martes, 19 de marzo de 2024

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PROYECTO DE TESIS DOCTORAL APROBADO (JUNIO DE 2021)

 

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

 UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR

INSTITUTO DE MEJORAMIENTO PROFESIONAL DEL MAGISTERIO

DOCTORADO EN CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN

 

 

 

 

 

 

 

 

 

VINCULACIONES ENTRE LA PEDAGOGÍA DE LA INTERIORIDAD, EL TRABAJO DE LA RECONCILIACIÓN Y LA ESPIRITUALIDAD IGNACIANA

Proyecto de Tesis para optar al Grado de Doctor en Educación Mención Ciencias de la Educación

 

 

 

 

Autor: Mtr. Pbro. José Francisco Aranguren Díaz, S.I

Tutor: Dr. Pbro. Eduardo Enrique Soto Parra, S.I

 

 

 

San Cristóbal, junio de 2021



 

 

 

 

 

ÍNDICE DE CONTENIDO

 

 

ÍNDICE GENERAL............................................................................. ii

RESUMEN ………………………………………………………………………………iv

CAPÍTULO I........................................................................................ 1

CONTEXTO……............................................................................ ….1

Problematización del Objeto de Conocimiento.................................... 1

Objetivo Integrador............................................................................ 23

Objetivos Concretos........................................................................... 23

Justificación de la investigación…………………………………………………24

CAPÍTULO II………………………………………………………………………28

SUSTENTO TEÓRICO…...………………………………………………………..28

    Antecedentes……………………………………………………………………..28

    Lo teórico: su desarrollo…………………………………………………………..36

      Interioridad……………………………………………………………………….36

            Pedagogía de la interioridad…………………………………………….........40

    Reconciliación…………………………………………………………………….42

    Compañía de Jesús y espiritualidad ignaciana……………………………………45

CAPÍTULO III………………………………………………………………….........52

COORDENADAS METODOLÓGICAS Y SELECCIÓN HERMENÉUTICA…....52

     Paradigma………………………………………………………………………...52

     Enfoque…………………………………………………………………………...54

     Diseño para abordar el objeto de conocimiento…………………………………..55

     Método……………………………………………………………………………56

     Escenarios………………………………………………………………………...58

     Fuentes de información……………………………………………………….…..59

     Actores……………………………………………………………………………60

     Criterios de selección……………………………………………………………..60

     Técnicas e instrumentos de recolección de información…………………………61

     Estrategias de procesamiento de la información……………………………........62

     Criterios de cientificidad de la investigación bajo orientación cualitativa………63

REFERENCIAS.................................................. ………….………..65

 


              REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

 UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR

INSTITUTO DE MEJORAMIENTO PROFESIONAL DEL MAGISTERIO

DOCTORADO EN CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN

 

              VINCULACIONES ENTRE LA PEDAGOGÍA DE LA INTERIORIDAD, EL TRABAJO DE LA RECONCILIACIÓN Y LA ESPIRITUALIDAD IGNACIANA

Proyecto de Tesis Doctoral

Autor:

Mtr. Pbro. José Francisco Aranguren Díaz, S.I

Tutor:

Dr. Pbro. Eduardo Enrique Soto Parra, S.I

Fecha:

junio 2021

RESUMEN

La pedagogía de la interioridad es un camino para educar el mundo interior, igualmente el trabajo de la reconciliación se percibe como algo que toca lo profundo del ser humano de modo que podría ser enriquecido desde la espiritualidad ignaciana. La espiritualidad ignaciana aborda la realidad espiritual del ser humano. Genera un modo de ver al mundo, de relacionarse con Dios y con los demás. La pedagogía de la interioridad, también forma al ser humano. Lo hace desde tres contenidos, a saber: la apertura a la trascendencia, la integración emocional y el trabajo corporal. Esta investigación mostrará las posibilidades de vinculación que pueden dar lugar a prácticas que enriquezcan el trabajo de la reconciliación que desarrolla actualmente la Compañía de Jesús. Se utilizará el paradigma interpretativo desde una un tipo de investigación descriptiva. Por su fuente, será documental y de campo. El método fenomenológico se usará para recolectar la información y el procedimiento de disquisición y hermenéutica será con el método analítico que servirá para analizar el discurso de los actores y la vertiente del análisis del contenido para extraer la información documental. El contexto será la práctica social y educativa de la Compañía de Jesús. Se entrevistarán siete (7) actores como informantes clave. Ellos han trabajado con diversidad de personas especialmente adultos y en ambientes informales. Se usará el análisis de contenidos de los documentos a través de cuadros comparativos y matrices de análisis. Además, se usará la entrevista a profundidad. La información se analizará con los elementos propios de la teoría fundamentada tales como el microanálisis, la codificación, el muestreo teórico, la creación de categorías convergentes que generen posibilidades de vinculación de los elementos de la investigación. Las conclusiones buscan generar teoría acerca de las vinculaciones entre la pedagogía de la interioridad, el trabajo de la reconciliación y la espiritualidad ignaciana.

Descriptores:   Pedagogía de la interioridad- Reconciliación- Compañía de Jesús- Espiritualidad Ignaciana- Apostolado-Ejercicios Espirituales-


                                                         CAPÍTULO I

CONTEXTO

Problematización del Objeto de Conocimiento

 

     La historia de las ideas educativas va de la mano con la historia de las concepciones sobre el hombre. Siempre que se ha educado a alguien con una intencionalidad concreta, lo primero que salta a la vista de quien analiza el fenómeno educativo, específicamente del filósofo ya que este se enfoca en el a quién y en sus fines, es la manera de entender al hombre. Esto es importante porque apunta hacia la necesidad de precisar la concepción antropológica que sustenta el proceso de transmisión y recepción de determinados contenidos.

     El coro de la tragedia Antígona, dice respecto al ser humano: “Numerosas son las maravillas del mundo; pero, de todas, la más sorprendente es el hombre” (p. 21). En griego la palabra maravilloso también significa terrible. Por tanto, esto hace pensar que para Sófocles, y su tiempo, el ser humano era considerado a la vez lo más maravilloso y lo más terrible que pueda verse en el mundo. Esta dualidad de significados determina la dimensión antropológico-filosófica sobre el hombre y la intencionalidad de las formas de asumir su proceso educativo.

     La obra Qué es el hombre. Evolución y sentido de la vida que será fundamental en este estudio fue escrita por Pedro Laín Entralgo (1908- 2001). Se considera la obra que aglutina su pensamiento amplio de la visión humanista del ser humano desde su pensamiento inspirado en sus maestros Ortega y Gasset, Xavier Zubiri y Karl Rahner. El autor, como médico, incorpora el elemento biológico en su pensamiento lo cual es necesario para ver al ser humano como un ser en el mundo y desde allí desplegar su integralidad. El mismo autor lo expresa del siguiente modo:


…si un hombre quiere decir algo acerca de lo que él últimamente es, si pretende moverse en el dominio de las afirmaciones últimas y absolutas, lo más que podría hacer es renunciar al orgullo de afirmar la evidencia de lo enteramente racional y atenerse con humildad a la creyente aceptación de lo meramente razonable (Laín, 1999, p. 8).

     Por lo expresado supra parece un filósofo apropiado para fundamentar una idea integral del ser humano. Para él, la evolución biológica de la especie humana revela diversas etapas. El Homo habilis es aquel que puede inventar un hacha de sílex con un fin determinado. Además, como ejecutor de acciones técnicas el hombre ha sido llamado animal rational y animal instrumentificum. Se infiere que entre los presupuestos biológicos-evolutivos la acción del hombre es proyectiva; es decir, se asume como animal proiectivum, en otras palabras: un ser que se proyecta. (Laín, 1999). Esta particularidad del ser que se proyecta se ha de combinar con la del Homo convivalis que plantea Márquez (2009) “ese ser que se hace y transforma a través de su historial pasado, presente y futuro, sin perder el rasgo de su autenticidad popular y genérica” (p. 1). Es el ser que vive con otros, o, dicho en el lenguaje de Delors (1996) el “aprender a convivir”, como aprendizaje necesario en la educación del siglo XXI.

     La creación del hacha de sílex u otros conocimientos, las comunica y trasmite a sus coetáneos y semejantes de manera que el conocimiento no tenga que estar siempre partiendo de cero y reconstruyéndose continuamente. Como animal social el ser humano es también animal donans; es decir, un ser capaz de entregar a sus semejantes lo que tenía o sabía. El sentido y el fundamento de esta donación, de este acto de amor es la voluntad de procurar lo mejor a los demás.

     El ser humano se ha mostrado donante de muchas cosas bellas. Entre ellas podrían citarse las grandes obras de arte, las catedrales, la producción literaria, las piezas musicales, los adelantos científicos y las grandes concepciones filosóficas. Eso lo hace ser un animal progrediens, es decir, constructor. Este presupuesto sobre la dimensión constructiva del hombre determina su condición de animal historicum, la cual subraya lo que construye, crea, dona, o proyecta. También se percibe al hombre como un animal morale ya que a lo largo de su historia se ha movido a utilizar sus posibilidades hacia la conservación o destrucción de sí mismo y de su especie o hacia la destrucción de uno y otra. El hombre al actuar libremente ante una situación cualquiera se ha dejado llevar por lo recto o por lo vituperable. De modo que es un animal moral que puede actuar con propósito de beneficencia o con intención de maleficencia (Laín, 1999).

     El ser humano es susceptible de aprender variadas cosas, lo cual indica su capacidad para aprender, para formarse, para ser educado. Esto constituye el presupuesto de animal educabilis; dicho en otras palabras, que puede ser educado. Alude a la educabilidad del ser humano como categoría y presupuesto fundamental humano. De igual modo, el ser humano a lo largo de su existencia se ha planteado diversas interrogantes, por eso se le ha denominado animal cogitans, o ser pensante; lo que le ha llevado a dar respuestas a sus interrogantes. En general, se ha concentrado en dar respuesta a la realidad y al modo que tiene de conocerla.

     Ahora bien, los problemas que la realidad le plantea al ser humano son los mismos, no así las respuestas que se han dado, estas, son distintas y muchas veces contradictorias. El origen remoto de la filosofía está en esa actitud humana de estar abierto a la realidad (Zubiri, 1962). Esta idea se entiende por el hecho de dejarse afectar por lo que le rodea. Además, se encuentra en el sincero deseo humano de llegar a conocer y comprender la realidad. Se podría decir entonces, que en tanto que el hombre filosofa, la filosofía es una actitud humana. 

     El ser humano ha de entenderse como una totalidad que busca hacerse dueño de su propio destino, que busca aprehender y transformar la realidad circundante; busca en su vida el desarrollo armónico de cada una de las dimensiones de su personalidad en un contexto social. La educación es posible porque el ser humano es un animal educabilis, historicum, social, labefaciens, progrediens, proiectivum y convivens.  El conocimiento de estos presupuestos característicos de la condición y la evolución humana permiten enmarcar la evolución de su intención educativa.

     Lo expresado supra se resume en un modelo teleológico humano inspirado en el personalismo y el existencialismo. El primero asume al ser humano como un sujeto que tiene como finalidad realizarse y, de este modo, llega a hacerse persona. Para ello, el sujeto se trasciende sin desmayo. La trascendencia de sí mismo, de los demás, del mundo y con el trascendente es parte de su modo de estar en el mundo. Siempre apunta a un más allá que le proporciona sentido. Parte del principio de que las personas se desviven para ser.

     No es fácil definir a la persona ya que no es una cosa, sino un principio de imprevisibilidad. El personalismo propuesto por Mounier (1962) se apoya en la consideración de un ser humano escudriñador y activo que explora y cambia el mundo que le rodea. Para Mounier (citado por Pedemonte, 2017), decir que el hombre es una persona …“quiere decir que consideramos al hombre como una substancia espiritual, capaz de actuar a partir de una escala de valores que él mismo ha asumido” (p. 212). Como se percibe es un concepto que llega de lejos y recibe matices en nuestro tiempo sin perder lo esencial manifestado ya por Mounier. La pedagogía personalista lo es en la medida en que se realiza un sujeto que tiene rasgos propios, que se siente obligado, comprometido, por sus posibilidades personales y que, al mismo tiempo, se ennoblece por el hecho mismo de vivir y obrar como persona.

     Para Mounier (1962) “La formación de la persona en el hombre, y la del hombre según las exigencias individuales y colectivas del universo personal, comienza desde el nacimiento” (p 64). Se va formando desde su centro, desde ese espacio interior desde el cual toma sus decisiones. El espacio sagrado de la indescifrabilidad del ser humano. Melloni (2007) la definía del siguiente modo:

Ese espacio que se abre entre nosotros y las cosas, entre nosotros y las personas, entre nosotros y nuestras imágenes de Dios, que permite redimensionar la calidad de nuestra existencia y que tiene que ver con la atención, la capacidad de contención y de vivir en el presente, con serenidad, sin avidez, en actitud de receptividad, agradecimiento y ofrenda. (p. 5)

     De su concepción clara, amplia y vinculante hay que resaltar principalmente la palabra “espacio”. Por supuesto que se trata de una analogía que va a la esencia de la persona y de allí que es el espacio “entre” la persona y lo demás, pero que difícilmente se vive como espacio entre, sino como identidad personal. López (2015) ha desarrollado más esa idea de espacio que ya menciona Melloni en el texto citado. Lo entiende como “el espacio cóncavo (desde dentro) de nuestra corporalidad, que emerge desde lo más profundo de nuestro ser” (p. 45). Como señala Esteve, Galve e Ylla (2016), “la interioridad no es solo el ámbito de las emociones subjetivas, sino también el espacio de desarrollar vivencias que son imprescindibles para reconocer experiencias de profundidad” (p.10).

     Por el lado del existencialismo se asume que el hombre va ampliando sus potencialidades a medida que se va sintiendo y en la medida en que la misma vida se las va exigiendo, el ser humano es constante búsqueda. Explora un sentido para su vida que debe irlo encontrando en cada uno de los diversos momentos y circunstancias de su vida. La formación que brota de la educación es lo que va marcando ese proceso. El ser humano ha enmarcado su pensar y su hacer en ciencias y disciplinas, entre las cuales destaca la Filosofía. La filosofía de la educación se plantea la reflexión y alternativas de solución de problemas que parten de la educabilidad propia del ser humano; es decir, de su capacidad de aprender y ser educado en diversos aspectos personales y sociales.

     La educatividad y la educabilidad son definidas por Luengo (2004). La primera, la educabilidad, entendida como la capacidad del ser humano de configurarse; la segunda, como la referida a las características del que educa (educador) para que la educación se lleve a cabo. Ambas se convertirían en discutibles si se pregunta para qué se lo educa. Esa es la pregunta que se plantea la filosofía de la educación en específico y, en general, el tema sobre el que orbitan todas las ciencias de la educación. Este énfasis diferencia a la filosofía de la pedagogía, la cual se dedica más a los fines del fenómeno educativo, a la formación, al hecho de que el ser humano a lo largo de la humanidad ha tenido preferencia por una serie de valores, conocimientos, técnicas de desenvolvimiento personal y social que se han convertido en finalidades para las que han sido educadas todas las generaciones precedentes.

     Debido a su educabilidad hacia los fines que se persigan, el ser humano logra saber cosas porque de esta manera despliega lo que constituye para él un impulso y una necesidad. No puede vivir sin aprender y ello se basa en su ser educable. Como dice Fullat (2000) la fuente, pues, del saber no radica en saber alguno, sino en un empuje originario, tan principiador que sin él nos moriríamos (p. 46). Pero el conocimiento no es neutral. Lo que se conoce lleva a establecer creencias entre la veracidad de lo que se cree y la falsedad de lo que no se parece a lo que se cree o lo que es diverso. Esto se hace extremo cuando se convierten en dogmatismos que permiten emitir juicios de valor que desprecian la diversidad.

     La psicología y la sociología son ciencias empíricas, cuyo campo de aplicación no es la naturaleza sino el hombre y sus obras. Pero, existen otros saberes que se refieren a realidades no experimentables, estos son los saberes metafísicos y axiológicos como la dignidad del hombre. Los valores de la educación pertenecen a este apartado de saberes (Fullat, 2000). Por eso, un sistema educativo pensado al margen de la axiología (teoría de los valores) es casi imposible, y en todo caso será perfectamente adecuado a dictaduras que se valdrán de la neutralidad, como de una ideología para encubrir su estructura totalitaria.

     Como se dijo supra, la filosofía de la educación tiene, entonces, como misión encargarse de los fines de la educación; ámbito en el cual se hace referencia a los valores que la inspiran, como también se dijo supra. Esto lleva a que se preferirán algunas cosas que otras. Ello constituye las diversas finalidades que se le da a la educación. La educación apunta hacia un fin, hacia un τέλος, por tanto, la teleología educativa será entendida como saber filosófico que reflexiona sobre la naturaleza, origen y fundamento de los valores que legitiman el proceso educativo actuando como finalidades. Sin embargo, da la impresión de que la teleología educativa llega siempre a un imposible (Fullat, 2000).

     Se educa para algo. El ser humano existe en la medida en que hay cosas y en que hace algo con ellas. El hombre está atravesado por la nihilidad porque no puede hacerse solo. No hay hombre sin educación, sin un proyecto, sin una finalidad. Si el hombre es deber ser se debe a que antes es poder-ser, es perfectibilidad, es libertad. Ser hombre es un indesmayable querer serlo. No nacemos hombres; queremos ser hombres (Fullat, 2000).

     La educación busca darle forma al ser humano, in-formarlo. En resumidas cuentas, la educación como contenido es vertebralmente axiológica – de ἁxἰos, valor, es teleológica de τέλος que en griego significa fin- Educamos para encarnar en las sociedades históricas un concreto modelo de persona (Fullat, 2000). En tal sentido, Savater (1997) coincide al considerar que:

La educación trasmite porque quiere conservar y quiere conservar porque valora positivamente ciertos conocimientos, ciertos comportamientos, ciertas habilidades y ciertos ideales. Nunca es neutral: elige, verifica presupone, convence, elogia y descarta. Intenta favorecer un tipo de hombre frente a otros, un modelo de ciudadanía, de disposición laboral, de maduración psicológica y hasta de salud, que no es el único posible pero que se considera preferible a los demás. (pp. 151-152)

 

     Como se ha dicho más arriba, ya Delors (1996) plantea los cuatro aprendizajes vitales: aprender a ser, aprender a conocer, aprender a hacer y aprender a convivir. Son aprendizajes para el siglo XXI que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, 2015) ha proyectado ya desde la última década del siglo XX. Ese mismo camino lo ha reiterado en el año 2015 en su Declaración de Incheon, señala que la educación que sueña para el 2030: “forma parte integral de su visión holística y humanista, que contribuye a un nuevo modelo de desarrollo. Esta visión va más allá de un enfoque utilitarista de la educación e integra las múltiples dimensiones de la existencia humana” (p.6).

     Se trata de desarrollar una visión amplia, llamada holística, por el documento. En ella se reconocen las múltiples dimensiones del ser humano, de su existencia que han de ser atendidas por la educación. Además, más adelante, el mismo documento integra dos grandes elementos, a saber: “la educación para la ciudadanía mundial (ECM), que abarca la educación para la paz y los derechos humanos, así como la educación intercultural y la educación para el entendimiento internacional” (p.23).

     Cada uno de estos elementos mencionados se entienden como principios axiológicos de la educación que hay y la que se sueña para el 2030. La educación busca el desarrollo del potencial creativo de cada ser humano y favorecer el desarrollo integral del individuo para que ejerza plenamente sus capacidades humanas. Estos son las grandes finalidades de la educación en el sistema educativo. Pero ¿de qué concepción de educación parte para formar ese modelo de ser humano?

     Para responder a ello se debe tomar en cuenta los grandes modelos humanísticos que se encuentran siempre incrustados en una dinámica siempre más amplia y los que se han asumido los modelos personalista-humanista y existencialista. Estos macro modelos pretenden hacerse cargo de la totalidad. Ya que como “debemos acudir a la reflexión filosófica -dice López (1999)- que se esfuerza por clarificar el sentido profundo del lenguaje y de hecho de ser el hombre locuente” (p. 12).

     Dentro del enfoque asumido la educación será, entonces, un proceso continuo e integrado de formación que toma al ser humano, como totalidad; como parte de un contexto social, para hacerlo dueño de su propio destino. Este proceso educativo, además debe garantizar formación práctica para ejercer la función social, debe brindarle principios críticos, creativos y valorativos para contribuir a la organización de la sociedad en la cual se vive. Con esto se reconoce que la educación es un proceso que guía y que busca la formación integral desde la dimensión profunda e integrados de su propio ser.

     Con lo expresado supra se busca favorecer las condiciones para que los educandos dinamicen procesos de desarrollo de integración emocional, de la facilitación de aprendizajes y de preparación para desempeños. Se pretende que el estudiante interprete sus experiencias y profundice el conocimiento que tiene de sí para que lo pueda proyectar. De la institución educativa concreta dependerá el cómo ofrecer una formación integral a sus estudiantes que la recibirán desde su perspectiva integradora. Una educación integral que afronte la enseñanza sistemática y la orientación axiológica de ese proceso. Los elementos aportados por Delors (1996) en su obra la educación del ser y del convivir, juegan un papel importante en lo que se va expresando.

     Se tiene al frente en esta investigación el hecho educativo como educación integral del ser humano. La noción de pedagogía que permitirá abordar el hecho espiritual se basa en esta noción de educación integral del ser humano. Se cuenta para su análisis con las diversas ciencias de la educación que lo estudian, ahora hurga hablar sobre la pedagogía. Ella se entiende no ya como la disciplina central de la educación sino como la disciplina que se encarga de la “formación del ser humano”, así, en términos generales (Contreras-Colmenares, 2017, p. 1). Así lo desarrolla Hegel (citado por Ospina, 2012): “aquel proceso en el que el sujeto pasa de la 'conciencia en sí' a una 'consciencia para sí' y en el que reconoce el lugar que ocupa en el mundo como constructor y transformante” (p. 4). Es el proceso en el ser humano va asumiendo el control de su vida y hacia dónde se quiere dirigir. Formarse pues, es ese constante y personal movimiento de pasar de solo habitar el mundo a sentirse responsable de su construcción y, al tiempo que se hace eso, se construyen los grandes valores y se va madurando como ser humano. 

     Ahora bien, hay que decir que se observa una “inexistencia de autonomía de los estudios educativos” (Follari, 2019, p.19). La pedagogía pues, como ninguna otra de las ciencias de la educación es autónoma, se entiende en relación con otras disciplinas. Es precisamente por ello que se puede afirmar con Contreras-Colmenares (2017) que, “…a partir del objeto de estudio de la pedagogía, se pueden interrelacionar otras áreas temáticas, que serán sucedáneas, para alcanzar el cometido de desarrollar una investigación” (p.2). Es esta puerta que queda abierta y esa posible interrelación la que hace que hará sea posible la investigación en curso.

     El objeto de la pedagogía no es solo la formación restringida al ámbito académico del estudiante y del profesor, sino que lo es en el sentido amplio humano. Ella puede tener cualquier adjetivo que le acompañe cuando se ha superado el hecho restringido. La pedagogía no se reduce a una determinada metodología o a una determinada manera de desarrollar contenidos programáticos como tradicionalmente piensan quienes, consciente o inconscientemente, confunden pedagogía con didáctica.

     La pedagogía está inevitablemente dirigida al ámbito concreto de todo el amplio repertorio de la formación humana. Por tanto, le interesarán las características particulares que orientan la acción pedagógica que se desea desarrollar desde los supuestos de la posibilidad de ser educado del ser humano y de él mismo ser actor y protagonista de su proceso de formación allende el sistema educativo formal. Esta educación de la que se ha hablado supra viene a ser “el resultado de otro proceso integrador que es la formación en el ser humano de su espíritu, sentimientos, convicciones y valores” (Contreras-Colmenares, 2017, p. 2). Es un proceso que busca integrar los cuatro ámbitos referidos: su espíritu, para darle un determinado talante que va construyendo; sus sentimientos, para crear una sensibilidad capaz de dejarse afectar por lo que le ocurre y lo que acaece a su alrededor; sus convicciones que van solidificándose en ese proceso y sus valores concretos. Estas cuatro dimensiones son dimensiones profundas, y se podría decir, que tienen su base en el interior del ser humano.  

     Es un hecho el que la escuela siempre ha educado el interior humano. Se ha educado ese espacio, del que habla Melloni (2007). Así lo señala Burguet (2017) “la educación se ha esforzado desde tiempos quiméricos por descubrir este ser y tratar de poner instrumentos pedagógicos para desplegarlo en su amplia dimensión, en tanto que proceso de crecimiento interior” (p. 100). La misma Burguet (2016) recrear ese camino en sus obras. La pedagoga abre el camino recordando que ya la educación se ha encargado de ello en su sistema formal pero que ahora ha de desarrollarse pedagogías explícitas que formen ese mundo interior del estudiante. Por tanto, una primera constatación es que ese trabajo no le es del todo ajeno. Esto es algo coherente con lo que se va diciendo.

     Andrés (2017a) entiende a la educación de la interioridad como el desafío y posibilidad que tiene la educación -y la escuela como ente concreto- de educar esa dimensión antropológica de la interioridad y de desarrollarla. Sobre esto ya hay cierto consenso y hablar de Educación de la interioridad ya va cobrando sentido en el discurso educativo, se trata de todo un paradigma educativo emergente. El trabajo de la interioridad considerado en proceso, en ejercitación, en hacer crecer ese espacio y dar herramientas para habitarlo, por tanto, la pedagogía de ese espacio interior iría más cercano a los cómo que a los qué. El qué sería el espacio interior, y el cómo serán las herramientas o técnicas pedagógicas para llegar a ese espacio interior, aun sabiendo que también las habrá de otras índoles. En todo caso, psicológicas para acceder a ello, pedagógicas para educarlas, transformarlas y cambiarlas. La educación de la interioridad necesita, pues, del desarrollo de una pedagogía de la interioridad que articule procesos, metodologías y técnicas que ayuden a conocer y habitar ese espacio interior.

     Alonso (2011) también se refiere a la interioridad y que la pedagogía es el “modo de desarrollarla y mejorarla” (p. 48). La pedagogía de la interioridad (PI) asume el cómo la intervención pedagógica modela y va acompañando su desarrollo en las distintas etapas de la vida escolar desde las diversas modalidades, áreas de estudio y clima escolar. Esto es una necesidad actual incluso ad intra del mismo sistema educativo porque, como dice Otón (2018) “sin una interioridad bien trabajada, el individuo no será capaz de gestionar convenientemente los recursos que le aporta el propio sistema escolar” (p. 63). Dígase como ejemplo el momento cumbre en el que se le pide al estudiante que tome la decisión de qué carrera estudiar o el proceso de salir del colegio a la Universidad y cómo manejar su autonomía, por citar sólo dos situaciones familiares. Esteve, Galve e Ylla (2016) expresan que:

Ejercitar, hacer crecer la dimensión interior es ejercitar, hacer crecer aquello de la condición humana que da profundidad a lo que hacemos y a cómo estamos en la vida. Pero también podríamos hablar de pedagogía de la profundidad, pedagogía de la sabiduría, pedagogía de la (auto) conciencia, etc. Sin embargo, creemos que el sustantivo <interioridad> o sus perifrásticos, dimensión interior, mundo interior, nos proporcionan un alcance mayor. (p. 17)

 

     La educación para la paz que señala Unesco (2016) y la educación de la interioridad se asemejan en que se busca ir y desarrollar todas las dimensiones desde lo profundo humano, y no deja a un lado la trascendencia que es el ser humano para sí mismo y para el Otro.

     La PI incluye al ser humano entero, todo, desde su dimensión profunda, por tanto, ella implica las diversas áreas de las características del ser humano que plantea Laín (1999) y que han sido descritas anteriormente como fundamentales para este estudio. La dimensión interior es parte del rasgo antropológico de Laín (1999) del Homo proiectivum, porque es desde ese espacio desde donde se proyecta. Ahora bien, el llevarlo adelante en el contexto en el que le corresponde tiene que ver con la característica del Homo historicum. Lo hace desde una historia concreta y desde su capacidad de progrediens (constructor). Este proceso se da, por ser un animal social en un contexto en el que hay otros y con quienes busca convivir, por ser Homo convivens.

     En su característica de Homo proiectivum es necesario releer su vida, darle sentido y reflexionar sobre sí mismo desde su dimensión profunda, y en su contexto concreto. Allí brotarán momentos en los que considera que ha de retroceder, dar un paso, admitir su equivocación y por ende comenzar un proceso interior y exterior de realineación y reparación que lo vive con necesidad en su “proceso de hallar su vocación de ser un modo de ser hombre” (Laín, 1999, p. 161). Por ello surge el proceso de volver a unir lo que se ha desunido. Estos procesos de fractura y quiebres interiores o de relaciones se viven muy profundo en el ámbito personal y, dependiendo de las sociedades y países, del social.

     Un dato que hace más complejo el proceso de educarse desde la interioridad, desde el ser es que el ser humano se maneja en categorías de comprensión con sus dos vertientes claves, autocomprensión y heterocomprensión, es decir, de su propio sentido y del que le dan los demás a sus acciones y a su vida (Laín, 1999). En la heterocomprensión se abren una serie de temas y dimensiones que se han de reconocer para visibilizarlas e incluirlas en el proceso pedagógico. Entre esos temas surgen la convivencia, la tolerancia al distinto, la violencia y, uno especial para este estudio como lo es la reconciliación.

     El ser humano se va encontrando en su proceso educativo progresivamente con la necesidad de RE-CONCILIACIÓN como dimensión propia y necesaria para seguir viviendo. Tanto la familia, como la educación formal o informal van forjando actitudes y habilidades.

     Hace falta introducir el constructo reconciliación. Para López (2019) la palabra reconciliación viene del latín «reconciliāre»; del prefijo «re» o del latín «re» que significa repetición y verbo «conciliāre», vinculado al sustantivo concilium (asamblea, reunión, unión). Es así como reconciliare en origen es hacer volver a alguien a la asamblea, a la unión y al acuerdo con otros. RE-CON-CILIAR= volver-juntos-llamada.

     La reconciliación se entiende como un proceso personal profundo mediante el cual se vuelva a unir lo que ha sido roto. La reconciliación se trabaja desde una filosofía humanista que considera al hombre como creatura y que ve la injusticia como no deseada por el ser humano y lo visualiza actuando contra ella a diversos niveles y con todos sus recursos humanos y personales disponibles. No se puede sanar la herida mirando desde fuera, sino que el proceso arranca desde que miramos cara a cara a la violencia que hemos ejercido o que hemos padecido (López, 2019). Eso es lo dado. Solo un reconciliado puede trabajar la reconciliación; quien esté reconciliado consigo y con su historia tendrá más herramientas para seguir apostando por la vida, por una reconciliación en su comunidad y en su contexto social. Por lo que se ha visto, la reconciliación se entiende no como una reconciliación religiosa, sino que va mucho más allá.

     El trabajo de la reconciliación es un proceso que surge de las características antropológicas del ser humano y un rasgo importante por lo que la educación le toma en cuenta y le da herramientas en esa dirección. De este modo, la educación logra ser integral. No es algo automático, necesita desarrollar un trabajo en esa dirección. A lo largo del continuum educativo se va logrando. Ahora bien, las distintas organizaciones de la sociedad civil en las que los seres humanos se van involucrando a lo largo de su proceso educativo también coadyuvan y colaboran a profundizar, nunca a substituir, los procesos y estas actitudes ya cultivadas en la escuela y en la familia. 

     En este momento se resalta una categoría antropológica que quedó evidenciada anteriormente y vinculada con la interioridad: el ser humano es un homo religare. Se religa con la Otredad, llámela como la llame. Ya se ha visto que es un aspecto de los contenidos de la pedagogía de la interioridad en el aspecto de lo trascendente a sí mismo. El ser humano es religioso en ese sentido. Como ser religioso se generan actitudes y conductas hacia la vida, el papel en el mundo y la relación con los demás. Por lo que esta característica antropológica hace que su interioridad, como expresa Torralba (2019) esté habitada como “fuerza interior” (p. 212). A este camino que se desarrolla desde la categoría antropológica de la interioridad el mismo autor la llama espiritualidad. Es importante destacar que se trata de algo:

Universal, inherente a la condición humana (…) No pertenece a ninguna tradición religiosa, sino que es un rasgo antropológico que se articula de diferentes maneras según los contextos históricos, sociales, políticos y religiosos en los que está ubicada la persona. (pp. 212-213)

     El autor no cierra la puerta a que se pueda desarrollar dentro de alguna religión, solo que no la circunscribe a una en particular. La expresión universal alude a que es propio del mismo ser humano por el mismo hecho de serlo. Este rasgo se moldeará o articulará de un modo distinto de acuerdo a ciertos fenómenos.

     De modo que, puede pensarse que este trabajo se atreve a postular a una espiritualidad religiosa concreta, la católica, como un catalizador para canalizar las energías profundas del ser humano y, por ende, vincularse con el trabajo de la reconciliación. Entiéndase la imagen del catalizador. Con ello se refiere a un elemento clave de un proceso que se puede plantear para lograr un movimiento y llevar a cabo una reacción, en este caso positiva.

     Una educación que ofrezca claridad en sus objetivos y que esté alineada con sus finalidades y metodologías. Eso es lo que necesitan todos los ciudadanos del mundo. Una pedagogía que ponga en el centro al estudiante desde su dimensión profunda y desde allí le forme, le eduque y que le provea paulatinamente de las herramientas para desarrollarse en sociedad, para poder aprender a convivir y ser sin dejar de aprender a hacer y a saber en un clima que lo forme como ciudadanos del mundo y que fomenten una cultura de paz en los ambientes en los que se desenvuelva, de eso se trata la educación en un país.

     Ahora bien, en la realidad humana concreta se sabe que no siempre la educación funciona de esa manera y menos que la relación de la espiritualidad con la pedagogía se dé de manera natural. Hay que desarrollar estrategias metodológicas para que ello tienda en esa dirección. Por un lado, más estructural, los sistemas educativos no inyectan los suficientes recursos para que de modo eficiente estos ámbitos permanezcan conectados. Por tanto, se encuentra que esa pedagogía de la interioridad se está llevando adelante a trozos y sin una eficiente preparación para el contexto social y político que viven los pueblos. La pedagogía de la interioridad y sus diversas estrategias sumadas a los elementos de la antropología que se han mencionado quedan al margen del proceso educativo explícitamente. No por mala fe o por no estar convencidos de la necesidad, sino por limitaciones propias de los mismos subsistemas educativos existentes en cada país.

     Además, encontramos aún la idea de la educación y la pedagogía entendida sólo como transmisora de conocimientos intelectuales y una pedagogía que se queda en el conocer dejando a un lado los aprendizajes propios de las dimensiones del convivir, y del ser. Y, lo que es peor, las situaciones desafiantes de la sociedad no encuentran alternativa educativa dentro de la escuela y, a veces, ni dentro de las organizaciones por las que se termina reproduciendo el sistema sin resultar novedades que puedan ir en dirección de un cambio en la cultura pública y democrática aspirada.

     A la escasez de actitudes se le suma un sistema educativo destruido. Las dimensiones del ser humano se plantean y los proyectos se llegan a formular, pero no hay manera de trabajarlas desde un paradigma integral y holístico porque los docentes son mal pagados o las instituciones están mal dotadas. En resumen, se ha desvinculado la escuela de la realidad social por lo que el tema de la reconciliación como gran tema y los subtemas que se relaciona con ella quedan en segundo y tercer nivel. El resultado es que la pedagogía de la interioridad no halla cauces por los cuales entrar y permanecer. La institución educativa está distraída. Son honrosas excepciones en las que eso no ocurre y esa es la esperanza y esas son las que sirven de modelo y ejemplo.

     Ylla (2017) presenta el reto que se tiene de la siguiente manera. Para él la tarea educativa del siglo XXI queda arraigada en que:

Nuestro reto e invitación es pasar del cuidado implícito de la interioridad al trabajo explícito, a la voluntad pedagógica y a la programación de actividades que se dirijan, de forma consciente, a tener en cuenta la interioridad de los alumnos. (p. 22)

     Continúa Ylla señalando que el profesor es el primero que ha de haber experimentado lo que haga y que, por tanto, se trata de “más que proponer una actividad para los alumnos, mejor hacer dicha actividad con los alumnos” (p. 25). Enfoques desde la Educación para la paz, propuestos por Unesco (2015) no son aún realidad en muchos pueblos que bastante lo necesitan. Era la meta del año 2000 y ahora la proyectaron para el año 2030. Lo expresan del siguiente modo:

Es crucial crear sistemas educativos más resilientes y con mayor capacidad de reacción ante los conflictos, las tensiones sociales y los peligros naturales, así como garantizar que se mantenga la educación durante las emergencias y las situaciones de conflicto y postconflicto. Una mejor educación es también fundamental para prevenir y atenuar los conflictos y las crisis y promover la paz. (p. 26)

     Entonces, dicho esto, se abre una gran brecha que viene a significar una increíble posibilidad: las instituciones intermedias de la sociedad civil. Entiéndase iglesias, ONG´s, organismos internacionales, partidos políticos, asociaciones civiles, defensores de derechos humanos, agencias humanitarias. En fin, todos estos grupos que suelen llenar el vacío que se ha producido en la institución escolar y buscan suplirlo o complementarlo a través de la educación formal o no formal en contacto con personas o comunidades populares.

     Ciertamente, también han ido proliferando necesidades sociales que difícilmente se deban encargar a la escuela. Hay que decir también que a la mayoría de las personas y comunidades les trasciende el vasto trabajo de la reconciliación que debe hacerse, por lo cual la colaboración en esa dirección habrá de venir de diversas fuentes y trabajarse personalmente y de allí ir generando dinámicas colectivas con personas que hayan hecho proceso o simultáneamente. Se precisa de estrategias concretas, de metodologías, de paradigmas abarcantes y amplios que le permitan centrarlo todo desde el mismo paradigma y desde la dimensión profunda humana: la interioridad.

     La iglesia católica es una de las instituciones que en este ámbito -de trabajo de pedagogía de la interioridad y de trabajo de la reconciliación- tiene una experiencia acumulada. Diversos caminos pedagógicos espirituales que abordan la interioridad de sus creyentes han sido desarrollados a lo largo de sus veinte siglos de su existencia. Lo curioso es que, siendo caminos no contradictorios, no se han acercado ni mostrado sus potencialidades con una direccionalidad de gran alcance, desde su trabajo personal en las sociedades occidentales. Es un trabajo por hacer. Hay relaciones que establecer, hay puentes firmes y confiables que construir para canalizar esas energías que se pueden aglutinar para bien de muchas personas y comunidades, en fin, para bien de muchos ciudadanos y sus estados.  No está formulado un camino si se llegaran a plantear vinculaciones posibles de enriquecimiento mutuo desde una espiritualidad católica concreta como lo puede ser la PI.

     Es menester decir algo sobre una espiritualidad que se muestra susceptible de vincularse con el trabajo de la reconciliación: la espiritualidad ignaciana. Esta, brota de la Compañía de Jesús como la orden religiosa católica fundada en 1540 por San Ignacio de Loyola y sus compañeros esparcida por el mundo que cuenta actualmente con 16.500 miembros. Nace en una época convulsa para la iglesia por el tema del protestantismo. Dicha orden tiene tres fuentes principales a saber: Cerpe (S/F), hablando de esas fuentes expresa que “la obra culmen de Ignacio en lo espiritual y carismático es el texto de los Ejercicios Espirituales, en lo institucional y jurídico son las Constituciones de la Compañía de Jesús” (p. 104) y, una tercera fuente, “vino a ser la carta de navegación de nuestro sistema educativo a nivel universal: la Ratio Studiorum” (p.107).

     La primera, son las Constituciones de la Compañía de Jesús. Normas complementarias 1996, (en adelante Constituciones). Este documento es muy particular ya que su proceso de redacción duró bastantes meses. Ignacio de Loyola no tuvo ningún apuro por lo que logró que agrupara de un modo singular los rasgos esenciales del ser de la orden naciente. En ese sentido, se percibe lo esencial de las características de la orden a pesar de ser un documento legislativo. En ella es fundamental los criterios que se formulan más que las reglas concretas, ya que estas son adaptaciones de aquellos. Podemos llamar a la primera la fuente jurídica.

     La segunda fuente es la fuente espiritual. Se trata de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola (en adelante Ejercicios) es el centro que aglutina la experiencia y desde donde se visualiza la concepción de ser humano, y el proceso para hacerse humano desde el ejemplo de Jesús. La tercera fuente es la pedagógica. Se llama Ratio Studiorum, o expresada en lenguaje moderno se han aglutinado en un libro llamado las Características de la Educación de la Compañía de Jesús, en adelante Características, ver Mesa, 2019.

     Dicho documento aglutina la pedagogía ignaciana entendida como los principios y criterios pedagógicos y educativos que se desprenden de las dos fuentes anteriores mencionadas. Desde su mismo inicio la Compañía de Jesús ha llevado adelante una obra educativa significativa en colegios, universidades y un gran campo en la educación no formal. Ahora., la combinación de estas tres fuentes ha hecho que se convierta en una espiritualidad muy dinámica y ecléctica que ha llevado a la configuración de un modo de proceder ignaciano. 

     Al iniciar esta investigación se conoce de una experiencia de los Ejercicios Espirituales “en clave de reconciliación”, se usa esa nomenclatura para un acercamiento muy intuitivo al tema. Es una experiencia que está dirigiendo Elías López. Está apareciendo lo que se va llamando tentativamente y ad experimentum, por no tener otro nombre más elaborado. Surge como parte de las diversas acciones de trabajo de la reconciliación que lleva a cabo la Compañía de Jesús. Están inspirados en la pedagogía de la interioridad que brota del famoso libro de Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola. La experiencia de los Ejercicios Espirituales en clave de reconciliación que se investiga es una de esas adaptaciones colocándole el énfasis en la reconciliación y agregándole elementos pedagógicos y metodológicos de la pedagogía ignaciana o de otras fuentes espirituales.

     Otra experiencia en lengua castellana de la que se tiene noticia al iniciar esta investigación es la que se ha propuesto para trabajar el conflicto colombiano con sus particularidades. Se ha condensado la propuesta en un manual llamado Herramientas para la Reconciliación. Sanando las heridas del conflicto y reconstruyendo los vínculos y el tejido social a nivel personal, comunitario y político (Servicio Jesuita a Refugiados-Colombia, 2017). Allí hay cimientos interesantes que pueden adaptarse a otras realidades y sacar elementos para el trabajo en educación no formal.

     El mismo abordaje de la PI como el forjar la reconciliación y la espiritualidad ignaciana es complejo debido a que involucra diversas dimensiones, momentos y realidad del ser humano. Igualmente es abstracto porque abarca una serie de posibles prácticas que son indeterminables como frutos de la investigación. Se pretende abrir cauces donde no los hay, por tanto, su imprecisión será una ventaja a la hora de inspirar e invitar a explorar los diversos campos de aplicabilidades desde las potencialidades fecundas que se vayan descubriendo. Las vinculaciones entre los tres elementos que se postulan son múltiples por lo que el objeto es infinito ya que lo que se pretende es arrancar un proceso orientado por la creatividad y la correlación que se pueda establecer desde la realidad humana presente en lo que se dejen inspirar por la propuesta.

     El objeto del conocimiento es también personal porque solo entre personas que se atrevan a vincular o hayan vinculado estos ámbitos será posible que los efectos de la investigación se desarrollen. Tanto el desarrollo de la PI como el forjar la reconciliación y la espiritualidad ignaciana requieren de procesos con pasos y objetivos concretos antes de pasar a otros que se vayan dando por tanto el objeto se convierte en procesual.  Además, al estar desvinculados estos ámbitos de la acción humana se están desaprovechando potencialidades humanas de acción que se desplegarían si se llegaran a vincular y articular de alguna forma.

     Como se ha visto hasta ahora, hay pequeñas experiencias intuitivas que intentan vincular estos tres ámbitos, pero, es necesario que se den los aportes teóricos profundos que abran caminos e iluminen el sendero a posibles prácticas desde las diversas vinculaciones que se puedan descubrir entre estos ámbitos considerados en su densidad e independencia. La pedagogía de la interioridad y desde ese catalizador formar para la reconciliación es un fenómeno que no es simple sino complejo. Tanto más si se les vincula con la espiritualidad ignaciana como concreción de aquella pedagogía. La principal razón estriba en que son ámbitos que no se han vinculado tan estrechamente cómo es posible.

     Menos se ha reflexionado sobre su articulación y cómo el catalizador del trabajo de la interioridad de cada ser humano puede potenciar el empeño por la formación en reconciliación. Es posible que hace unos siglos atrás estuvieran más cercanas que ahora por lo que es necesario redescubrir, abrir el abanico y vislumbrar las posibilidades que esas relaciones pueden inspirar. Comprender y experimentar este proceso de educación de la interioridad con la realidad de la reconciliación personal y en ambientes sociales y comunitarios desde un catalizador profundo no se halla en la realidad, así formulado. Ni en la educación formal, ni en educación informal ni en educación no formal. Hay que sumarle lo complejo que es el mismo tema de la reconciliación y sus diversas aristas.

     Además, se ha desarrollado la concepción de ser humano y ciertamente que es un ser progrediens. Sin embargo, el humano también se ha mostrado como un animal labefaciens, es decir, destructor. Una muestra la constituyen las prácticas irracionales como la guerra, la muerte intencional y todo lo que constituya la destrucción de las cosas que le serían beneficiosas y buenas. También se ha hablado de lo terrible que puede ser el ser humano marcado por su ser social y ser un Homo convivialis. En este sentido, la destrucción y lo terrible del ser humano generan situaciones con las que ha de aprender a lidiar. Desde lo anteriormente se puede decir que no ha funcionado bien el hecho de que se eduque al ser humano desde su dimensión profunda, desde su interioridad y desde allí, abordar la formación para la reconciliación que le capacite a vivir con otros como ser social que es. Esto no se ha articulado bien.

     Es necesario emprender, abrir cauces, como lo ha expresado el Papa Francisco, al decir que “se trata de privilegiar las acciones que generan dinamismos nuevos en la sociedad e involucran a otras personas y grupos que las desarrollarán, hasta que fructifiquen en importantes acontecimientos históricos” (Francisco, 2013, Nº 223). Preocupa pues, visualizar escenarios de las que se puedan generar propuestas concretas capaces de impulsar dinamismos nuevos en la sociedad a largo plazo. La Compañía de Jesús tiene un Prepósito General que es la cabeza visible de la orden en el mundo. El anterior Prepósito General, Adolfo Nicolás, presenta este reto desde otra perspectiva cuando escribe que:

Las espiritualidades religiosas o seculares deben cultivarse como cauces de reconciliación para sanar las experiencias de violencia y muerte.(…) Los centros académicos y de investigación debieran procurar articularse para desarrollar en colaboración proyectos de investigación-acción en transformación de conflictos, reconciliación, perdón y paz (de modo que) desarrollen una espiritualidad de la reconciliación que integre estas sugerencias a nivel personal y comunitario, corporativo e institucional (Nicolás, 2014, pp. 1044-1045).

     Las espiritualidades tienen que aportar, y en este trabajo la cristiana, cultivar cauces y desde la academia se puede articular proyectos de reconciliación que integre lo persona y comunitario.

     Es un hecho que en el sistema educativo no han sido atendidas esas herramientas de reconciliación desde el catalizador de la dimensión profunda, desde la interioridad. Tal vez sería mucho pedirle al sistema educativo actual, pero, esta investigación, al intentar llenar ese vacío, puede empoderar a personas y comunidades de tal modo que busquen más decididamente la reconciliación y estén dispuestas a desearla de un modo distinto a como lo han hecho hasta ahora. Esas vinculaciones podrán generar herramientas que les permitan a personas y distintos actores sociales abordar desde otras referencias las situaciones que se den entre ellos, en sus círculos personas, familiares y comunitarios. Esa experiencia pasa por activar el catalizador de la interioridad y la pedagogía que le es propia. 

     Es por lo expresado supra que esta investigación se abordará desde la PI que brota de una espiritualidad confesional católica como lo es la espiritualidad ignaciana. Llegados a este punto, es adecuado señalar que la realidad hacia la que va dirigida atañe a la sociedad en su conjunto porque emerge de la sensación experimentada por personas y comunidades de no sentirse plenas y reconciliadas en algunas dimensiones de su vida interpersonal y comunitaria. Las dimensiones concretas y específicas que se aborden dependerá de la consciencia y necesidad de las personas y comunidades específicas con las que se trabaje. Dicha decisión trasciende lo que busca esta investigación.

     El reactivar la espiritualidad y la dimensión antropológica profunda de la interioridad del ser humano como catalizador para el trabajo, en este caso, de la reconciliación, es algo que se ha articulado poco, por lo que se necesita abrir cauces y mostrar posibilidades de relación para la formación de personas en este siglo XXI. En algunos casos será potenciar lo que hay y en otro generar nuevas interacciones posibles Esta investigación busca abrir cauces y tomar el reto propuesto por Francisco (2013) y por Nicolás (2014).

     Considerado lo anterior expuesto, se asume tal y como se ha ido describiendo al ser humano al mirarlo ontológicamente como un ser integral, espiritual, social, progrediens y también como labefaciens y como Homo convivialis. Que busca la comprensión en sus dos vertientes: como autocomprensión y como heterocomprensión, como Homo proiectivum ya que es capaz de proyectar su vida personal y la de su sociedad por lo que ha de vivir en su historia lo que lo hace un Homo historicum. Por tanto, al llegar a este punto, es menester cuestionarse con la siguiente pregunta integradora: ¿Cómo generar teoría acerca de las vinculaciones entre la pedagogía de la interioridad, el trabajo de la reconciliación y la espiritualidad ignaciana?

     De ella surgen las siguientes interrogantes concretas: ¿qué vinculaciones hay entre la Pedagogía de la Interioridad y la Espiritualidad Ignaciana?, ¿qué posibilidades de acción surgen entre el trabajo de la reconciliación y la Pedagogía de la Interioridad?, ¿cómo se podrían establecer vinculaciones entre la Pedagogía de la Interioridad, la Espiritualidad Ignaciana y el trabajo de la reconciliación que potencien la acción fecunda en el apostolado de la Compañía de Jesús?

 

Objetivos de la Investigación

Objetivo Integrador

Generar teoría acerca de las vinculaciones entre la pedagogía de la interioridad, el trabajo de la reconciliación y la espiritualidad ignaciana.

Objetivos Concretos

1.          Explicar las vinculaciones que hay entre la Pedagogía de la Interioridad y la Espiritualidad Ignaciana.

2.          Analizar las posibilidades de acción que surgen entre el trabajo de la reconciliación y la Pedagogía de la Interioridad.

3.          Establecer las vinculaciones entre la Pedagogía de la Interioridad, la Espiritualidad Ignaciana y el trabajo de la reconciliación que potencien la acción fecunda en el apostolado de la Compañía de Jesús.

Justificación de la investigación

Para las Ciencias de la Educación

     Para este conjunto de disciplinas siempre será enriquecimiento el vincular aspectos desde alguna de ellas con otras ciencias en contextos formales, informales y no formales; tanto más si se pretende relacionar la pedagogía con otros ámbitos complejos en si mismos. Por tanto, esta investigación es conveniente en un programa de doctoreado como este. De esta investigación podrán fortalecerse vinculaciones que ya otros han intentado y crear nuevo conocimiento en aras de seguir atacando la formación del ser humano desde lo profundo, desde lo que se mueve en su interioridad y se refleja en su ámbito social para fortalecer lo que ocurre en el mundo. Además, el aporte será ver el fenómeno de la reconciliación desde la pedagogía y no solo desde el ámbito social o desde el análisis de los conflictos y la búsqueda de la paz.    

Social

     La contribución de esta investigación lleva a visualizar procesos humanos tan necesarios como la reconciliación personal y comunitaria en medio de un mundo fragmentado. Las tendencias de los conflictos mundiales apuntan en la dirección de que la necesidad de reconciliación va a ser más necesaria para las futuras generaciones, por tanto, orientarse en esta dirección será formar personas para poder vérselas con el mundo que les va a tocar vivir. El apostolado de la Compañía de Jesús como orden religiosa con presencia e influencia en muchos contextos humanos hace posible que la profundización en la dirección de la investigación llegue como luz a muchas personas y grupos humanos a lo largo y ancho del mundo.

Para la iglesia católica

     Esta investigación es un modo concreto de operativizar lo solicitado por el Papa Francisco en su encíclica del 2013 Evangelli Gaudium en su número 223, enmarcado dentro del subtítulo: el tiempo es superior al espacio (n. 222-225). Especialmente, al decir que ocuparse de iniciar procesos más que de poseer espacios, de privilegiar las acciones que generan dinamismos nuevos en la sociedad e involucran a otras personas y grupos que las desarrollarán, hasta que fructifiquen en importantes acontecimientos históricos.

Para la Compañía de Jesús como cuerpo global

     Los jesuitas andan buscando procesos de concreción de su llamada a trabajar por la reconciliación desde diversos niveles, por tanto, los resultados de esta investigación serán insumos para la comisión de reconciliación de la Asociación Internacional de Universidades Jesuitas (IAJU) como encargada de desarrollar y sistematizar propuestas

     Es un modo concreto de incentivar el trabajo de la reconciliación propuesto desde experiencias educativas por el Padre Nicolás en su carta de septiembre de 2014. Este texto, citado arriba, fue el primer motor que animó al autor a encaminarse en esta dirección.

Aportes teóricos

     Entre los aportes teóricos para la misma Compañía de Jesús significará crear una serie de teorías que orienten y acompañen la creatividad. Esto, sumado a un buen glosario de experiencias que ya se vayan dando al margen de esta investigación serán materia para teorizar desde lo que se va haciendo y contribuir desde lo que se hará, por tanto, será un proceso de doble entrada.

Aportes prácticos

     En cuanto a los aportes prácticos, se darán elementos y aspectos claves para quienes quieran emprender un camino creativo de vincular aspectos que no lo están naturalmente, sino que hay que atreverse a hacerlo y buscar en ello algunos referentes teóricos y prácticos.

Aportes profesionales

     El aporte profesional desde el doctorado que hará el autor estará vinculado a ofrecer insumos a la investigación, a la docencia y luego a la transferencia al área temática de la reconciliación de la comisión jesuita de la International Association of Jesuit Universities (IAJU).  Fundada en 2018. Al ser una asociación mundial que aglutina a más de 200 universidades el conocimiento producido podrá ser llevado a otras latitudes. Ese es el fuerte de esta investigación. Está al servicio de la misión de la Compañía de Jesús en el mundo. Además, por supuesto el aporte al trabajo de reconciliación que se ha de hacer en Venezuela desde distintos frentes. El año 2021 habrá el primer congreso de investigadores y experiencias de reconciliación a nivel mundial de los jesuitas y personal de la IAJU. La investigación es completamente viable ya que se cuenta con el aval y la aprobación del coordinador del área temática de IAJU, P. Elías López, s.j. Si se da el congreso el autor estará invitado para presentar los avances de su investigación y recibir críticas y aportes. El tiempo está a favor del investigador. Aparte es un interés personal que es secundado por su superior religioso en Venezuela, Padre Rafael Garrido.

     Abrirá campo a exploraciones de personas y grupos de compañeros jesuitas a lo largo del mundo en los ámbitos espiritual, social y comunitario. Podrá ser presentada en los congresos internacionales de la IAJU que tiene el fin de dar a conocer lo que se va haciendo en materia de reconciliación en diversas regiones del mundo desde la espiritualidad ignaciana. Les dará voz a caminos que ya se van abriendo paso.

Personal

     Contribución personal al cuerpo de la iglesia del cual formo desde mi bautismo y de los 25 años como miembro de la Compañía de Jesús y en la que espero seguir el resto de mi vida. Sentir la necesidad de desarrollar experiencias de este estilo en Venezuela, por lo que se exige un acercamiento inicial desde algunas categorías de análisis que pueden ofrecer un grupo de protagonistas. De hecho, desde que inició esta investigación el autor ha estado vinculado a la red que manifestó arriba.


CAPÍTULO II

SUSTENTO TEÓRICO

Antecedentes

     A continuación, se presentarán algunos aportes académicos de tesis doctorales que pueden servir para iluminar el trabajo que se tiene previsto. Se describirán brevemente elementos esenciales de las respectivas investigaciones. Se presentarán uno a uno por cada elemento de los que se quieren vincular y se irá en orden cronológico, de las anteriores a las más actuales. El primer aspecto al que se aludirá será el de la PI. De ella se tienen tres investigaciones.

     Fernández (2010) “El valor educativo de la interioridad. Enfoque desde Charles Taylor”. Se propone analizar cuáles son las huellas de la identidad moderna, con el fin de recuperar las fuentes olvidadas de la moral. El método que usa es el inductivo acompañado de un análisis de las obras del autor. Hace un análisis sociológico de la obra de Taylor para reconstruir las bases de la moral. Usa el análisis de contenido y la entrevista a profundidad al mismo autor. Entre los resultados está el valor educativo de la interioridad. Propone una clave de lectura en el hecho de que el individuo moderno necesite de la experiencia de la interioridad como morada de su propio ser e identidad. Propone un modelo de «benevolencia universal», afirmando que «somos yos» en la medida que buscamos y encontramos la orientación al bien.

      Para este estudio la conclusión más importante es el presentar la interioridad como paradigma emergente. La experiencia de la interioridad favorece el encuentro con el «hombre interior» que es la sede básica de la verdad y de la autenticidad, frente al «hombre exterior». No hay que tener miedo a entrar en el interior. Lo problemático será no entrar, pues nos podemos convertir en huéspedes de nuestra propia casa. En esa casa no habrá posibilidad de perdón y de reconciliación. Entrar en el interior es intentar reintegrarse desde dentro, porque es ahí donde se vive y se tienen los grandes ideales. Llega a postular como un gran desafío educativo porque el educador ha de acompañar al educando en ese proceso de hacerse consciente de que es desde dentro desde donde se educa. De ahí la necesidad de formar el «hombre interior» porque es ahí donde se desarrollarán los potenciales humanos.

     Se intenta pues, construir ese espacio interior de cada persona, eso lo es que se constituye un gran valor a la vez que un desafío. Esto para la investigación que se llevará es clave porque es esa pedagogía de la interioridad la que se intentará vincular de modo fecundo con el trabajo por la reconciliación, que pasa por un proceso personal de perdón y de transformación de cada persona y, además, con una espiritualidad como la ignaciana que se convierte en un catalizador de opciones profundas. Entrar pues, en cada uno y encontrarse con esa benevolencia universal es lo que hará posible, sin lugar a dudas, que se desarrollen procesos de reconciliación.

     Álvarez (2015) en su tesis titulada “La Educación para la Interioridad como Desafío Educativo” presentada en la Universidad de Murcia se propone como objetivo general el analizar el desarrollo y estado actual de la denominada educación para la interioridad en el contexto educativo nacional y autonómico. Para ello emplea el método de la sistematización de experiencias desde un enfoque metodológico mixto, al considerar las técnicas de recogidas de datos que responden tanto al modelo cualitativo como cuantitativo. Revisión de los Programas de educación de la interioridad o programas de desarrollo de la inteligencia espiritual y el impacto que los profesores y las familias visualizan que tienen en sus estudiantes para desarrollar inteligencias y habilidades en los estudiantes.

     Para ello elabora un cuestionario y además análisis de contenido de los diversos programas unido a la presencia y existencia de dichos programas en diversas instituciones educativas públicas, concertadas y privadas de España y de la comunidad autónoma de Murcia. Los resultados expresan que la educación de la interioridad tiene muchas posibilidades educativas. Demuestra su educabilidad y el hecho de que requiera tiempo y sistematicidad. Establece que aporta claros beneficios en el desarrollo integral de la persona a la vez que es una propuesta novedosa y emergente.

     Hay tres conclusiones atinentes a esta investigación. Por un lado, propone que la espiritualidad es uno de los ejes transversales del sentido profundo de los ciudadanos del siglo XXI. Plantea que el tema tiene nuevas vías de investigación de futuro, en otros contextos, en nuevos espacios. Abre la puerta a la profundización en otros contextos educativos, sociales, laborales y geográficos y la importancia de la incidencia de la dimensión espiritual en la formación.

     Esta propuesta de una pedagogía de ese mundo interior y de que es un paradigma holístico es una pieza clave desde la dimensión espiritual en la formación de los ciudadanos del siglo XXI es clave. Esto podrá ser un hilo conductor en la investigación que se realiza. Además, porque ese desafío que constituye la pedagogía de la interioridad habrá que irlo asumiendo por partes a lo largo de las investigaciones que se puedan desarrollar en sucesivo. En este caso es llevarlos a contextos y espacios de educación informal sabiendo que ha de darse tiempo y de ser sistemático. La investigación que se realiza va justo a el foco y en la dirección que plantea la autora.

     Santamaría (2018) en su tesis de la Universidad de Deusto titulada: “La interioridad habitada. Una aproximación desde la psico-corporalidad como vía mistagógica” busca validar la interioridad como camino mistagógico que posibilita el encuentro y la religación con el cosmos, los seres humanos y con el Dios de Jesús. Usa el método teológico-hermenéutico cuyo presupuesto básico es la racionalidad analógica existente. Además, usa la investigación-acción CIPP de Stufflebeam para validar la coherencia teórica de la noción de interioridad como una vía de acceso mistagógica y cristológica. Busca ver el impacto del programa TREVA y como este es una herramienta pedagógica adecuada y válida al efecto en el alumnado de un centro de educación secundaria.

     Destacan las siguientes conclusiones. Por un lado, la auto observación implica la competencia de observar con apertura y receptividad los procesos interiores de la persona. La educación de la interioridad quiere promover una cultura de la calma y la introspección que son necesarias para cualquier trabajo de situaciones conflictivas y, por ende, de procesos de reconciliación. En el marco de la inteligencia espiritual se presenta la interioridad como una dimensión fundamental de ésta. La interioridad se define como el proceso que acontece en el interior de la persona, fruto de su interacción con el ambiente y que crea instancias de significado de la experiencia.

     La interioridad hace posible un itinerario que parte del silencio y la auto observación interior. Presenta abordajes desde la inteligencia espiritual y le dedica un capítulo a ver cómo, es el abordaje del cuerpo en la espiritualidad ignaciana, en específico en la experiencia de los Ejercicios Espirituales. Esto será muy valioso con la investigación que se ejecuta porque abre la posibilidad de hacer actividades físicas en el abordaje de los procesos de reconciliación tal cual como se hacen en otros procesos humanos. El autor, además, plantea como sugerencia el desarrollar una línea de investigación que valide empíricamente el trabajo de pedagogía de la interioridad. Esto es parte del desarrollo de esta investigación: ver cómo este ámbito se puede desarrollar empíricamente con los otros dos que se abordarán en esta tesis.

     Ahora se presentarán algunos antecedentes del trabajo de la reconciliación. En este segundo bloque se pretende presentar algunas investigaciones referidas al tema que es objeto de estudio. De este se tienen tres investigaciones.

     Jiménez (2015) en su trabajo titulado: “Los procesos de perdón y reconciliación como una propuesta para una paz más sostenible” se propone instaurar procesos de perdón y reconciliación en países o regiones que acaban de superar un conflicto violento interno, o que acaban de salir de un régimen opresivo violento, fomentará una paz más sostenible.  Utiliza un método documental partiendo de que es posible recuperar o reconstruir las competencias o habilidades humanas para hacer las paces desde la paz. El estudio está centrado en países como Colombia, Centroamérica y Sudáfrica. Hay cuatro conclusiones que resaltan por su relación con uno de los elementos de esta tesis. Plantea que los procesos de perdón y reconciliación, serán parte integrante de las competencias o habilidades necesarias que han de reconstruirse para alcanzar la paz y sostenerla. En esto hay consenso inicial.

     Comprende a la reconciliación como un proceso y por lo que hay que lo más propio es el desarrollo de una aproximación multidisciplinar. Esto también es propicio para la concepción de reconciliación que se ha manejado. Además, que el autor hace su planteamiento desde su honda condición de hombre religioso desde la responsabilidad que siente con el mundo en el que le ha tocado vivir. La reconciliación (como la espiritualidad y la pedagogía) supone relaciones, encuentros, y creatividad. Ella sería el lugar de reunión de cuatro elementos, como son la verdad, la misericordia, la justicia, y la paz. Por tanto, la clave para transformar los conflictos será transformar las relaciones entre las personas; incluso cuando se trate de personas que son enemigos entre sí.

     Plantea una línea de investigación acorde con lo que se investiga en esta tesis. Expresa que combinando los hallazgos y descubrimientos que se están haciendo en torno al perdón desde distintas disciplinas, y aunarlos para seguir avanzando en el desarrollo de esta competencia humana que es el perdón, la cual puede abrir las puertas a la reconciliación, y con ellas las de una paz sostenible. Abre la posibilidad de que el perdón es un proceso único estrechamente a la reconciliación.

     Papaluca (2015), en su trabajo “Hacer Pazes…” El sentido de la reconciliación en la espiritualidad ignaciana” busca acercarse al sentido que la reconciliación tiene para la espiritualidad que brotó de San Ignacio de Loyola y que se reconoce también en la Orden que fundó, la Compañía de Jesús. Lo aborda desde el método histórico para ver en la vida de San Ignacio de Loyola, en sus escritos y en la vida de la primera Compañía de Jesús como se entendió y como se vivió el ministerio de reconciliar. Entre los resultados encontramos que la espiritualidad que funda la Compañía de Jesús puede aportar a la cuestión de la reconciliación. La misión misma de la Compañía es una misión reconciliadora. En la óptica ignaciana, no se trata de una técnica o de una táctica, sino de una experiencia vivida primero en primera persona. La reconciliación en clave ignaciana puede ser definida como el don gratuito recibido por Dios.

     Las líneas de investigación que se continúan en esta investigación va en la línea de lo que propone el autor cuando plantea el seguir reflexionando de manera tematizada el tema de la reconciliación sobre todo a partir de las fuentes ignacianas. En gran medida es lo que se hará en esta investigación. Además, señala que una útil aportación pudiera ser el releer en clave de reconciliación los Ejercicios Espirituales y su propia dinámica, en un contexto de siempre más descubrimiento de este precioso medio y de difusión también entre los laicos como instrumento de formación de hombres y mujeres reconciliados. Esto ha sido manifestado expresamente en los objetivos de esta investigación.

     Murillo (2016) por su cuenta en su tesis titulada “Hacia una política pública de reconciliación social” busca construir un modelo ideal que ofrezca herramientas para el diseño de una Política Pública de Reconciliación Social en la que esté comprometido todo el entramado político de cada país, en experiencia de post-conflicto, es un soporte fundamental para la reconstrucción social. Va en la dirección de que este empeño sea liderizado desde las estructuras del estado. Su preocupación se orienta hacia el cómo hacer más justos y efectivos los procesos de reconciliación.

     La metodología que desarrolla en su marco metodológico es la de estudio de caso, apoyado en los instrumentos de obtención de información de los grupos de discusión y las entrevistas cualitativas semiestructuradas, y un enfoque de seguimiento de procesos. Además, establece el autor que a través de estos cuatro casos busca ilustrar un conjunto de proposiciones que nos conduzcan a las bases de una política pública de reconciliación social. Entre las conclusiones busca brindar la oportunidad de seguir constituyendo lo social, lo público, en medio de lo complejo. Conociendo los fundamentos del actuar humano, se podrían diseñar e implementar estrategias que, desde la eficaz gestión de lo público, incentivaran un uso razonable de la cooperación. La reconciliación social no se reglamenta, se crean contextos para acceder paulatinamente a ella. Esto es fundamental para esta investigación que, al influir en personas y comunidades hacia la reconciliación se pueden ir construyendo contextos en los que eso es posible.

     Dicho eso, desde allí llega a proponer un instrumento que llama reconciliation network como un modelo en el que el cruce de variables y su dinámica inter-relacional posibilite el diseño de una política pública. Interesa el ver el proceso de reconciliación y su necesidad de una ética pública que sirva como sostén social. Además, interesa el uso de la metodología de entrevistas como instrumento de obtención de información para establecer relaciones y vinculaciones que son las que se buscan en el desarrollo de esta tesis. 

     Por último, se pasará a presentar los antecedentes de la investigación en los aspectos de la espiritualidad ignaciana y los Ejercicios Espirituales como uno de los elementos esenciales de ella.  De este se tienen dos investigaciones.

     Domínguez (2018) en su trabajo titulado “Aproximación a la antropología ignaciana como preparación para la praxis de los Ejercicios Espirituales” el autor busca tener un acercamiento o aproximación al concepto que san Ignacio de Loyola tiene sobre el ser humano. Usa un método documental, busca en las fuentes ignacianas y de allí va reconstruyendo. En su análisis llega a las siguientes conclusiones atinentes a la investigación que se lleva adelante.

     El análisis de la experiencia espiritual y, sobre todo, en su práctica, es necesario partir de una base antropológica sólida, de lo contrario, corre el riesgo de caer en ciertos reduccionismos en lo concerniente a la experiencia humana. Esto es básico y así se inició esta tesis. Por otro lado, las cosas espirituales tienen que ver con determinados elementos anímicos del ser humano y que estos se encuentran en las interioridades profundas de su ser. El hombre ignaciano es un hombre de deseos que descubre que estos son ambiguos y que le conducen a distintos sitios. Detecta que hay fuerzas que vienen de los mismos deseos, pero que hay otras que le vienen de fuera, del exterior. La misma pedagogía de la interioridad puede ayudar a comprender este mundo interior y sus laberintos, por eso es interesante esta concepción antropológica para la investigación que se desarrolla.

     La síntesis ignaciana integra diversos esquemas antropológicos y teológicos. Esto es una especial riqueza para el estudio que se está haciendo ya que es ecléctica y, por ende, difícilmente identificada con la ingenuidad sino considerando lo complejo que es el ser humano. Y, además, expresa que el hombre espiritual, necesita de sus deseos, para que así contacte con el deseo vital y profundo que le habita. Los deseos de reconciliación habitan en la dimensión profunda, y desde allí espiritual, de la experiencia humana como habilidades a actualizar. Esta sólida antropología es necesaria para poder adentrarse en esta experiencia de reconciliación, de pedagogía de la interioridad y de espiritualidad que se quiere acometer.

     Se propone abordar la falta de atención espiritual a un grupo particular de personas, a saber, los sobrevivientes del desplazamiento forzado que se han reasentado en Australia, y ofrecerles una forma de crecimiento y maduración en su fe a través de la experiencia de un programa espiritual basado en sobre los Ejercicios Espirituales de San Ignacio. Se plantea extraer de la fuente espiritual de los Ejercicios Espirituales de Ignacio de Loyola la experiencia humana profunda que le haga aportar elementos desde el apostolado espiritual para personas desplazadas en Australia por la fuerza. Diseña un programa o conjunto de ejercicios espirituales ignacianos (unos 200) para las personas que han sido desplazadas por la fuerza.

     Mezcla dos metodologías, la teología espiritual y los estudios de desplazamientos forzados. La aplica con un enfoque inductivo y deductivo a personas que han sido desplazadas por la fuerza de Australia. Elabora unos grupos de discusión desde los cuales obtiene la información para la adaptación y practicidad de lo que llega a proponer. El contexto en el que se da la experiencia es en Australia, en un campo de refugiados

     Una de las líneas de investigación que recomienda el autor es que los Ejercicios deben seguir adaptándose y aplicándose a las necesidades de audiencias específicas. Este trabajo busca acercarse al proceso que se vive al experimentar los Ejercicios Espirituales y al aporte que los elementos pedagógicos de esta propuesta puedan ofrecer. Así, la estructura validada de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio y su proceso también pueden ofrecer elementos para el abordaje de la reconciliación y la pedagogía de la interioridad a diversos niveles y desde la pedagogía interna de los Ejercicios.

     Otra de las líneas de investigación que sugiere el autor es que se necesitará más investigación, análisis y reflexión para desarrollar recursos espirituales adicionales a diversos públicos. Esta línea está completamente en la dirección de esta tesis porque al ser materia de estudio de ella al abocarse a obtener esa información redundará en bien de muchas personas y grupos. Se intentará rastrear esta intuición para la investigación que se desarrollará. Deja abierta la puerta para aplicar esas estrategias en otros aspectos, espacios y realidades humanas.

Lo teórico: su desarrollo

     En los siguientes apartados corresponde precisar las teorías sustantivas emanadas como adelanto de nociones y la muestra de su complejidad para precisarlas, por lo cual precisamente la tesis que se desarrollará aportará mayor claridad de los elementos que se intentarán vincular en ella. Se comenzará por la interioridad.

La interioridad

     En el año 2005 se reunieron un grupo de intelectuales y de hombres y mujeres inquietos por compartir sobre la interioridad como un paradigma emergente. Aun cuando el tema de la interioridad lleva una larga trayectoria de debate intelectual, se hace referencia a este evento a partir del cual la interioridad toma mayor relieve. Fruto de sus disquisiciones surgió el libro con ese nombre: “La interioridad, un paradigma emergente”. Desde entonces no ha cesado el desarrollo de lo que se va entendiendo como interioridad y su educación.

     Al efectuar un primer sondeo bibliográfico en cuanto a praxis educativas que aborden el tema se ha percibido que Elena Andrés (2009, 2017a, 2017b), Lluís Ylla (2017), Luis López González (2013, 2015) y Carmen Jalón (2013, 2017), como expertos del tema, plantean la pedagogía de la interioridad como paradigma educativo, como un nuevo modo de ser en la escuela y como una cultura que se ha de crear en la sociedad.

     Melloni (2007) la definía del siguiente modo:

Entiendo por interioridad ese espacio que se abre entre nosotros y las cosas, entre nosotros y las personas, entre nosotros y nuestras imágenes de Dios, que permite redimensionar la calidad de nuestra existencia y que tiene que ver con la atención, la capacidad de contención y de vivir en el presente, con serenidad, sin avidez, en actitud de receptividad, agradecimiento y ofrenda. (p. 5)

     De su concepción clara, amplia y vinculante hay que resaltar principalmente la palabra “espacio”. Por supuesto que se trata de una analogía que va a la esencia de la persona y de allí que es el espacio “entre” la persona y lo demás, pero que difícilmente se vive como espacio entre, sino como identidad personal.

     López (2015) ha desarrollado más esa idea de espacio que ya menciona Melloni en el texto citado. Lo entiende como “el espacio cóncavo (desde dentro) de nuestra corporalidad, que emerge desde lo más profundo de nuestro ser” (p. 45). Como señala Esteve, Galve e Ylla (2016) “la interioridad no es solo el ámbito de las emociones subjetivas, sino también el espacio de desarrollar vivencias que son imprescindibles para reconocer experiencias de profundidad”. (p.10).

     A su vez la interioridad, señala López (2015), es ese “espacio convexo para relacionarnos con lo de afuera, en el que la piel sería una de las fronteras” (p. 45) y, como dice Pérez (2016), “el lugar de las preguntas y los encuentros, de los miedos y las certezas” (p. 8). Para López (2015) también es el ámbito cóncavo. Y, Santamaría (2018), señala que “la interioridad, desde esta perspectiva, remite a conciencia, a la capacidad del ser humano de vivir con hondura y densidad cada momento de su vida” (p. 22). Por tanto, “educar la interioridad será una manera de abrir la concavidad. Descubre, a alumnos y educadores, humildemente cóncavos más que soberbiamente convexos” (Guindulain, 2017, p. 61).

     Para Hart (2008), "la interioridad en la educación se trata de desarrollar amplitud dentro de nosotros para que podamos encontrarnos y asimilar el mundo que tenemos ante nosotros" (p. 235). Es la amplitud de un espacio que se ha de cultivar y acrecentar. Hart introduce la palabra “amplitud” y el autor la refiere al “espacio” del que López (2015) va hablando. Además, agrega la palabra “encontrarnos”. Ciertamente que es de lo que se trata muy en el fondo, el encuentro, la conexión. Que la persona se atreva a conocerse y todo lo que se dice de la corporalidad tienen que ver con el aprender a hacer silencio.

     Hablar de interioridad no se concibe como opuesto a la exterioridad, sino que este sería, como dice Melloni (2003), su complemento, “su necesario e indispensable reverso, no como su obstáculo o tropiezo sino como su verificación” (p.33). Sería contrario a la superficialidad, que es precisamente vivir desconectado, sin encuentro ni conexión.  Jalón (2017), en su web, lo expresa como “ese ámbito íntimo, delicado y esencial de la persona donde nos encontramos con lo que somos (…) el espacio donde acogemos las resonancias que nos llegan del mundo exterior, es donde reflexionamos, sentimos, imaginamos, queremos, asumimos, recordamos, trascendemos, saboreamos” (p. 1). Es en ese espacio en el cual el ser humano se convierte en caja de resonancia y no en eco de los estímulos que le llegan.

     Este espacio personal, expresa Casalá (2017) “es el lugar de afirmación de sí mismo, es un lugar de identidad personal”. (p. 25). Por tanto, es esencial en la configuración del ser humano y lo que quiere hacer con su vida -especialmente en la etapa de su adolescencia y primera juventud-. Esta dimensión humana, que, como expresa también López (2015), “es la capacidad del ser humano que permite desarrollar la consciencia de uno mismo y del entorno, otorgar sentido y significado a la propia existencia” (p. 47), es una dimensión humana básica y que abre al ser humano a los demás y a la trascendencia. Es el área encargada de aprender a ser. Esa dimensión humana se ha de educar, tal como lo describe el informe Delors (1996), donde se afirma que al educar el aprender a ser se busca “que florezca mejor la propia personalidad y se esté en condiciones de obrar con creciente capacidad de autonomía, de juicio y de responsabilidad personal” (p. 34).

     Los autores citados, entre otros, abordan la importancia en la educación de esta dimensión de la persona. Por tanto, dedicarse a indagar en ella y cómo poder contribuir a vivir en profundidad en la clave que se va diciendo, es un interés genuino y necesario en esta época. Se diferencia de otras formas muy capitalistas y consumidoras que también podrían hablar en los mismos términos. Es así debido a que los vínculos con otros pueden invadir -o ser invasores de- ese espacio y transformarse en un tipo de relación que ocupe todo el espacio interno e impida, como dice Casalá (2017) “la diferencia entre uno mismo y los demás” (p. 24). Es decir, que ha de crecer ese espacio de autonomía, de distanciamiento con lo inmediato, de poder preguntarse y relativizar los sentimientos y emociones que buscan absolutizarse y que nos identifiquemos con ellos.

     Emerge también la palabra “profundidad”. Tanto así que para algunos decir interioridad es hablar de la “profundidad del ser humano”. Es bueno señalar aquí la complejidad de este aspecto ya que la relación de esta profundidad para vincularla con otros aspectos se irá clarificando en el desarrollo de la tesis. De esa profundidad que es “un trabajo que no siempre es de cara al exterior, sino de cara a la propia persona”. También se ofrece la idea de la interioridad como una “capacidad para llegar a la dimensión más profunda de la persona, la cual le hace vivir una vida con sentido desde una disposición humana, y abierta a percibir el misterio de lo trascendente” (Educsi 2016, p.5).

     Por si quedaran dudas, no se está hablando de psicoanálisis, ni del inconsciente porque se habla de la profundidad a la que el ser humano puede llegar por sí mismo. Es, según Santamaría (2018), “esa dimensión propia del ser humano que remite a su voluntad de sentido, a su capacidad para descubrir la profundidad de la realidad, trascendiendo la realidad fenoménica” (p. 22).

     El ser humano es un misterio para sí mismo. Esto se manifiesta entre otras cosas por la presencia de otro que lo tras-ciende, que es distinto de sí pero vinculado de algún modo a sí. Este no ser yo, pero sentirme vinculado es parte de ese misterio. Por lo que se desprende de esta concepción la interioridad se trata de una dimensión humana que, como cualquier otra capacidad, es posible desarrollar. Esta idea es muy importante para la tesis y requerirá de un sustento filosófico que será objeto de la tesis. La interioridad es una dimensión antropológica porque, como expresa López (2015), “trata de algo implícito en la condición humana” (p.46). Se entenderá el antropológico como incluyendo lo psicológico.

     De poco valdría el descubrimiento de la educación de esa interioridad si no pudiéramos acceder a esta dimensión y desarrollar esa capacidad a eso se dedicará la pedagogía de la interioridad.

Pedagogía de la interioridad

     Se entenderá que es el trabajo de la interioridad considerado como en proceso, en ejercitación, en hacer crecer ese espacio y dar herramientas para habitarlo, por tanto, más cercano a los cómo que a los qué. El qué sería el espacio interior, y el cómo serán las herramientas o técnicas pedagógicas para llegar a ese espacio interior, aun sabiendo que también las habrá psicológicas. En todo caso, psicológicas para acceder a ello, pedagógicas para educarlas, transformarlas y cambiarlas. La educación de la interioridad necesita del desarrollo de una pedagogía que articule procesos, metodologías y técnicas que ayuden a conocer y habitar ese espacio interior.

     Podría decirse que la interioridad es ese espacio cóncavo y convexo en tanto referido a nuestra corporalidad y mundo interior respectivamente. Es pues, una dimensión humana donde se encuentran las materias primas y que es susceptible de acceder y cultivar. Esta capacidad es el útero desde el que se busca otorgar sentido a la existencia. Se desarrolla a través de prácticas de interiorización que buscan el conocimiento profundo, el intra-tenerse (inventar recursos para tenerse por dentro) que se da a través del silencio-silenciamiento-ser silencio, la atención vigilante, la palabra y la acción. Su cultivo genera la amplitud de ese espacio de encuentro entre la persona y lo demás por lo que es el hogar de la espiritualidad. (López 2015, Andrés 2009, Melloni 2007). Con lo dicho se vislumbra una gran posibilidad para la investigación que se inicia y que se desarrollará en la tesis.

     La interioridad es entendida acá como una antropología, una axiología, unas metodologías y una propuesta pedagógica. Es antropología porque se inspira en un modo de considerar al ser humano como dotado de una dimensión interior profunda. A su vez es axiología porque se percibe esa interioridad como un valor, como un interés particular en esa dirección. De allí que la tendencia sea desarrollar unas metodologías acordes con esa antropología, que permeen todos los espacios y se constituya en modo de proceder.

     La pedagogía de la interioridad necesita, pues, del desarrollo de una pedagogía que articule procesos, metodologías y técnicas que ayuden a conocer y habitar ese espacio interior. En cuanto a los objetivos, Andrés (2009) establece dos:

1) Favorecer procesos de unificación de las dimensiones de la persona: dimensión corporal, dimensión psicológica y dimensión trascendente” (p. 6). Hay tres aspectos del ser humano claros y se busca la unificación. También está el siguiente objetivo: “2) Crecer en capacidad para ser agentes activos en la construcción de la unidad con los demás (eje relacional), con el mundo (eje ético/eje político/eje ecológico) y con Dios (posicionamiento creyente-no creyente). (p. 6)

 

     En cuanto a los contenidos esenciales, presenta tres, a saber: el trabajo corporal, la integración emocional y la apertura a la trascendencia. Véase cada uno de estos contenidos con un poco más de detalle.

     El trabajo corporal. Refiere a que las personas no sólo tenemos cuerpo, sino que somos cuerpo. Gracias a él, y a través de él, es posible relacionarse con los demás, percibir el mundo y todo cuanto sucede alrededor. El cuerpo es cauce para expresar lo que siente el mundo interior, y el mundo interior se enriquece gracias a lo que el cuerpo percibe. La comunica­ción entre el cuerpo y el mundo interior no es una comunicación unidireccional, sino una comunicación de ida y vuelta. Santamaría (2018) expresa que …“es posible conceptualizar la interioridad como un espacio de integración vivencial, donde se unifican el cuerpo, los pensamientos, las sensaciones y las emociones. Este proceso dinámico acontece en la dimensión corporal” (p. 22).

     La integración emocional. Aprender a reconocer y expresar los sentimientos, miedos y emociones; valo­rar las capacidades y aceptar las limitaciones es un trabajo esencial para llegar a conocerse. Busca armonizar, hacer consciente y eso a veces es duro porque implica encargarse de experiencias que han quedado grabadas en el cuerpo y que, a lo mejor, he preferido olvidar por resguardo o por sobrevivencia.

     Apertura a la trascendencia. Ayudar a las personas a abrirse a la trascendencia que son ellos para sí mismos. Esa apertura se hace sobre la base de experiencias. Ir más allá de sí mismos es un objetivo vital. La trascendencia que es el otro. Aunque mucho crea que le conozca sigue siendo un misterio para mí. Y es, precisamente en esa trascendencia, donde podrá descubrir dimensiones más profundas de su persona, del mundo y de la naturaleza.

     Luego de un breve acercamiento al tema de la interioridad conviene acercarse ahora al tema de la reconciliación para apreciar las teorías sustantivas que estarán en el fondo del desarrollo de esta tesis a ese respecto.

Reconciliación

     Según López (2019) la palabra reconciliación viene del latín «reconciliāre» y significa hacer volver a alguien a la asamblea, a la unión. Por su complejidad se le estudia y se le aborda desde diversos puntos de vista de allí que el enfoque por el que se apostará aquí será siempre el de la inter y transdisciplinariedad. La reconciliación es un proceso, un camino con atención, con dignidad. Es reciprocidad mutua. Es reencuentro con la comunidad, con los otros, con la creación y consigo mismo. Empieza una nueva historia que no es olvidar el pasado sino entender el camino que hemos hecho y transformarlo.

     La reconciliación está fundamentada en la justicia y en la paz que esta genera. La reconciliación se entiende como proceso que tiene sus pasos, actores y procedimientos. Hay distintos tipos de clasificación, pero esto es común a todos. Es tan compleja como lo ha sido el conflicto y por eso pide considerar distintos niveles. Los que han investigado al respecto se han dado cuenta de que se pasa de algo interdisciplinar a algo transdisciplinar para abordarlo eficazmente.

     Acercarse al tema de la reconciliación implica ver sus diversas aristas y verla desde distintas perspectivas. Reconciliación es una palabra polisémica y hay que precisar muy bien de qué se trata al usar la palabra. Hay organizaciones que se han dado a esta tarea para no elevar expectativas o desilusionar a las personas con quien trabajan. De este modo pues, se intenta abordar a continuación las diversas acepciones con los que se ha usado esta palabra y que pudieran ser engañosas.

     Hay cinco niveles detectados por Servicio Jesuita a Refugiados–Colombia (2020) que se perciben presentarán brevemente con la siguiente relación: a tal nivel de conflicto y enemistad le corresponde tal otro nivel de reconciliación y acercamiento. Véase, al mismo tiempo, las dimensiones antropológicas y sociales que están en juego en el proceso de reconciliación.

1)        Conflictos al interior de uno mismo. Reconciliación con uno mismo (dimensión antropológica y psicológica).

2)        Conflictos con la experiencia de sentido.  Reconciliación con Dios y la experiencia de sentido (dimensión teológica y religiosa).

3)        Conflictos intersubjetivos. Reconciliación intersubjetiva (dimensión social/ intersubjetiva).

4)        Conflictos sociopolíticos. Reconciliación sociopolítica (dimensión política e institucional).

5)        Conflictos (destrucción) con (d) el medio ambiente. Reconciliación con la creación (dimensión ecológica y ambiental) (Servicio Jesuita a Refugiados-Colombia, 2020, p. 7).

     Es importante ver cómo cada nivel de conflicto abarca varias dimensiones del ser humano. Es importante también, tener presentes estos cinco niveles de conflicto, pues sino las estrategias que se puedan plantear podrían estar quedando en el nivel de reconciliación intersubjetiva y a lo mejor se requiere ir un poco más allá. Se vio arriba cinco tipos de niveles que conciernen, prácticamente, a diez dimensiones del ser humano. La pregunta podría ser, ¿hay alguna dimensión humana que no se vea afectada por los conflictos y que no requiera reconciliación? 

La reconciliación tiene como objetivo final la creación de relaciones justas en todos los niveles (con uno mismo, con los demás, con la naturaleza y con las diversas fuentes de vida o de sentido), es decir, retejer las relaciones y vínculos que el conflicto armado y la violencia han destruido; de tal forma que se haga posible la convivencia conjunta de aquellos que antes estaban enfrentados (Servicio Jesuita a Refugiados-Colombia, 2020, p. 9).

 

     Cada uno de los niveles expresados arriba tiene una lógica diversa que es necesario comprender en el sentido que tiene para la construcción de una reconciliación integral que abarque las diversas dimensiones del ser humano. Así las cosas, para cada nivel se precisarán contenidos diferentes. Se presentará un acercamiento inicial acerca de qué contenidos podría trabajarse en cada nivel. De este modo se ve la complejidad y la transdisciplinariedad que permite a su vez la necesidad del ojo de diversas disciplinas.  A continuación, se presenta un índice elaborado por una organización para que se visualice la amplitud:

 

     Reconciliación personal: 1. Reconciliación consigo mismo. 2. Nuestro cuerpo: territorio de paz y reconciliación. 3. Espiritualidades. 4. Sanación de las heridas

     Reconciliación con Dios: 5. Reconciliación y perdón en la Biblia. 6.    Reconciliación y sacramento. 7. Comunidades eclesiales reconciliadas y reconciliadoras. 8. Reconciliación como lugar de encuentro ecuménico e interreligioso.

     Reconciliación interpersonal: 9. Mediación y empatía. 10. Reconciliación con las diversidades (étnicas, de género, etc.) 11. Transformación de los conflictos. 12. Perdón.

     Reconciliación sociopolítica: 13. Verdad. 14. Memoria. 15. Justicia. 16. Reparación. 17. Desarrollo socioeconómico. 18. Instituciones políticas, justicia operante y seguridad. 19. Cultura de paz, convivencia y no violencia.

     Reconciliación con la creación: 20. Dios actuante y reconciliante en la creación. 21. Responsables de la casa común. 22. Ecología Integral (Servicio Jesuita a Refugiados-Colombia, 2020, p. 9).

 

     Habrá que darle contenido concreto y abordar lo que haga falta dependiendo del conflicto que se tenga al frente. La reconciliación pone en juego distintos componentes, se puede abordar desde distintos modelos según qué componente se priorice y, lo cierto es que siempre demandará distintas fases o momentos pues, como se ha señalado, es un proceso.

     Termínese este apartado puntualizando una serie de características de la reconciliación que plantea Villa-Vicencio (2004) y que parecen pertinentes, a saber:

     La reconciliación no implica necesariamente el perdón. Esto tiene que ver con la diferencia que se da entre la reconciliación política y la religiosa.

     La reconciliación interrumpe un patrón establecido de acontecimientos. En algún momento podrá ser acordar dejar de matarse, darse un tiempo para pensar nuevas formas para vérselas con el conflicto.

     La reconciliación es un proceso. Dicho proceso a veces podría dar saltos hacia atrás. No hay que verlos siempre hacia adelante. Sobre todo, si se trata de matanzas, de agresiones sostenidas en el tiempo. Es necesario descargarse, sanar, oír.

     La reconciliación tiene que ver con el diálogo. Tiene que ver con la comunicación-escucha atenta y con la conversación profunda entre seres humanos, en este sentido, aporta humanidad a los involucrados.

     La reconciliación requiere tiempo y espacio para el duelo, la rabia y el dolor, así como para la sanación.

     La reconciliación implica comprensión. La comprensión no conduce automáticamente a la reconciliación, pero es un paso necesario. No implica reducir el mal hecho sino transformarlo.

     La reconciliación implica el reconocimiento de la verdad. No sirven las justificaciones o la mentira.

     La reconciliación tiene que ver con la memoria. La memoria silenciada clama ser oída y hasta que no se dé ese acto de escucha no habrá encuentro profundo y solo esto es lo que puede suscitar la reconciliación y el restablecimiento de las relaciones rotas.

     La reconciliación tiene que ver con la búsqueda de la justicia. Esto implica la exigencia de retribución y restitución.

     Se trata de la supervivencia. Siempre será un concepto difícil, pero pone en juego en qué medida se quiere entregar un mundo mejor libre de odios y deseos de venganzas a la siguiente generación. (pp. 6-8)

 

     Ahora para culminar estos referentes teóricos hace falta hablar de la Compañía de Jesús y la espiritualidad ignaciana. Para ello habrá que señalar elementos para que el lector se ubique y comprenda las raíces de su espiritualidad.

La Compañía de Jesús y la espiritualidad ignaciana

     Sus fuentes espirituales se concretan en unos documentos que han sido plasmados bajo la sazón de una experiencia. El principio de que esos documentos se han de adaptar a “tiempos, lugares y personas” les recorre de inicio a fin. Como primer elemento hay que mencionar el que se remonta a la experiencia profunda vivida por Iñigo López de Loyola hacia mediados del año 1521. Comenzó a distinguir que ocurrían cosas en su interior. Esto, con el tiempo y el enriquecimiento de su propia experiencia, le llevó a escribir el libro de los Ejercicios Espirituales, fuente de la experiencia profunda de los miembros de esa orden llamados jesuitas. 

     Antes de seguir, ¿qué son los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola? Es un método de oración cristiana formulado por Ignacio de Loyola y aprobado por la autoridad pontificia en 1540. Son una secuencia ordenada de meditaciones, oraciones, ejercicios mentales y contemplaciones que surgen de la profunda experiencia espiritual que Ignacio vive a partir de su conversión, con el fin de ayudar al que se ejercita en ellos a descubrir cuál es la voluntad de Dios para su vida. Están diseñados para ser realizados por un período de 28 a 30 días. El libro tiene aproximadamente 200 páginas. Ver Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola (2005).

     La experiencia de los Ejercicios Espirituales Ignacianos se hace en silencio y bajo la guía del acompañante. Pero es posible adaptar el mes de Ejercicios Espirituales a la situación real de cada ejercitante. De aquí que se puedan hacer adaptaciones o versiones reducidas de 8, 5 o hasta 3 días. Está movido por la visión antropológica cristiana e ignaciana que desarrolla López (2019a). El sustento teórico de los ejercicios espirituales es la experiencia religiosa y de fe vivida por Ignacio de Loyola, confirmada por la iglesia católica y la experiencia posterior de personas que han vivido esa experiencia de encuentro personal con Dios. Todo esto está basado en la posibilidad de que Dios se comunica directamente con su creatura y lo sana, lo reconcilia consigo mismo, con los demás, con la humanidad y con Dios mismo. El método de los ejercicios espirituales acompaña el proceso de encuentro entre Dios y el cristiano, por eso es un camino personal. Ha habido diversas aplicaciones de los Ejercicios Espirituales. Al respecto expresa Iparaguirre 1973 (citado por Bermúdez-Goldman, 2018) lo siguiente:

Una rápida mirada al trabajo seminal sobre la historia y la práctica de los Ejercicios Espirituales, revela la sorprendente cantidad y variedad de formas, duración, contenidos y métodos utilizados para ofrecer los Ejercicios ignacianos desde el principio. (p. 379) 

 

     Un segundo elemento es la fórmula del instituto, que es la bula papal de confirmación conocida con el nombre de Exposcit debitum del 21 de julio del 1550. En ella se establece que esta orden ha sido fundada para “reconciliar a los desavenidos” (p. 28). También se dice en ella que eso se hará a través de “ejercicios espirituales” (p. 28).  Esta fórmula da pie para preparar otros de los documentos importantes en la orden llamada las Constituciones de la Compañía de Jesús. Ellas son el documento que regula la razón y el modo de ser de la orden. Lo más resaltante de ella es que Ignacio se tomó varios años para redactarlos y la muestra es tal que en 500 años se ha reformado más bien poco.

     Parte de la experiencia espiritual de Ignacio lo constituye su diario espiritual. Se trata de apuntes espirituales sueltos de una parte de la vida de Ignacio. Recogen el cómo intentaba tomar nota de lo que le ocurría por dentro y las grandes experiencias espirituales que experimentó. Muy unido a ello se encuentra el epistolario o cartas que el mismo Ignacio escribió y que son fruto de su comunicación escrita con muchos jesuitas esparcidos por el mundo. De ellas se desprenden sentires, pareceres y modos de ver el mundo y las cosas que tenía Ignacio. Otro elemento importante de la espiritualidad ignaciana lo constituye los elementos que el mismo Ignacio señala en su autobiografía, que, luego de mucha insistencia, asintió en dictar a un compañero de la orden. Ignacio es capaz de ver elementos de su vida y dividirla en etapas lo cual da pista de que se consideraba un peregrino, como muchas veces lo dijo, es decir, como un hombre en camino, siempre en búsqueda de lo que Dios le pedía.

     Bien pronto la orden comenzó a tener colegios regentados por ellos para formar a jóvenes ya en su modo de vivir la fe católica. Ya en 1599 se diseñó una suerte de manual pedagógico sobre cómo debía estructurarse y qué debe hacerse en los colegios de los jesuitas. Para ello se tomaron las mejores experiencias. Este proceso se dio con mucha calma. Ya que el primer colegio se había fundado al menos 30 años antes. Este manual pedagógico es lo que hoy se le conoce como la Ratio Studiorum. Estuvo vigente hasta 1814 cuando la orden fue suprimida. Luego en 1986 hubo una actualización de los elementos rescatables de aquella Ratio para el siglo XX y salió el documento llamado Características de la educación de la Compañía de Jesús.

     Pocos años después la comisión que elaboró el documento anterior produjo otro llamado Paradigma Pedagógico Ignaciano (PPI) que intenta agrupar la lógica interna del proceso espiritual de los Ejercicios y aplicarla de modo práctico en la educación. Salen de allí una secuencia de cinco pasos (Contexto, experiencia, reflexión, acción, evaluación) que pasa a ser conocido como el PPI como un método alineado y surgido de la experiencia espiritual reflexionada y llevada a lenguaje pedagógico ya del siglo XXI. Es un paradigma ecléctico y que bebiendo de su propia fuente es capaza de tomar e incluir elementos de otros paradigmas. Esa es su principal fortaleza. De modo que desde el mismo PPI será posible vincular a la espiritualidad ignaciana con los otros elementos que se busca relacionar en esta tesis.

     La Compañía de Jesús desarrolla múltiples trabajos, llamados apostolados. Sosa (2017) expresa que un apostolado es un modo de “anunciar más efectivamente la Buena Noticia del Evangelio, de aprender a captar la presencia de Dios en el mundo y la acción de su Espíritu en la historia, para sumarse a ella y contribuir a la liberación humana” (p. 1).

     Ahora bien, al ser muchos los apostolados en cada uno de ellos se pueden rastrear con facilidad una huella común, un espíritu de cuerpo. Así los jesuitas tienen un apostolado intelectual, de pensar, de tomarse las cosas en serio. Expresa Sosa (2017) que:

…es central en la misión de la Compañía hoy, como lo ha sido desde sus inicios. La complejidad de los problemas del mundo hace siempre urgente y central la reflexión intelectual para poder realizar un servicio calificado a la humanidad desde la misión de la Iglesia. (p. 1)

 

     Se llevan observatorios astronómicos vaticanos, se reflexiona en universidades y colegios y sobre diversos temas que requieren de larga formación y solidez. Así también está el apostolado propiamente educativo, llevado a cabo por una gran red de colegios y universidades a lo largo del mundo. Al respecto Cerpe (S/F) expresa que:

San Ignacio nunca pretendió diseñar un modelo pedagógico. Nunca fue profesor, sin embargo, ha sido un auténtico maestro y educador para la humanidad. Precisamente, detrás de sus escritos y en particular de sus dos obras maestras, los Ejercicios y las Constituciones, nos permite descubrir toda una rica pedagogía. (pp.107-108)

     También hay miles de jesuitas sumergidos en el apostolado social, cercano a los marginados, a los pobres, a los sencillos y apoyándoles en su construcción como sujetos libres y liberadores. Así lo expresa el documento institucional de la orden para ese sector llamado Características del Apostolado Social de la Compañía de Jesús (1998) cuando dicen que …“en el seguimiento de Jesús según el Evangelio, una característica nuestra es vivir nuestra espiritualidad ignaciana y nuestra tradición jesuita al interior de una implicación social, de un compromiso social” (p.10).

     Y también tiene el apostolado espiritual, que consiste en dar los ejercicios espirituales a todos los que lo deseen y, en especial, a los vinculados con ellos. También se llevan a cabo múltiples adaptaciones a esos Ejercicios. Últimamente han surgido unos que se abren camino con el nombre de Ejercicios Espirituales en clave de reconciliación, que, de por sí, ya nacen vinculando al menos dos de los aspectos que se quieren vincular en esta tesis.

     La espiritualidad es una interioridad en acción, proyectada hacia fuera de ella misma en la búsqueda de valores que brotan desde dentro. Para Dhotel (1991), experto en espiritualidad ignaciana, una espiritualidad es tres cosas: “una manera de hablar de Dios, un camino para ir a Dios, una familia espiritual” (p.7). Así pues, el compendio de estos documentos -siempre actualizados a “tiempos, lugares y personas” - los retos propios de cada uno de los apostolados y las experiencias que les subyacen y sustentan es lo que se tiende a llamar; espiritualidad ignaciana. Es decir, es el modo de vivir y buscar estos valores desde los elementos propios legados por Ignacio. Para completar este último apartado se pasará a establecer tres rasgos claves de la espiritualidad ignaciana. 

     La máxima que reza “según tiempos, lugares y personas” invita a una característica que es transversal de la espiritualidad ignaciana que es el discernimiento que es precisamente esa capacidad para hurgar hacia el interior y hacer lectura de los sentimientos que se asociaban a las distintas ideas y mociones que iba teniendo y descubrir en ellos las mociones que inspiran vida y que el creyente llega a descubrir como la voluntad de Dios. La Compañía de Jesús cuenta con dos grandes medios de profundización y difusión de su espiritualidad. Así se creó en 1925 la revista Manresa -que ya lleva 367 ejemplares- y tiene por finalidad dar a conocer la espiritualidad ignaciana y todos los temas afines a ella. Puede consultarse en su sitio web. Más tarde se creó la Colección Manresa que ya lleva más de 71 ejemplares y como parte de esta colección se editó en el año 2007 el Diccionario de Espiritualidad Ignaciana que contiene 383 artículos, redactados por un equipo internacional de 157 especialistas de 25 países diferentes. Posee más de 3.800 referencias bibliográficas, cuidadosamente seleccionadas.

     Ignacio mantenía siempre bien integradas las tres dimensiones de su vida: Dios, la persona humana, y la creación. Estos serán los tres polos que fundan la experiencia ignaciana, y que hay que vivir juntos, pues los tres son necesarios, pero hay que vivirlos juntos en el vínculo del amor. En este sentido, Buroz, (S/F) señala que hay tres visiones características propias de la Espiritualidad Ignaciana:

     a) Una visión antropológica: es optimista y esperanzadora, pues considera al ser humano bueno por naturaleza. Es un ser creado, invitado a una vida con sentido y a crecer -desarrollarse- en plenitud, merecedor de dignidad y respeto desde su concepción hasta el último aliento de vida, poseedor de derechos inalienables (p.23).

     Según Ruiz (2007) en la Espiritualidad ignaciana se entiende que “la esencia de lo humano es relacional, ex-céntrica, abocada a Dios, en dependencia de lo trascendente” (p. 944), pero esto pasa por ser un ser-con-los-otros y un ser-en-el-mundo. Esta relacionalidad es el ámbito para cultivar la capacidad de amar y ser amado. El fruto de esta dinámica relacional y la experiencia profunda del agradecimiento es la fuente de un Magis que busca hacer cosas grandes por Dios a través del servicio a los otros. Este ideal, “y el reconocimiento de la propia impotencia marcan la mística ignaciana, magníficamente caracterizada por el conocido eslogan “Hacerlo todo como si nada dependiera de Dios, esperarlo todo de él como si nada dependiera de nosotros” (Caravias, 2009, p. 5).

     b) Una cosmovisión: la Espiritualidad ignaciana habilita a las personas a percibir al mundo desde un conjunto de creencias y valoraciones, fundamentalmente positivas.  El mundo es el escenario para el encuentro entre Dios y los seres humanos. “Hay que tener experiencia de Dios en el mundo: se trata de contemplar el mundo y de ver en él la acción de Dios. Hay que encontrar a Dios en todas las cosas” (Caravias, 2009, p. 5).

     El mundo es entendido como don y como tarea.  Es don, en tanto que el Dios de la Creación se lo da a la humanidad como un medio para que pueda crecer y desarrollarse en plenitud.  Es tarea, pues se comprende como inacabado y debe ser optimizado, humanizado, para que pueda convertirse en la casa de todos, en el sentido más amplio de la expresión. “Surge así una mística operativa, transformadora y comprometida, que asume el riesgo de la libertad y que busca canalizar las energías humanas. La experiencia de Dios debe generar el dinamismo (…) para cambiar el mundo” (Caravias, 2009, p. 5).

     c) Una teología: la espiritualidad ignaciana, en consonancia con la inspiración cristiana de enfoque católico, presenta al Dios de Jesús, uno y trino, como fuente de vida, dador del ser a todas las cosas. Esta perspectiva teológica de Ignacio muestra a un Dios que contempla cómo la humanidad ha roto el orden bueno que él había propuesto para ella, que tal situación genera dolor y, dado que no es indiferente, por amor a su Creación, opta por la encarnación (ser para los otros), involucrándose plenamente (ser con los otros), a fin de restablecer el orden, precisamente en los contextos donde ha sido fracturado. La perspectiva teológica presenta a un Dios que ha optado por la humanidad hasta el extremo (Buroz, S/F, p.25).

     Con lo dicho hasta acá se establecen los principales referentes teóricos de los tres elementos que se intentará vincular a lo largo de la investigación que se quiere llevar adelante. Ahora es menester seguidamente, a ofrecer las coordenadas metodológicas y la selección hermenéutica.

 


CAPÍTULO III

COORDENADAS METODOLÓGICAS Y SELECCIÓN HERMENÉUTICA

     Una vez que hemos descrito el objeto de estudio y los antecedentes de esta investigación, es menester abocarse a ir desglosando los principales aspectos de la investigación que se quiere efectuar. Expresar el desde cuál perspectiva se entenderá el conocimiento, cómo se abordará el problema, lo que se busca como utilidad del estudio es lo que aborda este capítulo. De allí se ha de integrar lo que señala Balestrini (2001), al expresar que “el marco metodológico es la instancia representada a los métodos, las diversas reglas, registros, técnicas y protocolos con los cuales una teoría y su método calculan las magnitudes de lo real” (p. 114). Estas magnitudes son concretas y específicas para poder abordar este pequeño resquicio de la realidad para llegar a decir algo significativo sobre él. Este capítulo aborda cada uno de estos aspectos.

Paradigma

     Un primer aspecto es definir el paradigma. Dice Sautu (2005) que “el paradigma es la orientación general de una disciplina, el modo de orientarse y mirar aquello que la propia disciplina ha definido como su contenido temático sustantivo”, (p.24).  Involucra una visión del mundo y su naturaleza. Es un primer lente que se pone el investigador al abordar la realidad. Como expresa Kuhn (2005) cada “paradigma delimita el campo de los problemas que pueden plantearse, con tal fuerza que aquellos que caen fuera del campo de aplicación del paradigma ni siquiera se advierten” (p.11). Es normal que lo delimite de tal modo que ya se enrola en un horizonte que lo enrumba y direcciona. El paradigma seleccionado para esta investigación será uno de los cuatro que plantea Cerda (1995), a saber: el paradigma interpretativo. Este paradigma se asocia fundamentalmente con la investigación cualitativa, de la cual se tratará más tarde.

     El interpretativismo, señala Bautista (2011), “se basa en el ejercicio de la interpretación que es el acto por el que otorgamos determinado sentido a cierta realidad en la que se muestra alguna intencionalidad” (p. 46). Es el mismo que llama, Padrón (2018), como el vivencialista-interpretativista porque está “orientado al desentrañamiento de significados socioculturales, a la traducción introspectiva de simbolismos micro y macro-grupales, a la crítica de las interacciones humanas, a las herramientas hermenéuticas” (p. 8). Además, el mismo Padrón (2001) agrega:

 

…la vía más apropiada para acceder al conocimiento es una especie de simbiosis entre el sujeto investigador y su objeto de estudio, una especie de identificación sujeto-objeto, tal que el objeto pase a ser una experiencia vivida, sentida y compartida por el investigador (de ahí el calificativo de Vivencial) (pp. 5-6) [Negritas incorporadas].

 

     Hay que resaltar la palabra simbiosis y la de experiencia vivida, sentida y compartida. Esto es clave en este paradigma y lo será en esta investigación. Pues bien, si adoptamos esta tipología las realidades que pueden ser objeto de interpretación son aquellas que se estiman involucradas con la acción de algún sujeto. En esta investigación estarán involucrados ámbitos humanos como la interioridad, la reconciliación y esto desde una espiritualidad cristiana de deseo de abordar esta realidad humana compleja. Esas realidades pueden ser objetos, productos, o presupuestos de esa acción. En la corriente interpretativa se sustituyen parámetros de predicción y control por …“comprensión significado y acción” (p. 46).

     Su finalidad no es buscar explicaciones causales o funcionales de la vida social y humana, sino profundizar nuestro conocimiento y comprensión de por qué la vida social se percibe y experimenta tal como ocurre. De allí parte el cómo el ser humano se enfrenta a la posible reconciliación personal y comunitaria desde la densidad propia y desde un modo de ver la vida, el mundo, a si mismo y a la divinidad. Estas realidades entran en juego como catalizadores que le permiten desarrollar herramientas y habilidades personales para que esos procesos se vivan. Señala Bautista (2011) que:

…el propósito de la ciencia social, dentro del paradigma cualitativo-interpretativo, es revelar el significado de las formas particulares de la vida social mediante la articulación sistemática de las estructuras de significado subjetivo que rigen las maneras de actuar de los individuos. (p. 14)

 

     Un individuo puede ser también un cuerpo de seres humanos como lo es una congregación religiosa católica, en este caso la Compañía de Jesús y su modo de trabajar la reconciliación desde la formación humana de la dimensión profunda del ser humano abierto a la divinidad que le trasciende. Bajo esta tradición, la realidad es un constructo social: la realidad social del trabajo por la reconciliación desde una pedagogía de la interioridad no es algo que exista y pueda ser conocido con independencia de quien quiera conocerla. Este es uno de los elementos de los que se ha de dar cuenta en esta investigación.

     Corbetta (2007) manifiesta que el paradigma interpretativo “puntualiza la interpretación como un proceso gradual, en el cual la aparición de nuevos indicadores es el resultado de la incorporación de estos en sistemas cada vez más complejos” (p. 26). Es posible que en el transcurso de la investigación vaya dándose ese proceso gradual y la aparición de esos indicadores.

 

Enfoque

     Por lo que se va diciendo y ya mencionado supra esta investigación tendrá una orientación cualitativa. Según Bautista (2011) la investigación cualitativa en las ciencias sociales, tiene como eje fundamental “el profundo discernimiento del proceder humano y los motivos que lo rigen (…) se vale de dos términos interrogativos básicos que son el por qué y el cómo de un hecho social” (p. 8). Se basa en la toma de muestras pequeñas, esto es la observación de grupos de población reducidos. Este es el segundo aspecto para poder enmarcar la investigación. Los autores Hernández, Fernández y Baptista (2014) manifiestan esta definición de los estudios descriptivos de Dankhe. Expresan que este enfoque 

…se guía por áreas o temas significativos de investigación. Sin embargo, en lugar de que la claridad sobre las preguntas de investigación e hipótesis preceda a la recolección y el análisis de los datos (como en la mayoría de los estudios cuantitativos), los estudios cualitativos pueden desarrollar preguntas e hipótesis antes, durante o después de la recolección y el análisis de los datos. (p. 56)

 

     Se desarrollará con un enfoque cualitativo-interpretativo que busca comprender el complejo mundo de la experiencia vivida desde el punto de vista de las personas que la viven y están pensando en cómo desarrollarla en el seno de una institución y desde lo que le expresan los documentos institucionales y lo que ya, tímidamente van haciendo en esa dirección. (Taylor y Bogdan, 1987). Así, para Martínez (2006),

…en toda investigación cualitativa el investigador deja que las palabras y acciones de las personas hablen por sí mismas; pero es él quien ordena los datos de acuerdo a lo que piensa que es importante, de allí que en la investigación se busca que los informantes clave expresen sus vivencias o experiencias. (p. 128)

 

     En esta investigación se priorizarán los temas desde lo que cada aspecto es. Así, por ejemplo, se verá lo que es la reconciliación; lo que se busca con ella; el qué es la interioridad y cómo se puede vincular esta a una formación humana desde una espiritualidad cristiana concreta y desde lo que los informantes irán destacando.

Diseño para abordar el objeto de conocimiento

     El diseño que se ha concretado es un diseño descriptivo, que, como dice Padrón (2001), “parten del hecho de que hay una cierta realidad (o sector del mundo) que resulta insuficientemente conocida y, al mismo tiempo, relevante e interesante para ciertos desarrollos” (p.1). Y, según las fuentes que originan la información será documental y de campo ya que planteará las posibilidades teóricas y metodológicas de nuevas interacciones y vinculaciones entre la pedagogía de la interioridad, la reconciliación y la espiritualidad ignaciana iluminada por entrevistas a personas que van transitando intuitiva e inductivamente este camino. Como Arias (2016) explica:

La investigación documental es un proceso basado en la búsqueda, recuperación, análisis, crítica e interpretación de datos secundarios, es decir, los obtenidos y registrados por otros investigadores en fuentes documentales: impresas, audiovisuales o electrónicas. Como en toda investigación, el propósito de este diseño es el aporte de nuevos conocimientos. (p.27)

     Se considera una investigación de campo o diseño de campo, como Arias (2016) también expone:

La investigación de campo es aquella que consiste en la recolección de datos directamente de los sujetos investigados, o de la realidad donde ocurren los hechos (datos primarios), sin manipular o controlar variable alguna, es decir, el investigador obtiene la información, pero no altera las condiciones existentes (Arias, 2016, p.31).

 

     Esta investigación recogerá los datos de los individuos que se van a entrevistar sin dejar de estar atentos a las categorías que surjan de las mismas fuentes documentales indicadas.

 

Métodos

     Para Lopera, Ramírez, Zuluaga y Ortiz (2010), “el método es un camino, una manera de proceder” (p. 17). Al ser esta investigación de carácter mixta, se habrá de usar dos métodos diferentes. El método que se usará es el método fenomenológico con el que, según Fuster (2019) “se enfoca en las vivencias y destaca el sentido que envuelve lo cotidiano, el significado del ser humano, es decir, la experiencia que somos. La fenomenología es sensible a la problemática desatada en torno al mundo de la vida” (p.207). Esto se une a lo que plantea Behar (2009), al decir que “a partir del mundo conocido y de las experiencias intersubjetiva se puede lograr una interpretación en la diversidad de símbolos”. (p.45). El método fenomenológico se centra más en lo que piensan o interpretan los sujetos sobre su experiencia que en ver la propia experiencia.

     Es relevante mencionar que una de las preguntas más esenciales en una investigación bajo este método es ¿cuál es el significado, estructura y esencia de una experiencia vivida por una persona, grupo o comunidad respecto a un fenómeno? Si bien es cierto, esta interrogante puede ser respondida por personas que se encuentran presentes en el mismo fenómeno objeto de estudio, pero pueden concebirlo desde diversas realidades. En esta investigación será así porque habrán hecho distintas cosas, en distinto orden y en distintos países. De allí surge la diversidad de concepciones de los informantes y la necesidad de abordar de manera cualitativa la esencia de la misma. 

     Las fases de abordaje del método fenomenológico, según Hernández, Fernández y Baptista (2014), son las siguientes: se debe definir el fenómeno de interés en el planteamiento del problema. Aquí es la vinculación que los informantes establecen desde su experiencia o desde sus ideas entre la pedagogía de la interioridad, el trabajo de la reconciliación y la espiritualidad ignaciana. Esto es el contexto y los participantes. Se busca que hayan experimentado al menos dos elementos del fenómeno. Se buscarán también los antecedentes en el análisis documental que se hará para fines de la contextualización.

     El tercer paso es la recolección de la información como tal. Para ello, se debe recabar la información mediante entrevistas a profundidad, que según Mendieta, Ramírez y Fuerte (2015), va apoyada por una guía temática con preguntas abiertas sobre los aspectos generales del tema objeto de estudio. El propósito de la misma es obtener a partir del discurso de los informantes la experiencia vivida en sentido fenomenológico.  Se busca poder obtener varias descripciones y narrativas de la experiencia objeto de estudio. Posteriormente se debe transcribir las narrativas de la experiencia y agregar todos los materiales e información en la base de datos de análisis cualitativo. Adicionalmente, se procede a revisar las descripciones y la información para poder tener noción general de lo que se obtuvo.

     De este modo, se pueden identificar las unidades de análisis y generar categorías, temas y patrones presentes en las mismas narrativas de los informantes sobre la experiencia o fenómeno. Esto permitirá descubrir la conexión entre las experiencias de los participantes en relación con el fenómeno estableciendo vínculos entre las categorías y temas. Para ello se pasa a la categorización, el conocimiento de las diversas visiones a partir de las experiencias de los informantes, la estructura referente a las categorías que conforman el fenómeno y el contexto referente al tiempo, lugar y situación.

     Lo anterior lleva al desarrollo de una narrativa general que incluya categoría y temas comunes presentados como redes para establecer los vínculos dentro del proceso. Para obtener la descripción del fenómeno a partir de las experiencias comunes y las categorías emergentes de las mismas experiencias contrastándolas con el análisis documental para pasar al uso de la teoría fundamentada como como esquema de análisis de las entrevistas, adicional al análisis de contenido en lo documental, luego de revisar bien la teoría respectiva

     Ahora bien, el método que se usará para el análisis de la investigación documental será el método analítico que es “un camino para llegar a un resultado mediante la descomposición de un fenómeno en sus elementos constitutivos” (p. 18). Dichos autores proponen cuatro procesos que permiten aproximarnos a los diversos niveles de un discurso. Estos son: entender, criticar, contrastar e incorporar.

     Se vuelve casi imprescindible un análisis del discurso cuando se quiere profundizar en la contrastación dialéctica entre la teoría y la práctica, entre lo poco que se ha hecho y lo que se visualiza como posible de hacer. Este hecho nos conduce a “un análisis discursivo, a un comentario de significantes, si queremos contrastar y dialectizar” (p. 22). El entender, como paso que se mencionaba arriba, se relaciona con una captación intelectual; criticar se refiere a las comparaciones realizadas en el plano del discurso en sí mismo; contrastar tiene que ver con los efectos que produce el discurso en la experiencia, e incorporar nos habla de llevar al cuerpo, asimilar un discurso, apropiarse del mismo, convirtiéndolo en una cualidad. Fue seleccionado esta modalidad ya que son “formas distintas de aproximarse a un discurso que, si se conjugan, brindan una perspectiva mucho más rica para el análisis” (Lopera; Ramírez; Zuluaga y Ortiz, 2010, p. 18-19).

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Escenarios

     Los escenarios de esta investigación son las diversas prácticas educativas del trabajo de la reconciliación, entendidas desde la pedagogía de la interioridad y la espiritualidad ignaciana con sentido de proceso, llevados a cabo por la Compañía de Jesús como orden religiosa católica a lo largo del mundo. Los que serán entrevistados han trabajado con diversidad de personas especialmente adultos y en ambientes educativos informales.

Fuentes de información

     Hay unos documentos básicos primarios y otros secundarios. Entre los primarios están los propios del magisterio ignaciano. En ellos se encuentran los siguientes: Obras de Ignacio de Loyola (1997). Documentos oficiales de la Compañía de Jesús. Es el documento que agrupa las bulas fundacionales, el trabajo que hacían los primeros religiosos de esta orden y la experiencia pedagógica que proponen. Un segundo documento es uno reciente y que aglutina el llamado directo y concreto al trabajo por la reconciliación. Nicolás, A. (2014). Respuesta a las cartas ex oficio. En ACTA ROMANA SOCIETATIS IESU. Volumen XXV FASCICULUS IV. 1- pp. 1039-1045. Se trata de una consulta y un impulso mundial sobre el tema y unas grandes líneas de acción planteadas ya en 2014 que pueden dar norte a lo que se encuentre en esta investigación. La Congregación General 36 como documento emanado del ente legislativo de la orden en Congregación General 36. Compañía de Jesús. (2017). Compañeros en una misión de reconciliación y de justicia. Decreto 1. Grupo de comunicación Loyola: Bilbao. pp 51-76.

     Ha habido hasta la fecha dos discursos del Prepósito General a saber: Discurso del Padre General Sosa, A., 2017, Reconciliación y Justicia, PUC y el del 2018 IAJU: La universidad fuente de vida reconciliada, IAJU. Otra fuente primaria sería lo referente a la pedagogía de la interioridad. Se hace mención a las obras de tres autores sobre la interioridad. La educación de la interioridad. (Andrés (2017a); López (2017): Melloni (2018). Y una más reciente es sobre la pedagogía titulada: “La pedagogía ignaciana. Textos clásicos y contemporáneos sobre la educación de la Compañía de Jesús desde san Ignacio de Loyola hasta nuestros días” (2019).

     Entre la bibliografía secundaria están las siguientes:

     Dos artículos de Mauricio García y de Elías López, sj; número selecto de la revista Manresa; número selecto de la Revista Sal Terrae.

     Tesis de maestría de Papaluca, M. (2015). Hacer las pazes. El sentido de la reconciliación en la espiritualidad ignaciana. Trabajo final de maestría en espiritualidad ignaciana.

 

Actores

 

     El trabajo de campo será hecho a diversas personas que están intentando acercar estos ámbitos de modo inductivo y creo que allí hay claves dispersas que la investigación podría vislumbrar (un español, una argentina, un colombiano y tal vez un anglosajón). Hasta ahora estos son los siete (7) informantes clave.

     -Elías López, SJ. International Association of Jesuit Universities.  (IAJU). (1)

     -Francisco de Roux, SJ. Comisión de diálogo y reconciliación del conflicto armado colombiano. (1)

     -Hna. Nora Kviatkovski, Ejercicios espirituales en clave de reconciliación. (1)

     -María Luisa Berzosa González, facilitadora de experiencias. (1)

     -Jacques Haers, Ejercicios espirituales en clave de reconciliación. (1)

     -Lluis Ylla, doctorando en el tema de la interioridad. (1)

     -P. Leonel Narváez Gómez, director de la Fundación para el perdón y la reconciliación en Colombia. (1)

 

Criterios de selección

 

     Las fuentes principales y secundarias que se tomarán para la selección de los documentos han sido seleccionadas de acuerdo a los siguientes criterios: pertinencia, documentos directamente relacionados con el tema. Actualidad, que sean materiales que describan o inspiren experiencias que se estén dando o pensando recientemente. Impacto, sus acciones están dando qué pensar o inspirando nuevos modos de vinculación con diversos ámbitos. Vigencia, sus ideas invitan a arriesgarse y dar un paso adelante desde la llamada a los miembros del cuerpo llamado Compañía de Jesús. Oportunidades para la acción, porque lo escrito genera nuevas oportunidades y se comienza a visualizar una novedad.

     En cuanto a los criterios de selección de los informantes clave se cuenta con los siguientes: que posean una experiencia personal en, al menos dos, de los tres aspectos a relacionar. Por otro lado, que sean actualmente responsables o animadores de este ámbito en algún nivel de la estructura de la congregación. Que tengan visión de acciones que se pueden seguir emprendiendo o que visualicen escenarios posibles. Y por último podría incorporarse alguno por recomendaciones de los primeros tres informantes clave. Con la lista de siete se ha seguido este criterio. Se hace con el conocimiento de lo riesgoso que puede ser.  

Técnicas e instrumentos de recolección de información

     Según Arias (2016) la técnica “es cualquier recurso, dispositivo o formato que se utiliza para obtener, registrar o almacenar información” (p. 69). Las técnicas que se usarán serán el análisis documental y el análisis de contenido de las teorías sustanciales para, de allí, vincularlas de cara a sus potencialidades de acción. Dice Tinto (2013) que “analizar un contenido supone estudiar los contenidos de un material” (p.139). Es, según Krippendorff (1980), una técnica de investigación destinada a formular, a partir de ciertos datos, inferencias reproducibles y válidas que pueden aplicarse a su contexto” (p. 29). Este análisis se valdrá de cuadros comparativos y matrices de análisis.                                                          

     De cara al trabajo cualitativo se utilizará como instrumento la entrevista. Para ello se desarrollará un instrumento con una guía de observación y las preguntas de la entrevista. Para Bisquerra (2016), la entrevista:

Es una técnica cuyo objetivo es obtener información de forma oral y personalizada, sobre acontecimientos vividos y aspectos subjetivos de la persona como las creencias, las actitudes, las opiniones, los valores, en relación con la situación que se está estudiando. (p. 328)

 

     La entrevista individual en profundidad que, por lo general, según Sandoval (1996), “su empleo implica la realización de varias sesiones con la misma persona” (p. 144). Se comienza con una primera entrevista de carácter amplio que parte de una pregunta generadora y que busca no sesgar un primer relato, que será el que servirá de base para la profundización ulterior. Sandoval (1996) considera, en tal sentido, que “la propia estructura, con que la persona entrevistada presenta su relato, es portadora en ella misma de ciertos significados que no deben alterarse con una directividad muy alta, particularmente, lo repetimos, al comienzo del proceso” (p. 145).

Estrategias de procesamiento de la información

     Se usarán los métodos propios de la teoría fundamentada. Sandín (2003), citando a Mertens 1998, establece que la característica definitoria de la teoría fundamentada es “que las proposiciones teóricas no se postulan al inicio del estudio, sino que las generalizaciones emergen de los propios datos y no de forma previa a la recolección de los mismos” (p. 20). Las teorías se construyen sobre la interacción, especialmente a partir de las acciones, interacciones y procesos sociales que acontecen entre las personas.

     Ya los fundadores, Strauss y Corbin (1994), señalan que una teoría “es una relación plausible entre conceptos y series de conceptos”. Dicha teoría, desarrollada por el investigador, “puede asumir la forma de una narración, una figura visual o una serie de hipótesis o proposiciones” (p. 21). Las técnicas propias de la teoría fundamentada son el microanálisis, la codificación, el muestreo teórico y la saturación teórica.

     Para el análisis de los resultados el investigador se apoyará en la Técnica de la Triangulación de Datos, de acuerdo con el significado que le da Oppermann, M. (2000), quien considera que:

Es un proceso de ampliación y verificación de los resultados y que en su desarrollo se tratan de identificar y corregir las limitaciones metodológicas, los sesgos de los datos y de los investigadores y supone el empleo de distintas estrategias, cuyo objetivo es verificar las tendencias detectadas en un determinado grupo de observaciones, de esta forma se logró analizar y contrastar los datos obtenidos, las observaciones directas a los sujetos y la consulta de textos. (p. 141)

 

     De esta triangulación emergerán categorías convergentes que generen posibilidades, ámbitos de vinculación de los elementos de la investigación. El análisis será apoyado por la herramienta ATLAS.TI versión 8.

 

Criterios de cientificidad de la investigación bajo orientación cualitativa

     Aquí se describirá muy brevemente los puntos de partida desde los que se quiere ofrecer un criterio para garantizar la cientificidad de esta investigación. Se colocará el nombre seguido de cómo será comprendido en la investigación.

     Consentimiento informado. Este criterio se fundamenta en la claridad y libertad que tiene el entrevistado para dejarse entrevistar y saber con claridad el uso que se hará de la información obtenida. Es un criterio ético. 

     Confirmabilidad. Según Guba y Lincoln (citados por Rada Cadenas, 2009) se refiere …“a la neutralidad de la interpretación o análisis de la información” (p. 1). Se desea evitar el peligro que constituyen las preferencias del investigador por lo que se quiere evitar sus prejuicios por lo que se emplean estrategias de triangulación y reflexión epistemológica. Por eso, concluye Rada (2009) que “la confirmabilidad o auditabilidad, se refiere a la forma en la cual un investigador puede seguir la pista, o ruta, de lo que hizo otro” (p.7). Para ello es necesario un registro y documentación completa de las decisiones e ideas que ese investigador tuvo en relación con el estudio.

     Adecuación instrumental. Adecuación instrumental, consiste en garantizar la aplicabilidad con suficiente descripción informativa que revele la pertinencia y correspondencia con los objetivos planteados en la investigación, de esa manera, la recogida informativa tenga desde este elemento de rigor, la posibilidad de agotarse a partir de la recurrencia en el escenario investigativo, se direccione así, a una saturación natural de la información sujeta a estudio, el cual en un momento ya no muestre elementos reveladores del objeto.

     Credibilidad. Se vale de la triangulación que se entiende, desde la perspectiva de La Torre Del Rincón, D. y Arnal, J. (1996), como una estrategia que se sirve de varias fuentes informativas, desde el contraste entre ellas, se pueda derivar la confirmación del dato y su respectiva interpretación. Para ver esto mejor Sandín (2003) establece que “la valoración de la información se hace en su recolección cuando esta puede ser tomada en distintos momentos y desde varias perspectivas entre ellas” (p.199). Se logra cuando los hallazgos del estudio son “reconocidos como reales por las personas que participaron en el estudio y por quienes han experimentado, o han estado en contacto con el fenómeno investigado” (Rada, 2009, p.1).

     Dependabilidad (dependability). Se refiere a la seriedad como análoga de confiabilidad de una investigación. Es entendida como un proceso sistemático que incluye a la autenticidad y se rige por tres criterios, a saber: “1) la conciencia reflexiva acerca de su propia perspectiva, 2) la apreciación de las perspectivas de los otros y 3) la imparcialidad en las construcciones, descripciones, representaciones y valores en los que se sustentan”. (Arias, M y Giraldo C, 2011, p. 503).

     Transferibilidad. Según Rada (2009) “es la posibilidad de trasladar los resultados a otros contextos o grupos similares” (Rada, 2009, p.1). Para ello se necesita hacer una “descripción densa del lugar y las características de las personas donde el fenómeno fue estudiado” (p.8). Así el grado de transferibilidad es función directa de la similitud entre los contextos donde ser realiza un estudio.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

REFERENCIAS

 

Andrés, E. (2009). La educación de la interioridad. Una propuesta para secundaria y bachillerato. Madrid: CCS.

Andrés, E. (2016). Los contenidos y técnicas de la EI en cada etapa educativa. Principios generales. Documento no publicado. Enero 2016.

Andrés, E. (2017a). Charla en el postgrado Experto Universitario de Educación de la Interioridad en Centro Educativos (E.EICE). 13 de enero. Madrid.

Andrés, E. (2017b). La educación de la interioridad en la escuela. El camino para que los niños se conozcan a sí mismos. En revista Religión y Escuela. N° 308, marzo. Pp 18-21. Madrid: PPC.

Alonso, A. (2011). Pedagogía de la Interioridad. Madrid: Narcea.

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