-ser silencio, la atención vigilante, la palabra y
la acción. Su cultivo genera la amplitud de ese espacio de encuentro entre la
persona y lo demás por lo que es el hogar de la espiritualidad. (López 2015,
Andrés 2009, Melloni 2007). Con lo dicho se vislumbra una gran posibilidad para
la investigación que se inicia y que se desarrollará en la tesis.
La interioridad es entendida acá como una
antropología, una axiología, unas metodologías y una propuesta pedagógica. Es
antropología porque se inspira en un modo de considerar al ser humano como
dotado de una dimensión interior profunda. A su vez es axiología porque se
percibe esa interioridad como un valor, como un interés particular en esa
dirección. De allí que la tendencia sea desarrollar unas metodologías acordes
con esa antropología, que permeen todos los espacios y se constituya en modo de
proceder.
La pedagogía de la interioridad necesita,
pues, del desarrollo de una pedagogía que articule procesos, metodologías y
técnicas que ayuden a conocer y habitar ese espacio interior. En cuanto a los
objetivos, Andrés (2009) establece dos:
1) Favorecer procesos de unificación de
las dimensiones de la persona: dimensión corporal, dimensión psicológica y
dimensión trascendente” (p. 6). Hay tres aspectos del ser humano claros y se
busca la unificación. También está el siguiente objetivo: “2) Crecer en
capacidad para ser agentes activos en la construcción de la unidad con los
demás (eje relacional), con el mundo (eje ético/eje político/eje ecológico) y
con Dios (posicionamiento creyente-no creyente). (p. 6)
En cuanto a los contenidos esenciales,
presenta tres, a saber: el trabajo corporal, la integración emocional y la
apertura a la trascendencia. Véase cada uno de estos contenidos con un poco más
de detalle.
El trabajo corporal.
Refiere a que las personas no sólo tenemos cuerpo, sino que somos cuerpo.
Gracias a él, y a través de él, es posible relacionarse con los demás, percibir
el mundo y todo cuanto sucede alrededor. El cuerpo es cauce para expresar lo que
siente el mundo interior, y el mundo interior se enriquece gracias a lo que el
cuerpo percibe. La comunicación entre el cuerpo y el mundo interior no es una
comunicación unidireccional, sino una comunicación de ida y vuelta. Santamaría
(2018) expresa que …“es posible conceptualizar la interioridad como un espacio
de integración vivencial, donde se unifican el cuerpo, los pensamientos, las
sensaciones y las emociones. Este proceso dinámico acontece en la dimensión
corporal” (p. 22).
La integración
emocional. Aprender a reconocer y expresar los sentimientos, miedos y
emociones; valorar las capacidades y aceptar las limitaciones es un trabajo
esencial para llegar a conocerse. Busca armonizar, hacer consciente y eso a
veces es duro porque implica encargarse de experiencias que han quedado
grabadas en el cuerpo y que, a lo mejor, he preferido olvidar por resguardo o
por sobrevivencia.
Apertura a la
trascendencia. Ayudar a las personas a abrirse a la trascendencia que
son ellos para sí mismos. Esa apertura se hace sobre la base de experiencias.
Ir más allá de sí mismos es un objetivo vital. La trascendencia que es el otro.
Aunque mucho crea que le conozca sigue siendo un misterio para mí. Y es,
precisamente en esa trascendencia, donde podrá descubrir dimensiones más
profundas de su persona, del mundo y de la naturaleza.
Luego de un breve acercamiento al tema de
la interioridad conviene acercarse ahora al tema de la reconciliación para
apreciar las teorías sustantivas que estarán en el fondo del desarrollo de esta
tesis a ese respecto.
Reconciliación
Según López (2019) la palabra
reconciliación viene del latín «reconciliāre»
y significa hacer volver a alguien a la asamblea, a la unión. Por su
complejidad se le estudia y se le aborda desde diversos puntos de vista de allí
que el enfoque por el que se apostará aquí será siempre el de la inter y
transdisciplinariedad. La reconciliación es un proceso, un camino con atención,
con dignidad. Es reciprocidad mutua. Es reencuentro con la comunidad, con los
otros, con la creación y consigo mismo. Empieza una nueva historia que no es
olvidar el pasado sino entender el camino que hemos hecho y transformarlo.
La reconciliación está fundamentada en la
justicia y en la paz que esta genera. La reconciliación se entiende como
proceso que tiene sus pasos, actores y procedimientos. Hay distintos tipos de
clasificación, pero esto es común a todos. Es tan compleja como lo ha sido el
conflicto y por eso pide considerar distintos niveles. Los que han investigado
al respecto se han dado cuenta de que se pasa de algo interdisciplinar a algo
transdisciplinar para abordarlo eficazmente.
Acercarse al tema de la reconciliación
implica ver sus diversas aristas y verla desde distintas perspectivas.
Reconciliación es una palabra polisémica y hay que precisar muy bien de qué se
trata al usar la palabra. Hay organizaciones que se han dado a esta tarea para
no elevar expectativas o desilusionar a las personas con quien trabajan. De
este modo pues, se intenta abordar a continuación las diversas acepciones con
los que se ha usado esta palabra y que pudieran ser engañosas.
Hay cinco niveles detectados por Servicio
Jesuita a Refugiados–Colombia (2020) que se perciben presentarán brevemente con
la siguiente relación: a tal nivel de conflicto y enemistad le corresponde tal
otro nivel de reconciliación y acercamiento. Véase, al mismo tiempo, las
dimensiones antropológicas y sociales que están en juego en el proceso de
reconciliación.
1) Conflictos al interior de uno mismo.
Reconciliación con uno mismo (dimensión antropológica y psicológica).
2) Conflictos con la experiencia de
sentido. Reconciliación con Dios y la
experiencia de sentido (dimensión teológica y religiosa).
3) Conflictos intersubjetivos. Reconciliación
intersubjetiva (dimensión social/ intersubjetiva).
4) Conflictos sociopolíticos. Reconciliación
sociopolítica (dimensión política e institucional).
5)
Conflictos (destrucción) con (d) el medio
ambiente. Reconciliación con la creación (dimensión ecológica y ambiental)
(Servicio Jesuita a Refugiados-Colombia, 2020, p. 7).
Es importante ver cómo cada nivel de
conflicto abarca varias dimensiones del ser humano. Es importante también,
tener presentes estos cinco niveles de conflicto, pues sino las estrategias que
se puedan plantear podrían estar quedando en el nivel de reconciliación
intersubjetiva y a lo mejor se requiere ir un poco más allá. Se vio arriba
cinco tipos de niveles que conciernen, prácticamente, a diez dimensiones del
ser humano. La pregunta podría ser, ¿hay alguna dimensión humana que no se vea
afectada por los conflictos y que no requiera reconciliación?
La reconciliación tiene como objetivo
final la creación de relaciones justas en todos los niveles (con uno mismo, con
los demás, con la naturaleza y con las diversas fuentes de vida o de sentido),
es decir, retejer las relaciones y vínculos que el conflicto armado y la
violencia han destruido; de tal forma que se haga posible la convivencia
conjunta de aquellos que antes estaban enfrentados (Servicio Jesuita a
Refugiados-Colombia, 2020, p. 9).
Cada uno de los niveles expresados arriba
tiene una lógica diversa que es necesario comprender en el sentido que tiene
para la construcción de una reconciliación integral que abarque las diversas
dimensiones del ser humano. Así las cosas, para cada nivel se precisarán
contenidos diferentes. Se presentará un acercamiento inicial acerca de qué
contenidos podría trabajarse en cada nivel. De este modo se ve la complejidad y
la transdisciplinariedad que permite a su vez la necesidad del ojo de diversas
disciplinas. A continuación, se presenta
un índice elaborado por una organización para que se visualice la amplitud:
Reconciliación personal: 1.
Reconciliación consigo mismo. 2. Nuestro cuerpo: territorio de paz y
reconciliación. 3. Espiritualidades. 4. Sanación de las heridas
Reconciliación con Dios: 5. Reconciliación
y perdón en la Biblia. 6. Reconciliación
y sacramento. 7. Comunidades eclesiales reconciliadas y reconciliadoras. 8.
Reconciliación como lugar de encuentro ecuménico e interreligioso.
Reconciliación interpersonal: 9.
Mediación y empatía. 10. Reconciliación con las diversidades (étnicas, de
género, etc.) 11. Transformación
de los conflictos. 12. Perdón.
Reconciliación sociopolítica: 13. Verdad. 14. Memoria. 15. Justicia. 16.
Reparación. 17. Desarrollo socioeconómico. 18. Instituciones
políticas, justicia operante y seguridad. 19. Cultura de paz, convivencia y no
violencia.
Reconciliación con la creación: 20. Dios actuante
y reconciliante en la creación. 21. Responsables de la casa común. 22. Ecología
Integral (Servicio Jesuita a Refugiados-Colombia, 2020, p. 9).
Habrá que darle contenido concreto y
abordar lo que haga falta dependiendo del conflicto que se tenga al frente. La
reconciliación pone en juego distintos componentes, se puede abordar desde
distintos modelos según qué componente se priorice y, lo cierto es que siempre
demandará distintas fases o momentos pues, como se ha señalado, es un proceso.
Termínese este apartado puntualizando una
serie de características de la reconciliación que plantea Villa-Vicencio (2004)
y que parecen pertinentes, a saber:
La reconciliación no implica necesariamente el perdón. Esto tiene que
ver con la diferencia que se da entre la reconciliación política y la
religiosa.
La reconciliación interrumpe un patrón establecido de acontecimientos.
En algún momento podrá ser acordar dejar de matarse, darse un tiempo para
pensar nuevas formas para vérselas con el conflicto.
La reconciliación es un proceso. Dicho proceso a veces podría dar saltos
hacia atrás. No hay que verlos siempre hacia adelante. Sobre todo, si se trata
de matanzas, de agresiones sostenidas en el tiempo. Es necesario descargarse,
sanar, oír.
La reconciliación tiene que ver con el diálogo. Tiene que ver con la
comunicación-escucha atenta y con la conversación profunda entre seres humanos,
en este sentido, aporta humanidad a los involucrados.
La reconciliación requiere tiempo y espacio para el duelo, la rabia y el
dolor, así como para la sanación.
La reconciliación implica comprensión. La comprensión no conduce
automáticamente a la reconciliación, pero es un paso necesario. No implica
reducir el mal hecho sino transformarlo.
La reconciliación implica el reconocimiento de la verdad. No sirven las
justificaciones o la mentira.
La reconciliación tiene que ver con la memoria. La memoria silenciada
clama ser oída y hasta que no se dé ese acto de escucha no habrá encuentro
profundo y solo esto es lo que puede suscitar la reconciliación y el
restablecimiento de las relaciones rotas.
La reconciliación tiene que ver con la búsqueda de la justicia. Esto
implica la exigencia de retribución y restitución.
Se trata de la supervivencia. Siempre será un concepto difícil, pero
pone en juego en qué medida se quiere entregar un mundo mejor libre de odios y
deseos de venganzas a la siguiente generación. (pp. 6-8)
Ahora para culminar estos referentes
teóricos hace falta hablar de la Compañía de Jesús y la espiritualidad
ignaciana. Para ello habrá que señalar elementos para que el lector se ubique y
comprenda las raíces de su espiritualidad.
La
Compañía de Jesús y la espiritualidad ignaciana
Sus fuentes espirituales se concretan en
unos documentos que han sido plasmados bajo la sazón de una experiencia. El
principio de que esos documentos se han de adaptar a “tiempos, lugares y
personas” les recorre de inicio a fin. Como primer elemento hay que mencionar
el que se remonta a la experiencia profunda vivida por Iñigo López de Loyola
hacia mediados del año 1521. Comenzó a distinguir que ocurrían cosas en su
interior. Esto, con el tiempo y el enriquecimiento de su propia experiencia, le
llevó a escribir el libro de los Ejercicios Espirituales, fuente de la
experiencia profunda de los miembros de esa orden llamados jesuitas.
Antes de seguir, ¿qué son los Ejercicios
Espirituales de San Ignacio de Loyola? Es un método de oración cristiana
formulado por Ignacio de Loyola y aprobado por la autoridad pontificia en 1540.
Son una secuencia ordenada de meditaciones, oraciones, ejercicios mentales y
contemplaciones que surgen de la profunda experiencia espiritual que Ignacio
vive a partir de su conversión, con el fin de ayudar al que se ejercita en
ellos a descubrir cuál es la voluntad de Dios para su vida. Están diseñados
para ser realizados por un período de 28 a 30 días. El libro tiene
aproximadamente 200 páginas. Ver Ejercicios Espirituales de San Ignacio de
Loyola (2005).
La experiencia de los Ejercicios
Espirituales Ignacianos se hace en silencio y bajo la guía del acompañante.
Pero es posible adaptar el mes de Ejercicios Espirituales a la situación real
de cada ejercitante. De aquí que se puedan hacer adaptaciones o versiones
reducidas de 8, 5 o hasta 3 días. Está movido por la visión antropológica
cristiana e ignaciana que desarrolla López (2019a). El sustento teórico de los
ejercicios espirituales es la experiencia religiosa y de fe vivida por Ignacio
de Loyola, confirmada por la iglesia católica y la experiencia posterior de
personas que han vivido esa experiencia de encuentro personal con Dios. Todo
esto está basado en la posibilidad de que Dios se comunica directamente con su
creatura y lo sana, lo reconcilia consigo mismo, con los demás, con la
humanidad y con Dios mismo. El método de los ejercicios espirituales acompaña
el proceso de encuentro entre Dios y el cristiano, por eso es un camino
personal. Ha habido diversas aplicaciones de los Ejercicios Espirituales. Al
respecto expresa Iparaguirre 1973 (citado por Bermúdez-Goldman, 2018) lo
siguiente:
Una rápida mirada al trabajo seminal sobre
la historia y la práctica de los Ejercicios Espirituales, revela la
sorprendente cantidad y variedad de formas, duración, contenidos y métodos
utilizados para ofrecer los Ejercicios ignacianos desde el principio. (p.
379)
Un segundo elemento es la fórmula del
instituto, que es la bula papal de confirmación conocida con el nombre de Exposcit
debitum del 21 de julio del 1550. En ella se establece que esta orden ha
sido fundada para “reconciliar a los desavenidos” (p. 28). También se dice en
ella que eso se hará a través de “ejercicios espirituales” (p. 28). Esta fórmula da pie para preparar otros de
los documentos importantes en la orden llamada las Constituciones de la
Compañía de Jesús. Ellas son el documento que regula la razón y el modo de
ser de la orden. Lo más resaltante de ella es que Ignacio se tomó varios años
para redactarlos y la muestra es tal que en 500 años se ha reformado más bien
poco.
Parte de la experiencia espiritual de
Ignacio lo constituye su diario espiritual. Se trata de apuntes
espirituales sueltos de una parte de la vida de Ignacio. Recogen el cómo
intentaba tomar nota de lo que le ocurría por dentro y las grandes experiencias
espirituales que experimentó. Muy unido a ello se encuentra el epistolario o cartas
que el mismo Ignacio escribió y que son fruto de su comunicación escrita con
muchos jesuitas esparcidos por el mundo. De ellas se desprenden sentires,
pareceres y modos de ver el mundo y las cosas que tenía Ignacio. Otro elemento
importante de la espiritualidad ignaciana lo constituye los elementos que el
mismo Ignacio señala en su autobiografía, que, luego de mucha
insistencia, asintió en dictar a un compañero de la orden. Ignacio es capaz de
ver elementos de su vida y dividirla en etapas lo cual da pista de que se
consideraba un peregrino, como muchas veces lo dijo, es decir, como un hombre
en camino, siempre en búsqueda de lo que Dios le pedía.
Bien pronto la orden comenzó a tener
colegios regentados por ellos para formar a jóvenes ya en su modo de vivir la
fe católica. Ya en 1599 se diseñó una suerte de manual pedagógico sobre cómo
debía estructurarse y qué debe hacerse en los colegios de los jesuitas. Para
ello se tomaron las mejores experiencias. Este proceso se dio con mucha calma.
Ya que el primer colegio se había fundado al menos 30 años antes. Este manual
pedagógico es lo que hoy se le conoce como la Ratio Studiorum. Estuvo
vigente hasta 1814 cuando la orden fue suprimida. Luego en 1986 hubo una
actualización de los elementos rescatables de aquella Ratio para el
siglo XX y salió el documento llamado Características de la educación de la
Compañía de Jesús.
Pocos años después la comisión que elaboró
el documento anterior produjo otro llamado Paradigma Pedagógico Ignaciano
(PPI) que intenta agrupar la lógica interna del proceso espiritual de los
Ejercicios y aplicarla de modo práctico en la educación. Salen de allí una
secuencia de cinco pasos (Contexto, experiencia, reflexión, acción, evaluación)
que pasa a ser conocido como el PPI como un método alineado y surgido de la
experiencia espiritual reflexionada y llevada a lenguaje pedagógico ya del
siglo XXI. Es un paradigma ecléctico y que bebiendo de su propia fuente es
capaza de tomar e incluir elementos de otros paradigmas. Esa es su principal
fortaleza. De modo que desde el mismo PPI será posible vincular a la
espiritualidad ignaciana con los otros elementos que se busca relacionar en
esta tesis.
La Compañía de Jesús desarrolla múltiples
trabajos, llamados apostolados. Sosa (2017) expresa que un apostolado es un
modo de “anunciar más efectivamente la Buena Noticia del Evangelio, de aprender
a captar la presencia de Dios en el mundo y la acción de su Espíritu en la
historia, para sumarse a ella y contribuir a la liberación humana” (p. 1).
Ahora bien, al ser muchos los
apostolados en cada uno de ellos se pueden rastrear con facilidad una huella
común, un espíritu de cuerpo. Así los jesuitas tienen un apostolado
intelectual, de pensar, de tomarse las cosas en serio. Expresa Sosa (2017)
que:
…es central en la misión de la Compañía
hoy, como lo ha sido desde sus inicios. La complejidad de los problemas del
mundo hace siempre urgente y central la reflexión intelectual para poder
realizar un servicio calificado a la humanidad desde la misión de la Iglesia.
(p. 1)
Se llevan observatorios astronómicos
vaticanos, se reflexiona en universidades y colegios y sobre diversos temas que
requieren de larga formación y solidez. Así también está el apostolado
propiamente educativo, llevado a cabo por una gran red de colegios y
universidades a lo largo del mundo. Al respecto Cerpe (S/F) expresa que:
San Ignacio nunca
pretendió diseñar un modelo pedagógico. Nunca fue profesor, sin embargo, ha
sido un auténtico maestro y educador para la humanidad. Precisamente, detrás de
sus escritos y en particular de sus dos obras maestras, los Ejercicios y las
Constituciones, nos permite descubrir toda una rica pedagogía. (pp.107-108)
También hay miles de jesuitas sumergidos
en el apostolado social, cercano a
los marginados, a los pobres, a los sencillos y apoyándoles en su construcción
como sujetos libres y liberadores. Así lo expresa el documento institucional de
la orden para ese sector llamado Características del Apostolado Social de la
Compañía de Jesús (1998) cuando dicen que …“en el seguimiento de Jesús según el
Evangelio, una característica nuestra es vivir nuestra espiritualidad ignaciana
y nuestra tradición jesuita al interior de una implicación social, de un compromiso
social” (p.10).
Y también tiene el apostolado
espiritual, que consiste en dar los ejercicios espirituales a todos los que
lo deseen y, en especial, a los vinculados con ellos. También se llevan a cabo
múltiples adaptaciones a esos Ejercicios. Últimamente han surgido unos que se
abren camino con el nombre de Ejercicios Espirituales en clave de
reconciliación, que, de por sí, ya nacen vinculando al menos dos de los
aspectos que se quieren vincular en esta tesis.
La espiritualidad es una interioridad en
acción, proyectada hacia fuera de ella misma en la búsqueda de valores que
brotan desde dentro. Para Dhotel (1991), experto en
espiritualidad ignaciana, una espiritualidad es tres cosas: “una manera de
hablar de Dios, un camino para ir a Dios, una familia espiritual” (p.7). Así
pues, el compendio de estos documentos -siempre actualizados a “tiempos,
lugares y personas” - los retos propios de cada uno de los apostolados y las
experiencias que les subyacen y sustentan es lo que se tiende a llamar; espiritualidad
ignaciana. Es decir, es el modo de vivir y buscar estos valores desde los
elementos propios legados por Ignacio. Para completar este último apartado se
pasará a establecer tres rasgos claves de la espiritualidad ignaciana.
La máxima que reza “según tiempos, lugares
y personas” invita a una característica que es transversal de la espiritualidad
ignaciana que es el discernimiento que es precisamente esa capacidad
para hurgar hacia el interior y hacer lectura de los sentimientos que se
asociaban a las distintas ideas y mociones que iba teniendo y descubrir en
ellos las mociones que inspiran vida y que el creyente llega a descubrir como
la voluntad de Dios. La Compañía de Jesús cuenta con dos grandes medios de
profundización y difusión de su espiritualidad. Así se creó en 1925 la revista
Manresa -que ya lleva 367 ejemplares- y tiene por finalidad dar a conocer la
espiritualidad ignaciana y todos los temas afines a ella. Puede consultarse en su
sitio web. Más tarde se creó la Colección Manresa que ya lleva más de 71
ejemplares y como parte de esta colección se editó en el año 2007 el
Diccionario de Espiritualidad Ignaciana que contiene 383
artículos, redactados por un equipo internacional de 157 especialistas de 25
países diferentes. Posee más de 3.800 referencias bibliográficas,
cuidadosamente seleccionadas.
Ignacio mantenía siempre bien integradas
las tres dimensiones de su vida: Dios, la persona humana, y la creación. Estos
serán los tres polos que fundan la experiencia ignaciana, y que hay que vivir
juntos, pues los tres son necesarios, pero hay que vivirlos juntos en el
vínculo del amor. En este sentido, Buroz, (S/F) señala que hay tres visiones
características propias de la Espiritualidad Ignaciana:
a) Una visión antropológica: es optimista
y esperanzadora, pues considera al ser humano bueno por naturaleza. Es un ser
creado, invitado a una vida con sentido y a crecer -desarrollarse- en plenitud,
merecedor de dignidad y respeto desde su concepción hasta el último aliento de
vida, poseedor de derechos inalienables (p.23).
Según Ruiz (2007) en la Espiritualidad
ignaciana se entiende que “la esencia de lo humano es relacional, ex-céntrica,
abocada a Dios, en dependencia de lo trascendente” (p. 944), pero esto pasa por
ser un ser-con-los-otros y un ser-en-el-mundo. Esta relacionalidad es el ámbito
para cultivar la capacidad de amar y ser amado. El fruto de esta dinámica
relacional y la experiencia profunda del agradecimiento es la fuente de un Magis que busca hacer cosas grandes por
Dios a través del servicio a los otros. Este ideal, “y el reconocimiento de la
propia impotencia marcan la mística ignaciana, magníficamente caracterizada por
el conocido eslogan “Hacerlo todo como si nada dependiera de Dios, esperarlo
todo de él como si nada dependiera de nosotros” (Caravias, 2009, p. 5).
b) Una cosmovisión: la
Espiritualidad ignaciana habilita a las personas a percibir al mundo desde un
conjunto de creencias y valoraciones, fundamentalmente positivas. El mundo es el escenario para el encuentro
entre Dios y los seres humanos. “Hay que tener experiencia de Dios en el mundo:
se trata de contemplar el mundo y de ver en él la acción de Dios. Hay que
encontrar a Dios en todas las cosas” (Caravias, 2009, p. 5).
El mundo es entendido como don y como
tarea. Es don, en tanto que el Dios de
la Creación se lo da a la humanidad como un medio para que pueda crecer y
desarrollarse en plenitud. Es tarea,
pues se comprende como inacabado y debe ser optimizado, humanizado, para que
pueda convertirse en la casa de todos, en el sentido más amplio de la
expresión. “Surge así una mística operativa, transformadora y comprometida, que
asume el riesgo de la libertad y que busca canalizar las energías humanas. La
experiencia de Dios debe generar el dinamismo (…) para cambiar el mundo”
(Caravias, 2009, p. 5).
c) Una teología: la espiritualidad
ignaciana, en consonancia con la inspiración cristiana de enfoque católico,
presenta al Dios de Jesús, uno y trino, como fuente de vida, dador del ser a
todas las cosas. Esta perspectiva teológica de Ignacio muestra a un Dios que
contempla cómo la humanidad ha roto el orden bueno que él había propuesto para
ella, que tal situación genera dolor y, dado que no es indiferente, por amor a
su Creación, opta por la encarnación (ser para los otros), involucrándose
plenamente (ser con los otros), a fin de restablecer el orden, precisamente en
los contextos donde ha sido fracturado. La perspectiva teológica presenta a un
Dios que ha optado por la humanidad hasta el extremo (Buroz, S/F, p.25).
Con lo dicho hasta acá se establecen los
principales referentes teóricos de los tres elementos que se intentará vincular
a lo largo de la investigación que se quiere llevar adelante. Ahora es menester
seguidamente, a ofrecer las coordenadas metodológicas y la selección
hermenéutica.
CAPÍTULO
III
COORDENADAS
METODOLÓGICAS Y SELECCIÓN HERMENÉUTICA
Una vez que hemos descrito el objeto de
estudio y los antecedentes de esta investigación, es menester abocarse a ir
desglosando los principales aspectos de la investigación que se quiere
efectuar. Expresar el desde cuál perspectiva se entenderá el conocimiento, cómo
se abordará el problema, lo que se busca como utilidad del estudio es lo que
aborda este capítulo. De allí se ha de integrar lo que señala Balestrini
(2001), al expresar que “el marco metodológico es la instancia representada a
los métodos, las diversas reglas, registros, técnicas y protocolos con los
cuales una teoría y su método calculan las magnitudes de lo real” (p. 114).
Estas magnitudes son concretas y específicas para poder abordar este pequeño
resquicio de la realidad para llegar a decir algo significativo sobre él. Este capítulo
aborda cada uno de estos aspectos.
Paradigma
Un primer aspecto es definir el paradigma. Dice Sautu (2005) que “el
paradigma es la orientación general de una disciplina, el modo de orientarse y
mirar aquello que la propia disciplina ha definido como su contenido temático
sustantivo”, (p.24). Involucra una
visión del mundo y su naturaleza. Es un primer lente que se pone el
investigador al abordar la realidad. Como expresa Kuhn (2005) cada “paradigma
delimita el campo de los problemas que pueden plantearse, con tal fuerza que
aquellos que caen fuera del campo de aplicación del paradigma ni siquiera se
advierten” (p.11). Es normal que lo delimite de tal modo que ya se enrola en un
horizonte que lo enrumba y direcciona. El paradigma seleccionado para esta
investigación será uno de los cuatro que plantea Cerda (1995), a saber: el
paradigma interpretativo. Este paradigma se asocia fundamentalmente con la
investigación cualitativa, de la cual se tratará más tarde.
El interpretativismo, señala
Bautista (2011), “se basa en el ejercicio de la interpretación que es el acto
por el que otorgamos determinado sentido a cierta realidad en la que se muestra
alguna intencionalidad” (p. 46). Es el mismo que llama, Padrón (2018), como el vivencialista-interpretativista
porque está “orientado al desentrañamiento de significados socioculturales, a
la traducción introspectiva de simbolismos micro y macro-grupales, a la crítica
de las interacciones humanas, a las herramientas hermenéuticas” (p. 8). Además,
el mismo Padrón (2001) agrega:
…la vía más
apropiada para acceder al conocimiento es una especie de simbiosis entre el
sujeto investigador y su objeto de estudio, una especie de identificación
sujeto-objeto, tal que el objeto pase a ser una experiencia vivida, sentida
y compartida por el investigador (de ahí el calificativo de Vivencial) (pp.
5-6) [Negritas incorporadas].
Hay que resaltar la palabra simbiosis
y la de experiencia vivida, sentida y compartida. Esto es clave en este
paradigma y lo será en esta investigación. Pues bien, si adoptamos esta
tipología las realidades que pueden ser objeto de interpretación son aquellas
que se estiman involucradas con la acción de algún sujeto. En esta
investigación estarán involucrados ámbitos humanos como la interioridad, la
reconciliación y esto desde una espiritualidad cristiana de deseo de abordar
esta realidad humana compleja. Esas realidades pueden ser objetos, productos, o
presupuestos de esa acción. En la corriente interpretativa se sustituyen
parámetros de predicción y control por …“comprensión significado y acción” (p.
46).
Su finalidad no es buscar explicaciones
causales o funcionales de la vida social y humana, sino profundizar nuestro
conocimiento y comprensión de por qué la vida social se percibe y experimenta
tal como ocurre. De allí parte el cómo el ser humano se enfrenta a la posible
reconciliación personal y comunitaria desde la densidad propia y desde un modo
de ver la vida, el mundo, a si mismo y a la divinidad. Estas realidades entran
en juego como catalizadores que le permiten desarrollar herramientas y habilidades
personales para que esos procesos se vivan. Señala Bautista (2011) que:
…el propósito de
la ciencia social, dentro del paradigma cualitativo-interpretativo, es revelar
el significado de las formas particulares de la vida social mediante la
articulación sistemática de las estructuras de significado subjetivo que rigen
las maneras de actuar de los individuos. (p. 14)
Un individuo puede ser también un cuerpo
de seres humanos como lo es una congregación religiosa católica, en este caso
la Compañía de Jesús y su modo de trabajar la reconciliación desde la formación
humana de la dimensión profunda del ser humano abierto a la divinidad que le
trasciende. Bajo esta tradición, la realidad es un constructo social: la
realidad social del trabajo por la reconciliación desde una pedagogía de la
interioridad no es algo que exista y pueda ser conocido con independencia de
quien quiera conocerla. Este es uno de los elementos de los que se ha de dar
cuenta en esta investigación.
Corbetta (2007) manifiesta que el paradigma interpretativo “puntualiza
la interpretación como un proceso gradual, en el cual la aparición de nuevos
indicadores es el resultado de la incorporación de estos en sistemas cada vez
más complejos” (p. 26). Es posible que en el transcurso de la investigación
vaya dándose ese proceso gradual y la aparición de esos indicadores.
Enfoque
Por lo que se va diciendo y ya mencionado supra
esta investigación tendrá una orientación cualitativa. Según Bautista (2011) la
investigación cualitativa en las ciencias sociales, tiene como eje fundamental “el
profundo discernimiento del proceder humano y los motivos que lo rigen (…) se
vale de dos términos interrogativos básicos que son el por qué y el cómo de un
hecho social” (p. 8). Se basa en la toma de muestras pequeñas, esto es la
observación de grupos de población reducidos. Este es el segundo aspecto para
poder enmarcar la investigación. Los autores Hernández, Fernández y Baptista
(2014) manifiestan esta definición de los estudios descriptivos de Dankhe.
Expresan que este enfoque
…se guía por áreas o temas significativos
de investigación. Sin embargo, en lugar de que la claridad sobre las preguntas
de investigación e hipótesis preceda a la recolección y el análisis de los
datos (como en la mayoría de los estudios cuantitativos), los estudios cualitativos
pueden desarrollar preguntas e hipótesis antes, durante o después de la
recolección y el análisis de los datos. (p. 56)
Se desarrollará con un enfoque
cualitativo-interpretativo que busca comprender el complejo mundo de la
experiencia vivida desde el punto de vista de las personas que la viven y están
pensando en cómo desarrollarla en el seno de una institución y desde lo que le
expresan los documentos institucionales y lo que ya, tímidamente van haciendo
en esa dirección. (Taylor y Bogdan, 1987). Así, para Martínez (2006),
…en toda investigación cualitativa el
investigador deja que las palabras y acciones de las personas hablen por sí
mismas; pero es él quien ordena los datos de acuerdo a lo que piensa que es
importante, de allí que en la investigación se busca que los informantes clave
expresen sus vivencias o experiencias. (p. 128)
En esta investigación se priorizarán los
temas desde lo que cada aspecto es. Así, por ejemplo, se verá lo que es la
reconciliación; lo que se busca con ella; el qué es la interioridad y cómo se
puede vincular esta a una formación humana desde una espiritualidad cristiana
concreta y desde lo que los informantes irán destacando.
Diseño para abordar el
objeto de conocimiento
El diseño que se ha concretado es un
diseño descriptivo, que, como dice Padrón (2001), “parten del
hecho de que hay una cierta realidad (o sector del mundo) que resulta
insuficientemente conocida y, al mismo tiempo, relevante e interesante para
ciertos desarrollos” (p.1). Y, según las fuentes que originan la información será
documental
y de campo ya que planteará las posibilidades teóricas y metodológicas
de nuevas interacciones y vinculaciones entre la pedagogía de la interioridad,
la reconciliación y la espiritualidad ignaciana iluminada por entrevistas a
personas que van transitando intuitiva e inductivamente este camino. Como Arias
(2016) explica:
La investigación
documental es un proceso basado en la búsqueda, recuperación, análisis, crítica
e interpretación de datos secundarios, es decir, los obtenidos y registrados
por otros investigadores en fuentes documentales: impresas, audiovisuales o
electrónicas. Como en toda investigación, el propósito de este diseño es el
aporte de nuevos conocimientos. (p.27)
Se considera una investigación de campo o
diseño de campo, como Arias (2016) también expone:
La investigación de campo es aquella que
consiste en la recolección de datos directamente de los sujetos investigados, o
de la realidad donde ocurren los hechos (datos primarios), sin manipular o
controlar variable alguna, es decir, el investigador obtiene la información,
pero no altera las condiciones existentes (Arias, 2016, p.31).
Esta investigación recogerá los datos de
los individuos que se van a entrevistar sin dejar de estar atentos a las
categorías que surjan de las mismas fuentes documentales indicadas.
Para Lopera, Ramírez, Zuluaga y Ortiz
(2010), “el método es un camino, una manera de proceder” (p. 17). Al ser esta
investigación de carácter mixta, se habrá de usar dos métodos diferentes. El método
que se usará es el método fenomenológico con el que, según Fuster (2019) “se enfoca en las vivencias y destaca el
sentido que envuelve lo cotidiano, el significado del ser humano, es decir, la
experiencia que somos. La fenomenología es sensible a la problemática desatada
en torno al mundo de la vida” (p.207). Esto se une a lo que plantea Behar
(2009), al decir que “a partir del mundo conocido y de las experiencias
intersubjetiva se puede lograr una interpretación en la diversidad de
símbolos”. (p.45). El método fenomenológico se centra más en lo que piensan o
interpretan los sujetos sobre su experiencia que en ver la propia experiencia.
Es relevante mencionar que una de las
preguntas más esenciales en una investigación bajo este método es ¿cuál es el
significado, estructura y esencia de una experiencia vivida por una persona,
grupo o comunidad respecto a un fenómeno? Si bien es cierto, esta interrogante
puede ser respondida por personas que se encuentran presentes en el mismo
fenómeno objeto de estudio, pero pueden concebirlo desde diversas realidades.
En esta investigación será así porque habrán hecho distintas cosas, en distinto
orden y en distintos países. De allí surge la diversidad de concepciones de los
informantes y la necesidad de abordar de manera cualitativa la esencia de la
misma.
Las fases de abordaje del método
fenomenológico, según Hernández, Fernández y Baptista (2014), son las
siguientes: se debe definir el fenómeno de interés en el planteamiento del
problema. Aquí es la vinculación que los informantes establecen desde su
experiencia o desde sus ideas entre la pedagogía de la interioridad, el trabajo
de la reconciliación y la espiritualidad ignaciana. Esto es el contexto y los
participantes. Se busca que hayan experimentado al menos dos elementos del
fenómeno. Se buscarán también los antecedentes en el análisis documental que se
hará para fines de la contextualización.
El tercer paso es la recolección de la
información como tal. Para ello, se debe recabar la información mediante
entrevistas a profundidad, que según Mendieta, Ramírez y Fuerte (2015), va
apoyada por una guía temática con preguntas abiertas sobre los aspectos
generales del tema objeto de estudio. El propósito de la misma es obtener a
partir del discurso de los informantes la experiencia vivida en sentido
fenomenológico. Se busca poder obtener
varias descripciones y narrativas de la experiencia objeto de estudio.
Posteriormente se debe transcribir las narrativas de la experiencia y agregar
todos los materiales e información en la base de datos de análisis cualitativo.
Adicionalmente, se procede a revisar las descripciones y la información para
poder tener noción general de lo que se obtuvo.
De este modo, se pueden identificar las
unidades de análisis y generar categorías, temas y patrones presentes en las
mismas narrativas de los informantes sobre la experiencia o fenómeno. Esto
permitirá descubrir la conexión entre las experiencias de los participantes en
relación con el fenómeno estableciendo vínculos entre las categorías y temas.
Para ello se pasa a la categorización, el conocimiento de las diversas visiones
a partir de las experiencias de los informantes, la estructura referente a las
categorías que conforman el fenómeno y el contexto referente al tiempo, lugar y
situación.
Lo anterior lleva al desarrollo de una
narrativa general que incluya categoría y temas comunes presentados como redes
para establecer los vínculos dentro del proceso. Para obtener la descripción
del fenómeno a partir de las experiencias comunes y las categorías emergentes
de las mismas experiencias contrastándolas con el análisis documental para
pasar al uso de la teoría fundamentada como como esquema de análisis de las
entrevistas, adicional al análisis de contenido en lo documental, luego de
revisar bien la teoría respectiva
Ahora bien, el método que se usará para el
análisis de la investigación documental será el método analítico
que es “un camino para llegar a un resultado mediante la descomposición de un
fenómeno en sus elementos constitutivos” (p. 18). Dichos autores proponen
cuatro procesos que permiten aproximarnos a los diversos niveles de un
discurso. Estos son: entender, criticar, contrastar e incorporar.
Se vuelve casi imprescindible un análisis
del discurso cuando se quiere profundizar en la contrastación dialéctica entre
la teoría y la práctica, entre lo poco que se ha hecho y lo que se visualiza
como posible de hacer. Este hecho nos conduce a “un análisis discursivo, a un
comentario de significantes, si queremos contrastar y dialectizar” (p. 22). El
entender, como paso que se mencionaba arriba, se relaciona con una captación
intelectual; criticar se refiere a las comparaciones realizadas en el plano del
discurso en sí mismo; contrastar tiene que ver con los efectos que produce el
discurso en la experiencia, e incorporar nos habla de llevar al cuerpo,
asimilar un discurso, apropiarse del mismo, convirtiéndolo en una cualidad. Fue
seleccionado esta modalidad ya que son “formas distintas de aproximarse a un
discurso que, si se conjugan, brindan una perspectiva mucho más rica para el
análisis” (Lopera; Ramírez; Zuluaga y Ortiz, 2010, p. 18-19).
.
Escenarios
Los escenarios de esta investigación son
las diversas prácticas educativas del trabajo de la reconciliación, entendidas
desde la pedagogía de la interioridad y la espiritualidad ignaciana con sentido
de proceso, llevados a cabo por la Compañía de Jesús como orden religiosa
católica a lo largo del mundo. Los que serán entrevistados han trabajado con
diversidad de personas especialmente adultos y en ambientes educativos
informales.
Fuentes de información
Hay unos documentos básicos primarios y
otros secundarios. Entre los primarios están los propios del magisterio
ignaciano. En ellos se encuentran los siguientes: Obras de Ignacio de Loyola
(1997). Documentos oficiales de la Compañía de Jesús. Es el documento que
agrupa las bulas fundacionales, el trabajo que hacían los primeros religiosos
de esta orden y la experiencia pedagógica que proponen. Un segundo documento es
uno reciente y que aglutina el llamado directo y concreto al trabajo por la
reconciliación. Nicolás, A. (2014). Respuesta a las cartas ex oficio. En
ACTA ROMANA SOCIETATIS IESU. Volumen XXV FASCICULUS IV. 1- pp. 1039-1045. Se
trata de una consulta y un impulso mundial sobre el tema y unas grandes líneas
de acción planteadas ya en 2014 que pueden dar norte a lo que se encuentre en
esta investigación. La Congregación General 36 como documento emanado del ente
legislativo de la orden en Congregación General 36. Compañía de Jesús. (2017). Compañeros
en una misión de reconciliación y de justicia. Decreto 1. Grupo de
comunicación Loyola: Bilbao. pp 51-76.
Ha habido hasta la fecha dos discursos del
Prepósito General a saber: Discurso del Padre General Sosa, A., 2017, Reconciliación
y Justicia, PUC y el del 2018 IAJU: La universidad fuente de vida
reconciliada, IAJU. Otra fuente primaria sería lo referente a la pedagogía
de la interioridad. Se hace mención a las obras de tres autores sobre la
interioridad. La educación de la interioridad. (Andrés (2017a); López
(2017): Melloni (2018). Y una más reciente es sobre la pedagogía titulada: “La
pedagogía ignaciana. Textos clásicos y contemporáneos sobre la educación de la
Compañía de Jesús desde san Ignacio de Loyola hasta nuestros días” (2019).
Entre la bibliografía secundaria están las
siguientes:
Dos artículos de Mauricio García y de
Elías López, sj; número selecto de la revista Manresa; número selecto de la
Revista Sal Terrae.
Tesis de maestría de Papaluca, M. (2015).
Hacer las pazes. El sentido de la reconciliación en la espiritualidad
ignaciana. Trabajo final de maestría en espiritualidad ignaciana.
Actores
El trabajo de campo será hecho a diversas
personas que están intentando acercar estos ámbitos de modo inductivo y creo
que allí hay claves dispersas que la investigación podría vislumbrar (un
español, una argentina, un colombiano y tal vez un anglosajón). Hasta ahora
estos son los siete (7) informantes clave.
-Elías López, SJ. International
Association of Jesuit
Universities. (IAJU).
(1)
-Francisco de Roux, SJ. Comisión de
diálogo y reconciliación del conflicto armado colombiano. (1)
-Hna. Nora Kviatkovski, Ejercicios
espirituales en clave de reconciliación. (1)
-María Luisa Berzosa González,
facilitadora de experiencias. (1)
-Jacques Haers, Ejercicios espirituales en
clave de reconciliación. (1)
-Lluis Ylla, doctorando en el tema de la
interioridad. (1)
-P. Leonel Narváez Gómez, director de la
Fundación para el perdón y la reconciliación en Colombia. (1)
Criterios
de selección
Las fuentes principales y secundarias que
se tomarán para la selección de los documentos han sido seleccionadas de
acuerdo a los siguientes criterios: pertinencia, documentos directamente
relacionados con el tema. Actualidad, que sean materiales que describan o
inspiren experiencias que se estén dando o pensando recientemente. Impacto, sus
acciones están dando qué pensar o inspirando nuevos modos de vinculación con
diversos ámbitos. Vigencia, sus ideas invitan a arriesgarse y dar un paso
adelante desde la llamada a los miembros del cuerpo llamado Compañía de Jesús.
Oportunidades para la acción, porque lo escrito genera nuevas oportunidades y
se comienza a visualizar una novedad.
En cuanto a los criterios de selección de
los informantes clave se cuenta con los siguientes: que posean una experiencia
personal en, al menos dos, de los tres aspectos a relacionar. Por otro lado,
que sean actualmente responsables o animadores de este ámbito en algún nivel de
la estructura de la congregación. Que tengan visión de acciones que se pueden
seguir emprendiendo o que visualicen escenarios posibles. Y por último podría
incorporarse alguno por recomendaciones de los primeros tres informantes clave.
Con la lista de siete se ha seguido este criterio. Se hace con el conocimiento
de lo riesgoso que puede ser.
Técnicas e instrumentos de recolección de información
Según Arias (2016) la técnica “es
cualquier recurso, dispositivo o formato que se utiliza para obtener, registrar
o almacenar información” (p. 69). Las técnicas que se usarán serán el análisis
documental y el análisis de contenido de las teorías sustanciales para, de
allí, vincularlas de cara a sus potencialidades de acción. Dice Tinto (2013)
que “analizar un contenido supone estudiar los contenidos de un material”
(p.139). Es, según Krippendorff (1980), una técnica de investigación destinada
a formular, a partir de ciertos datos, inferencias reproducibles y válidas que
pueden aplicarse a su contexto” (p. 29). Este análisis se valdrá de cuadros
comparativos y matrices de análisis.
De cara al trabajo cualitativo se
utilizará como instrumento la entrevista. Para ello se desarrollará un
instrumento con una guía de observación y las preguntas de la entrevista. Para
Bisquerra (2016), la entrevista:
Es una técnica cuyo objetivo es obtener
información de forma oral y personalizada, sobre acontecimientos vividos y
aspectos subjetivos de la persona como las creencias, las actitudes, las
opiniones, los valores, en relación con la situación que se está estudiando.
(p. 328)
La entrevista individual en profundidad
que, por lo general, según Sandoval (1996), “su empleo implica la
realización de varias sesiones con la misma persona” (p. 144). Se comienza con
una primera entrevista de carácter amplio que parte de una pregunta generadora
y que busca no sesgar un primer relato, que será el que servirá de base para la
profundización ulterior. Sandoval (1996) considera, en tal sentido, que “la
propia estructura, con que la persona entrevistada presenta su relato, es
portadora en ella misma de ciertos significados que no deben alterarse con una
directividad muy alta, particularmente, lo repetimos, al comienzo del proceso”
(p. 145).
Estrategias de
procesamiento de la información
Se
usarán los métodos propios de la teoría fundamentada. Sandín (2003), citando a
Mertens 1998, establece que la característica definitoria de la teoría
fundamentada es “que las proposiciones teóricas no se postulan al inicio del
estudio, sino que las generalizaciones emergen de los propios datos y no de
forma previa a la recolección de los mismos” (p. 20). Las teorías se construyen
sobre la interacción, especialmente a partir de las acciones, interacciones y
procesos sociales que acontecen entre las personas.
Ya
los fundadores, Strauss y Corbin (1994), señalan que una teoría “es una
relación plausible entre conceptos y series de conceptos”. Dicha teoría,
desarrollada por el investigador, “puede asumir la forma de una narración, una
figura visual o una serie de hipótesis o proposiciones” (p. 21). Las técnicas
propias de la teoría fundamentada son el microanálisis, la codificación, el
muestreo teórico y la saturación teórica.
Para
el análisis de los resultados el investigador se apoyará en la Técnica de la Triangulación de Datos, de acuerdo con el
significado que le da Oppermann, M. (2000), quien considera que:
Es un
proceso de ampliación y verificación de los resultados y que en su desarrollo
se tratan de identificar y corregir las limitaciones metodológicas, los sesgos
de los datos y de los investigadores y supone el empleo de distintas
estrategias, cuyo objetivo es verificar las tendencias detectadas en un
determinado grupo de observaciones, de esta forma se logró analizar y
contrastar los datos obtenidos, las observaciones directas a los sujetos y la
consulta de textos. (p. 141)
De
esta triangulación emergerán categorías convergentes que generen posibilidades,
ámbitos de vinculación de los elementos de la investigación. El análisis será
apoyado por la herramienta ATLAS.TI versión 8.
Criterios
de cientificidad de la investigación bajo orientación cualitativa
Aquí se describirá muy brevemente los
puntos de partida desde los que se quiere ofrecer un criterio para garantizar
la cientificidad de esta investigación. Se colocará el nombre seguido de cómo
será comprendido en la investigación.
Consentimiento informado. Este criterio se
fundamenta en la claridad y libertad que tiene el entrevistado para dejarse
entrevistar y saber con claridad el uso que se hará de la información obtenida.
Es un criterio ético.
Confirmabilidad. Según Guba y Lincoln
(citados por Rada Cadenas, 2009) se refiere …“a la neutralidad de la
interpretación o análisis de la información” (p. 1). Se desea evitar el peligro
que constituyen las preferencias del investigador por lo que se quiere evitar
sus prejuicios por lo que se emplean estrategias de triangulación y reflexión
epistemológica. Por eso, concluye Rada (2009) que “la confirmabilidad o
auditabilidad, se refiere a la forma en la cual un investigador puede seguir la
pista, o ruta, de lo que hizo otro” (p.7). Para ello es necesario un registro y
documentación completa de las decisiones e ideas que ese investigador tuvo en
relación con el estudio.
Adecuación instrumental. Adecuación
instrumental, consiste en garantizar la aplicabilidad con suficiente
descripción informativa que revele la pertinencia y correspondencia con los
objetivos planteados en la investigación, de esa manera, la recogida
informativa tenga desde este elemento de rigor, la posibilidad de agotarse a
partir de la recurrencia en el escenario investigativo, se direccione así, a
una saturación natural de la información sujeta a estudio, el cual en un
momento ya no muestre elementos reveladores del objeto.
Credibilidad. Se vale de la triangulación
que se entiende, desde la perspectiva de La Torre Del Rincón, D. y Arnal, J.
(1996), como una estrategia que se sirve de varias fuentes informativas, desde
el contraste entre ellas, se pueda derivar la confirmación del dato y su
respectiva interpretación. Para ver esto mejor Sandín (2003) establece que “la
valoración de la información se hace en su recolección cuando esta puede ser
tomada en distintos momentos y desde varias perspectivas entre ellas” (p.199).
Se logra cuando los hallazgos del estudio son “reconocidos como reales por las
personas que participaron en el estudio y por quienes han experimentado, o han
estado en contacto con el fenómeno investigado” (Rada, 2009, p.1).
Dependabilidad (dependability). Se refiere
a la seriedad como análoga de confiabilidad de una investigación. Es entendida
como un proceso sistemático que incluye a la autenticidad y se rige por tres
criterios, a saber: “1) la conciencia reflexiva acerca de su propia
perspectiva, 2) la apreciación de las perspectivas de los otros y 3) la
imparcialidad en las construcciones, descripciones, representaciones y valores
en los que se sustentan”. (Arias, M y Giraldo C, 2011, p. 503).
Transferibilidad. Según Rada (2009) “es la
posibilidad de trasladar los resultados a otros contextos o grupos similares”
(Rada, 2009, p.1). Para ello se necesita hacer una “descripción densa del lugar
y las características de las personas donde el fenómeno fue estudiado” (p.8).
Así el grado de transferibilidad es función directa de la similitud entre los
contextos donde ser realiza un estudio.
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